La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instó a los gobiernos de todo el mundo a adoptar una serie de medidas para enfrentar los desafíos generados por los cambios en el ámbito laboral, y una visión centrada en las capacidades de los individuos, de las instituciones y en un empleo decente y sostenible.
Ginebra .- El organismo internacional indicó que para un futuro de trabajo decente es necesario un programa centrado en las personas, y pidió a los gobiernos del mundo comprometerse a adoptar 10 recomendaciones.
Las propuestas proponen hacer frente a los desafíos generados por los profundos cambios sin precedentes que tienen lugar en el mundo del trabajo, y entre ellas destacan la garantía universal de empleo, la protección social desde el nacimiento hasta la vejez y el derecho al aprendizaje permanente.
El documento fue presentado en la sede de la OIT en Ginebra, en el marco del primer centenario de esa entidad del sistema de Naciones Unidas y copresidida por el presidente de Sudáfrica, Ciryl Ramaphosa, y el primer ministro de Suecia, Stefan Löfven, la Comisión propone una visión de un programa centrado en las personas, y llama a invertir en las capacidades de los individuos, las instituciones laborales y en el trabajo decente y sostenible.
Las recomendaciones incluyen dar garantía universal de empleos que protejan los derechos fundamentales de los trabajadores, asegure un salario que permita un nivel de vida digno, horas de trabajo limitadas, y lugares de trabajo seguros y saludables.
También estipula proporcionar una protección social desde el nacimiento hasta la vejez que atienda las necesidades de las personas a lo largo de su vida, y el derecho universal al aprendizaje permanente que permita que las personas se formen, adquieran nuevas competencias y mejoren sus cualificaciones.
El reporte propone ofrecer una gestión del cambio tecnológico que favorezca el trabajo decente, incluso a través de un sistema de gobernanza internacional de las plataformas digitales de trabajo.
Otras recomendaciones son hacer mayores inversiones en las economías rurales, verdes y del cuidado; una agenda transformadora y mensurable a favor de la igualdad de género; la reestructuración de los incentivos a las empresas, a fin de estimular las inversiones a largo plazo.
“Nos esperan innumerables oportunidades para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar las opciones disponibles, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial y mucho más”, apunta el texto.
