El plan propuesto por el Gobierno Federal para inmunizar a la población contra el COVID-19 sigue sin mostrar resultados positivos, los días avanzan y, lamentablemente, parece lejano poder vacunar por completo a los 4 grupos de población previstos para este año.
El gobierno y voceros defensores apuntaron que esto se debe a la mala distribución de las vacunas a nivel mundial, pueden tener razón en una parte, pero no en toda la historia.
Sí, es cierto que existe un acaparamiento de vacunas por parte de países desarrollados en detrimento de los países más pobres, es una realidad que la misma Organización Mundial de la Salud acusó recientemente.
El inconveniente aquí es que el Gobierno Federal no haya previsto o pensado este posible panorama al momento de elaborar su plan de vacunación, este simplemente se basó en proyecciones si todo salía al pie de la letra y se recibían las vacunas tal cual estaba previsto.
En filosofía hay algo llamado ¨Premeditatio Malorum¨ una frase del latín que dice ¨pre-estudiar el mal futuro¨ o ¨Hacer visualizaciones negativas del futuro¨.
Esta frase aplica en todos los niveles de nuestra vida porque de esta forma, evaluando todos los escenarios posibles, incluyendo los negativos, estaremos mejor preparados para responder a las situaciones que se nos presentan.
Si dejamos de lado la obvia distribución inequitativa a nivel mundial de la vacuna y nos vamos a qué derivó a México a caer en esta situación, qué se dejó de hacer o qué no se hizo correctamente podemos pintar un mejor panorama de los errores cometidos y así no cometerlos en el futuro, principalmente porque hay vidas en juego.
¿Cuáles fueron los errores del estancamiento del plan de vacunación?
Uno de los factores en común de los países que hoy cuentan el mayor número de vacunas, más allá de contar con el capital necesario para poder adquirirlas, es que son naciones que invirtieron en el desarrollo de la vacuna y que, de cierta forma, colaboraron en que esta llegara antes de lo que nos pudiésemos imaginar.
También son naciones que invierten por encima del 1,5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, investigación y desarrollo, es decir, ese interés por la ciencia trasciende a las mismas naciones y lo llevan al plano internacional.
De acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF), el presupuesto asignado a este rubro en 2020 representó el 0,38% del PIB.
El dato anterior, además de ser una violación a la Ley de Ciencia y Tecnología, que mandata un gasto anual de 1% del PIB, es contraproducente para nosotros mismos, el gasto que destinamos a la ciencia es menor al promedio de la región de América Latina y el Caribe, la cual se ubica en el 0,5%.
No quiero entrar en la discusión ética de que si sólo por invertir en el desarrollo de vacunas mereces recibir más vacunas que ningún otro, pero las naciones que colaboraron en ello lo hicieron pensando en el beneficio de su población y por eso ocupan los primeros lugares de vacunas aplicadas.
Pensar antes de actuar y actuar con sustento
Teniendo en cuenta lo anterior, las autoridades mexicanas no podían pensar que el panorama que idearon, incluso antes de que llegase el primer cargamento de vacunas al país, pudiese ocurrir.
No había sustento necesario que nos hiciera pensar que México podía primero recibir las vacunas que avisaron que llegaría y mucho menos inmunizar por completo a la población prevista en este 2021.
Hoy podemos decir que lo presentado a inicios de diciembre del año pasado por las autoridades no fueron más que proyecciones, no hubo plan, no hubo estrategia, no hubo una idea clara de cómo llegar al objetivo.
Hay una frase de Henry Ford que dice ¨ Visión sin ejecución es alucinación ¨. No niego que la intención de quienes están a cargo de la pandemia haya sido la mejor en cuestión de querer vacunar a la población, pero no tenían el sustento necesario para asegurarse de que lo podían lograr.
Eso es lo preocupante, la ingenuidad de pensar que todo saldría tal cual lo planeado, cuando hasta el más conservador en la toma de decisiones sabe que existe posibilidades al error, a que algo no salga de acuerdo con lo pensado.
Que las autoridades mexicanas hayan dejado la salud de millones de mexicanas y mexicanos en variables que ellos mismos no pueden controlar y pensaron que sí podían hacerlo, demuestra que detrás de todo esto no hay un estratega competente.
Por ejemplo, hoy Estados Unidos, país que colaboró en el desarrollo de la vacuna, ha vacunado al doble del número de personas contagiadas desde el incio de la pandemia, y en la última semana promedió cerca de 2 millones de dosis aplicadas por día, ellos mismos buscaron manejar las variables de su destino basado en sustento.
Consecuencias que se miden en vidas perdidas
Lamentablemente mientras la discusión sobre los errores del manejo de la pandemia, la cual ha dejado la lamentable cifra de más de 160 mil fallecidos, recae sobre un terreno insano como la politiquería, se cumple un mes que México no recibe vacunas.
De acuerdo con datos de la Universidad John Hopkins, en México se han aplicado 710 mil dosis de vacunas, pero poco más del 10% de ese número (73 mil 100) recibieron las dos dosis completas, esto representa que en nuestro país el 0,06% de la población esta inmunizada.
Se supone que este mes se debía empezar con la vacunación a adultos mayores, el grupo de mayor riesgo, pero en el primer semestre del año no se recibirán las vacunas necesarias para poder aplicar las dos dosis necesarias a todos y cada uno de los 15 millones de los adultos mayores quede inmunizada.
Lo anterior, obviamente retrasa las vacunaciones del resto de la población y de nada sirve tener a unos pocos vacunados y a la mayoría aún siendo susceptible al virus, no habría ningún avance en el objetivo de inmunizar y volver a la ¨normalidad¨.
Es importante primero reconocer que se cometieron errores, entender las causas que los provocaron y luego trabajar en ello para no volver a cometerlos, en México mueren miles de personas por día, creo que eso debería de preocuparnos y ocuparnos más, para poder rearmar un plan con mayor precisión para lo que demanda México, por encima de discusiones políticas sinsentido.