La Navidad es una celebración muy especial que se caracteriza por ser una fecha de unión familiar y en algunos casos de regocijo espiritual, pero las formas pueden variar mucho de un país a otro.
Comencemos por México. Una de las formas más extrañas de celebrar la víspera de la Nochebuena y la Navidad sucede en Oaxaca, en donde la madrugada del 23 de diciembre se lleva a cabo una fiesta popular llamada la Noche de los Rábano.
En esta celebración, se crean figuras muy elaboradas utilizando rábanos, lechugas, nabos, cebollas y flores, dándole un toque muy especial del talento artesanal de la región.
Según algunos historiadores, esta tradición surgió en la época virreinal, cuando se celebraba en Oaxaca el mercado de la Vigilia de Navidad, precisamente cada 23 de diciembre.
Pero en Estonia, todo es más familiar y tranquilo. Según explica el sitio Invertia, esta fecha es motivo para que se reúnan los miembros del hogar y compartan la alegría de poder estar todos juntos, desnudos, en un sauna.
Si no sucede de esta manera, entonces no habrá buena suerte para la familia y no se considera un verdadero festejo navideño.
Y en Ucrania, los árboles navideños no se adornan con luces, esferas y moños. Allá se utilizan otros elementos, que para las tradiciones de Norteamérica, se asemejan más al Halloween que a la navidad.
Cuenta la leyenda que hace muchos años, una viuda muy pobre no tenía dinero para adornar el árbol, por lo que sus hijos se pusieron muy tristes y lloraron toda la Nochebuena, pero unas arañas utilizaron estas lágrimas para tejer telarañas y con ellas adornarlo y darle un poco de alegría a los niños.
Es por eso que en esa región de Europa, a los árboles de Navidad les ponen telarañas enormes, para atraer la buena suerte y terminar con las tristezas.
De esta manera, los festejos pueden variar en muchas partes del mundo, pero la esencia de la Navidad sigue estando presente sin importar las tradiciones y la manera de celebrarla.