“Paraíso: Esperanza”, un retrato del despertar adolescente

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Paraíso: Esperanza se presenta en la 55 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, trabajo que completa las otras dos piezas del director austriaco Paraíso: Amor (2012) y Paraíso: Fe (2012), que fueron exhibidas durante la Muestra número 54.

Ciudad de México.- La historia del primer amor de una adolescente, una crítica a las imposiciones de la moda, a los cánones estéticos y las compañías que lucran con ello, al propio tiempo que da una visión sobre la pederastia, se líneas que desarrolla Ulrich Seidl en la conclusión de la trilogía Paraíso, y cuya tercera pieza denomina Esperanza (2013).

Paraíso: Esperanza se presenta en la 55 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, trabajo que completa las otras dos piezas del director austriaco Paraíso: Amor (2012) y Paraíso: Fe (2012), que fueron exhibidas durante la Muestra número 54.

En esta pieza, Seidl nuevamente tiene a la figura femenina como protagonista o más preciso es decir como víctima de sus historias. En esta ocasión la femineidad se aborda  mediante el personaje de Melanie (Melanie Lenz), hija de Teresa (Margarete Tiesel) y sobrina de Anna María (María Hofstätter), protagonistas de las dos anteriores entregas de esta saga.

Esta pieza, igual que las otras dos, se desarrolla durante las vacaciones de la protagonista, lo que da paso a conocer al personaje en un momento quizá distinto al de la cotidianeidad, pero sin duda es un periodo de tiempo en el que uno busca el placer y el confort, o hacer todo aquello que requiere una completa dedicación. Por lo que se podría decir que se trata de momentos donde se hace algo muy anhelado.

Así, mientas su madre viaja a Kenia en busca del amor o simplemente de satisfacciones sexuales, Melanie, de apenas 13 años, pasará su asueto en una campamento de verano para adolescentes obesos, con la esperanza de bajar de peso, aprender a comer y relacionarse con chicos y chicas con el mismo problema.

Durante su estancia en lo que supone haber sido un hospital y que ahora es el campamento de dieta, en la joven Melanie se despierta el interés por el doctor del internado, 40 años más viejo que ella. Y aunque parece que él corresponde a sus coqueteos, el hombre maduro, atractivo y en excelente condición física, se debate entre sus deseos pederastas y sus valores éticos.

A través de planos estáticos, donde los personajes son los que transitan, marchan y recorren los escenarios, y de planos cerrados que nos adentran a sus sentimientos más íntimos, el también director deDías perros (2001) hace un retrato de la inocencia adolescente, y de la esperanza que genera el amor. Sin embargo la protagonista, se enfrentará a una realidad que está muy lejos del paraíso romántico con el que sueña.

La película con un enfoque documental, a pesar de tener como principal tema el despertar sexual de Melanie, también aborda situaciones irónicas sobre la obesidad y el torturante tratamiento al que son sometidos los jóvenes para lograr sus objetivos y bajar de peso. Lo que hace que el tema sea abordado de manera un poco cruel, ya que se percibe la inseguridad que genera en los jóvenes el relacionarse en un mundo generalmente esbelto, y la seguridad que recobran, sólo al encontrarse en compañía de chicos con sus mismas características físicas.

Asimismo, se vislumbra un problema de desunión familiar y falta de comunicación, pues durante esta estancia y en momentos catárticos para Melanie, le es imposible comunicarse con su madre, quien se encuentra a muchos kilómetros de distancia, en busca de placeres carnales, similares a los que se despiertan en ella. Y a través de las charlas en el dormitorio de la joven, el cual comparte con otras tres chicas, el filme da cuenta de una sociedad donde la figura de la familia se encuentra constantemente fracturada.

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