Ramón Valdiosera: padre de la moda en México y el rosa mexicano [ENTREVISTA]

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Ramón Valdiosera; el padre de la moda y el color rosa mexicano. El diseñador, historietista, escritor, pintor y dibujante; revela detalles de su vida a El Semanario.

 

Ramón Valdiosera Berman (Ozuluama, Ver., 1918 – Ciudad de México, 2017), historietista, dibujante, ilustrador, diseñador de modas, coleccionista, pintor, y autor de varios libros; un hombre multifacético que sin duda ha logrado destacarse en diferentes roles artísticos.

Desde muy joven se convirtió en pionero de la historieta y el Cómic en México. Fue en 1935 cuando realizó su primer trabajo El diamante negro de Fu man chu y más tarde editó la revista Pepín, obra que salió con un tiraje de 300,000 ejemplares diarios. También encontramos la historieta de Medio Litro o “el caballero de la mesa cuadrada”, en el que aparece como protagonista un niño aventurero, similar al “Príncipe Valiente”.

Ramón Valdiosera Berman creador del rosa mexicano

A Valdiosera se le atribuye haber presentado por primera vez al mundo el color “rosa mexicano”, pues en un desfile de modas que se llevó a cabo en el Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York en 1949, dio a conocer su colección de diseños inspirados en la estética prehispánica, los cuales representaban el color buganvilia, ya que era el color más utilizado en la indumentaria de los grupos los indígenas.

La prensa estadounidense preguntó qué tipo de rosa era ése, a lo que el joven diseñador contestó que ese tono era muy característico de México, pues lo veíamos en los dulces, en la arquitectura, los juguetes, los textiles, etc., de manera que los periodistas estadounidenses bautizaron al rosa mexicano como mexican pink.

En este sentido, Valdiosera se convirtió en un referente importante en la historia de la moda en México; varios de sus diseños tuvieron mucha aceptación entre artistas como Dolores del Río y María Félix, Pedro Infante e Ignacio López Tarso, y hasta internacionales como Rita Hayworth y Paulette Goddard. Asimismo, trabajó como diseñador de vestuario en el Cine de Oro, participando en las películas de Tizoc, La doncella de piedra y Chilim Balam.

Es mucho lo que podemos decir acerca de Ramón Valdiosera (98 años de edad), y en entrevista con El Semanario en la Academia de Artes Secuenciales, institución que el maestro fundó y dirigió hasta su fallecimiento, reveló detalles de su vida y el legado que dejó como padre de la moda en México. 

 

¿Qué hace la Fundación Valdiosera y cuál es el objetivo principal de la Academia Mexicana de Arte Secuencial?

Tenemos una serie de programas sobre diferentes disciplinas, por ejemplo, Ilustración, Comics, Dibujo Artístico, Muralismo. Claro que estamos dando la carrera incipiente para que después los alumnos elijan qué les gustaría estudiar realmente, con un plan sólido. Tenemos talleres para inducir a la gente a que haga objetos útiles, bellos, porque el problema es que estamos exportando artesanos en vez de artesanía. Muchos muchachos que han salido de esta escuela, se han ido a Los Ángeles y se los han llevado importantes empresarios que tienen mucho interés en el artista mexicano. El programa de becas que tenemos es muy sacrificado ya que no contamos con subsidios ni ayuda; en algún momento intentamos solicitar apoyos, pero al final todo termina en largas antesalas sin que se concrete algo. Tenemos gente con bastante talento que los cuidamos y arropamos a través de las becas; ayudándolos económicamente; es un gran esfuerzo porque nuestra fundación no cuenta con suficientes recursos.

 

¿En qué año surge la Fundación Valdiosera?

Nosotros tenemos ya casi 12 años, primero trabajando en forma muy pasiva porque en México a veces es más negocio poner una casa de comercio que un centro de arte. Pero pues afortunadamente hemos podido hacer que incluso indígenas mazahuas, por ejemplo, hagan murales, cosas grandes; hemos hecho murales que abarcan todos los Tuxtlas (Veracruz). Contamos con una campaña que estamos provocando para que los muchachos sean autosuficientes; les estamos enseñando oficios y diferentes disciplinas; muchos de ellos, alumnos que estudiaron en la Fundación, ya están trabajando en compañías de animación; han salido generaciones de jóvenes estudiantes del más alto nivel.

Ramón Valdiosera; padre de la moda en México y la leyenda del color rosa mexicano
Ramón Valdiosera / El Semanario

¿Cuál es su impresión sobre la educación artística que actualmente se vive en México?

Pienso que uno de los grandes problemas en México es que no se estimula al niño desde pequeño para que despierte interés por el arte, el primer bofetón que les das es “te vas a morir de hambre”. Y yo no he visto ni una sola familia en donde un muchacho que tenga cualidades le regalen una caja de pinturas, nunca lo he visto. Yo creo que es bueno educar para que eduquen. En la clase de “mural” han llegado a estar americanos y franceses aprovechando las vacaciones que se tienen en sus respectivos países, y continúan saliendo de esta escuela personas con mucho talento.

 

De todas las facetas artísticas en las que usted se ha desarrollado a lo largo de su vida como historietista, pintor, diseñador de modas, etc., ¿cuál es la que más le ha gustado?

Mire, mi madre decía algo muy importante, un día me sentó y me dijo: “caballero, quiero que oiga esto (por cierto, la comunicación entre mi madre y yo era un poco al complejo de Edipo, en el que uno como hijo adora a su madre), ‘al hombre hay que juzgarlo por lo que ha hecho, pero más severamente debe juzgársele por aquello que pudiendo haber hecho no hizo’. Yo oí el consejo, me paré muy ufano, y entonces ella me detiene para decirme: “Pero lo que haga usted, tiene que estar muy bien hecho”, recuerdo que me agarró del brazo. Y he tenido realmente fortuna, he ganado varios premios en todas las disciplinas donde he estado, el último que me satisfizo mucho, porque fui el primer latino que lo ha ganado, es el del Comic-Con, en el que me invitaron a San Diego para recibirlo a lado de los de Pixar, Marvel; esto fue en 2012 y me pusieron de broma una leyenda. Porque el premio me lo habían dado 4 años antes, pero alguien les dijo que me había muerto, aunque luego una persona les corroboró de mi existencia porque había estado conmigo y entonces mandaron a un representante del Comic-Con para hacerme una invitación muy formal.

 

¿Cuál ha sido su éxito como diseñador de modas?

El Lic. Alemán, el último año de su gobierno, me dio la oportunidad de que mis diseños se exhibieran en la Semana de México en Nueva York. Sin embargo, esa amistad me buscó problemas seis años después con Adolfo López Mateos, porque para él yo era “el príncipe con suerte”, casi destruye mi carrera por mi amistad con Alemán. Afortunadamente mi campo era el extranjero y eso me ayudó a que no me pegara mucho.

El problema de uno como artista aquí en México es que muchas veces dan más apoyo a un artista que viene de fuera que al nuestro. Ayuda a consolarse cuando vemos homenajes como el que le hicieron recientemente a Juan Gabriel (ríe un poco). Pero como decía un amigo mío, “en vida compañero, en vida”, porque está muy bien que lo reconozcan, pero el artista necesita mucho apoyo en vida. Lo importante es dejar huella.

Ramón Valdiosera; padre de la moda en México y la leyenda del color rosa mexicano
Ramón Valdiosera / El Semanario

¿Qué recuerdos tiene de su corta experiencia como novillero?

Yo era muy amigo de Carlos y Manolo Arruza. Recuerdo que una vez venía de torear de Puebla, yo tenía 15 años, cuando de repente siento un golpazo y oigo la palabra que me dice “payaso”, yo volteo y era el tío, hermano mayor de mi madre. Mi madre que no sabía de cosas taurinas pensaba que yo toreaba todos los domingos como si fuera una verdadera figura y eso la ponía enferma. Ella tenía la inquietud de que yo un día iba a llegar a la casa agonizando; así que se puso muy enferma y por eso el tío Gonzalo dijo “Yo voy a buscar a ese conato de torerillo” y en cuanto me vio exclamó “ahorita se quita usted esto”; agarró mis cosas, las regaló entre mis compañeros, y me ordenó “a casa y decirle a Cristina que usted deja esto”; todo surgió por la preocupación de que a mi madre como defensa física le daban unos ataques catalépticos, y claro que había el peligro que un día pensaran que estuviera muerta y la fueran enterrar viva; por eso fue el tío Gonzalo a buscarme.

 

¿Y ante esta situación usted cómo reaccionó?

Pues me dio mucha tristeza, porque yo tenía la forma y el estilo de haber sido un buen torero. Tenía valor, tenía hechura, y como toreaba con Carlos y Manolo, los hermanos, me hicieron muy práctico en ser valiente, en su momento, y artista en el otro. Con Carlos conocí muy bien a Manolete, tengo toda una historia.

 

¿Cómo conoció a los hermanos Arruza?

Carlos y Manolo eran compañeros de banca en la escuela nocturna y cuando ponían el cartel de la corrida, carteles muy bonitos de Carlos Ruano Llopis (pintor y cartelista taurino); saliendo de la escuela yo les ayudaba a despegarlos, y uno era para los Arruza y otro para mí. Después terminamos siendo muy amigos de Ruano, él incluso me dibujó toreando. Lo que vino a crear un problema fue cuando Carlos jugando con una pistola hirió de muerte a Manolo, y la familia queriendo que no lo fueran a procesar porque en realidad había sido un accidente, lo manda a España, y como ya tenía el “mal de montera”, el mal del toro, en España cae con uno de los mejores promotores de toreros, así que lo toman convirtiéndolo en figura, y luego la amistad con Manolete lo hizo aún más famoso.

 

Sin duda una época bonita, ¿no es así?

¡¡Uff!! Yo era amigo de todos los toreros, además dibujaba los toros con mucha facilidad, y cuando cree la historieta de toros, la hice con un conocimiento exacto del medio. Y luego hice algo increíble, a los toreros los incluí en una de mis historietas toreando con mi héroe “Joselito”. Y pues también mi amistad con Manolete afianzó más el “mal de montera” que tiene uno.

 

¿Y qué nos puede decir acerca de la gran satisfacción al haber sido usted precursor del Cómic en México?

Yo tuve la fortuna de ser el director de los únicos dos diarios de comics que ha habido ¡en el mundo! Ahora que estuve en Japón tuve que enseñarles durante ocho días números y números, veía la cara de incrédulos en los japoneses, pues desconocían por completo el cómic mexicano, y me decían “aquí también tenemos cómics que salen diariamente”, “sale la historieta, la tira diaria”, y les dije “sí, pero acá en México era una publicación, no una tira”. Lamentablemente los editores mexicanos dejaron perder ese público, era un público que concebía un promedio de 1 millón de ejemplares diarios. De mi estudio salieron los mejores historietistas que durante años sostuvieron la historieta en México.

Hoy en día, los muchachos ya no quieren hacer el comic clásico, quieren la animación, que es el futuro y está bien, pero pienso que la publicación deja más nombre porque el público guarda los ejemplares, hace ídolos a los personajes de las historietas. Yo me sorprendí lo que una vez me pagaron por un numero de Batman, número uno; me pagaron lo equivalente a $20,000 pesos. Yo no sabía nada de esto, en cuánto se cotizaba, y un americano vino a buscarme y me hizo la oferta. Yo lo tenía como una curiosidad porque la persona que me lo dio me hizo el comentario de que algún día el cómic de Batman llegaría a México.

Con todo esto se da uno cuenta del enorme respeto que hay sobre el cómic; pienso, o al menos yo lo viví en mi época historietista, que el analfabetismo bajó porque el chamaco queriendo saber qué decían sus monitos, aprendía a leer, y tengo la satisfacción que mientras hubo los dos diarios de historieta, el alfabetismo bajó casi 50%. Pero ahora la historieta mexicana ya desapareció; las nuevas generaciones se ilusionaron mucho con la animación; muchos historietistas que yo conocí muy jóvenes están actualmente trabajando en compañías de Estados Unidos, porque antes en México no había las oportunidades ni compañías que produjeran. Y ahora que estuve en el Festival del Comic-Con tuve la oportunidad de verlos, ya consagrados y sin interesarles nada México.

 

¿Después incursionó en el cine?

Sí, mucha gente se burló, pero gané dos Arieles con mis documentales, uno fue El Himno Nacional y Los hombres pájaro. También he tenido el orgullo de dirigir concursos de belleza en 14 países de Latinoamérica.

Pienso que he sido un tipo afortunado; como hago las cosas con entusiasmo, con verdad en cuanto al contenido que hago, creo que eso me ha dado un poco de triunfo, pero también reconozco que he sido un hombre afortunado al tener amistades extraordinarias y estoy convencido de que es muy importante hacer bien las cosas.

 

¿Qué tan estrecha fue su relación con Diego Rivera? ¿Se trataron mucho?

Bastante. La gente, por ejemplo, no sabe que Diego fue lo que le llaman “monero (dibujantes de estilo caricaturista que realizan tiras cómicas) historietista”. Diego ayudó a un catalán en una historieta que, por cierto, para la época era muy moderna. Diego ahí logró sus pininos haciendo historietas. La historieta era del catalán y Diego fue su ayudante.

 

¿Cómo recuerda a Diego Rivera (como persona)?

Bueno pues Diego era una persona un poco mitómana, le gustaba platicar cosas fantásticas; cuando vino de Rusia, y que después se casó con Emma Hurtado, yo platicaba mucho con él y un día de repente me dice (aclaro, era un poco mitómano) “los platillos voladores son aves rusas”. Yo que ya lo conocía, tuve la fortuna de tratar a Frida.

 

¿Ella cómo era (Frida Kahlo)?

Era un poquito triste y reservada porque estaba muy lastimada; adoraba a Diego y él era un poco don Juan, todos conocemos su historial. Pero él era cálido y ameno. La ventaja para Diego era que Frida lo adoraba, y además de que lo admiraba como persona, ella lo entendía. También conocí muy bien a Nieves Orozco, modelo de Diego; es por la única mujer que noté a Diego interesado sentimentalmente y lógicamente trajo una serie de problemas con Frida.

 

¿Y de su amistad con Gerardo Murillo (el Dr. Atl)? ¿Vivieron en el mismo edificio, es cierto?

Sí, éramos muy amigos, lo acompañé en dos o tres viajes, uno al Popo, otro al Paracutín, y sobre todo me acuerdo de él pintando a una modelo que era mi pareja, Alicia Chavarría.

Yo tengo las cartas de amor que, con mi permiso, me dijo, “no te pongas celoso, yo adoro a tu mujer, nada más por la pura estampa me impresiona”. Las cartas de amor de Atl expresaban un amor platónico, siempre hablaba de la belleza de Alicia.

 

¿Y nunca le molestó este atrevimiento?

No, no me molestó porque veía el trato tan respetuoso que él manifestaba; fue una especie de adoración, lo cual me parecía realmente admirable tomando en cuenta que Atl ya era un hombre de 70 años y Alicia tenía más o menos 24 años. Ella fue una mujer muy buscada y contratada por diseñadores de moda en Nueva York.

 

Aquí terminó nuestra plática con el maestro Valdiosera, quien no sólo ha sido un precursor de la moda y la historieta en México, sino un promotor y defensor de las tradiciones prehispánicas y nuestro patrimonio cultural en general. Más adelante XGusto presentará otras conversaciones, porque es mucho lo que aún nos tiene que contar Ramón Valdiosera.

 

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