Rius se pone exquisito con un recorrido por Oaxaca con su estilo único.
Ciudad de México (elsemanario.com).- “Impresiones fugaces”: de esta forma describe el propio autor su libro. Con las ya conocidísimas viñetas del autor podremos hacer un recorrido por el estado de Oaxaca, editada por la editorial Almadía.
Un viaje ilustrado e ilustrador en que se deshilvanan tradiciones, suculencias, conciencias políticas, conflictos, arte… Oaxaca se revela con una tremenda belleza al lector, que descubre una historia en la que todos los hilos se conectan.
“Dibujos, chistes y apuntes referentes al estado donde vivo, impresiones fugaces”, de esta manera describe el propio autor su libro, que inicia con un recuento de las diversas iglesias que encuentra en su camino. El autor recurre a una exploración lenta, en la que todo se presenta como un descubrimiento, como un detenerse a observar.
Uno de los elementos deben configuran la columna del libro es el gastrónomico, el apetito del hombre y las posibilidades de la tierra son las fuerzas que Rius dibuja, tlayudas, chapulines, gusanos…El apetito también es formador del hombre.
Rius dibuja un centro que se pelea lo histórico, el patrimonio cultural mientras la música se mantiene vibrante en lo alto, una banda sonora que mezcla The Beatles con los sonidos populares. El autor registra esos cambios que sólo pueden pertenecer a un espacio en el que confluye lo tradicional con la influencia de las urbes posmodernas, la publicidad monstruosa, con sus letras en inglés, una combinación que termina por sugerir la desfiguración en pro de una semimodernización.
Retrata a los actores que han forjado a Oaxaca a través del tiempo, la figura del cacique, los municipios que se regulan todavía bajo los usos y costumbres de antaño, los abusos que no sorprenden a nadie. El esbozo cruel de un territorio que somete a las mujeres aplastadas por un machismo fuertemente arraigado.
La pintura llega hasta el conflicto magisterial de gran presencia en el estado y que tiene paralizado el proceso educativo y se mezcla con la visión dulce de una cotidianidad con un folclor de sabor y sensación únicas.
La obra de Rius se revela como un juego, ese aspecto fundacional del arte, una experiencia capaz de enunciar realidades inquietantes o terribles, como la política, la pobreza, entre otras.
