A un año del 19S

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#A1AñoDel19S

El 19 de septiembre era ya, de por sí, emblemático por el trágico terremoto de 1985; y hace un año la tragedia, como en tono de burla, volvió a azotar al pueblo mexicano. El año pasado, como en el 85, los mexicanos nos solidarizamos unos con otros, fuimos compasivos, olvidamos cualquier tipo de diferencia y nos volcamos a apoyar al prójimo de una manera absolutamente desinteresada y comprometida.

Ya se fue un año. ¡¡¡Y qué año!!!

¡Qué rápido se nos olvidaron las cosas que nos unen! Tuvimos unas campañas políticas plagadas de propuestas vagas o vacías y, desafortunadamente, las recordamos más bien por los ataques que los candidatos lanzaban, en cualquier oportunidad, para denostar a sus contrincantes. Después, fuimos partícipes de una elección en paz y un cambio de régimen que, a la vez que trae esperanza para millones de mexicanos, también trae incertidumbre. Las cosas importantes parecen estar en su lugar y por eso no ha habido sobresaltos, ni económicos ni sociales. Por lo pronto no, por ahora.

Un año en una historia parece muy poco, pero pasan miles de cosas. En mi historia personal hubo muchos cambios, y en la del país también. Como que no fue un año típico. Hay muchas cosas que quedarán para la historia. Como muestra, a continuación, enumero dos de ellas:

Uno. Por primera vez, la configuración de la fuerza política pone a quienes históricamente habían estado en las minorías… en las mayorías (y de forma abrumadora); y quienes siempre se encontraban repartiendo el pastel político y dejando las migajas para los chiquitos, ahora son quienes recogen las migajas. El sistema político mexicano cambió y nunca más volverá a ser como se veía antes de estas elecciones.

Dos. La burocracia, como la conocemos, dejará de existir. La austeridad planteada traerá muchos desajustes en el corto plazo: la salida de talentos que no estarán dispuestos a ganar menos, cuando en el mercado pueden cotizarse mejor; y la movilidad de muchos funcionarios de la Ciudad de México que se verá mermada con la descentralización de las Secretarías y dependencias, traerá una diáspora de funcionarios. Veremos entonces emerger una nueva generación de funcionarios públicos, más austeros, de más ciudades del país y, después de un tiempo, ésta será la nueva realidad de la burocracia mexicana. Puede ser mejor o no, eso sólo el tiempo lo dirá; lo que sí es un hecho, y es lo que quiero destacar, es que será diferente a lo que habíamos visto en nuestra historia reciente, por lo menos del siglo XX después de la Revolución y hasta estos días.

Lo que a mí me preocupa más, sin embargo, son aquellas cosas que hoy no vislumbro que vayan a cambiar (y ojalá me equivoque) y aquí las dos que siento, son las más importantes:

Una es la violencia y la inseguridad. Ahí no sé ustedes mis lectores, pero yo nomás no oigo propuestas, no veo claridad de nada y estoy en absoluta expectativa (eso sí, con mucha esperanza) de lo que vaya a suceder. Ese tema es el que considero más preocupante porque aparte de no avanzar, cada día las cosas están más mal.

El otro tema es la educación. No hay nada que, hasta el momento, me dé un poquito de luz para entender qué se quiere hacer en materia educativa. La reforma constitucional, como ya lo he dicho, no tendría por qué modificarse; y, sin embargo, las voces de las nuevas legislaturas hablan con insistencia de reformar lo reformado. Creo que esa pasión desbordada obedece más a posiciones políticas que realmente a criterios técnicos y de eficiencia, que en esta materia creo que estos últimos serían los que deberían prevalecer para lograr una educación de calidad.

Al final, espero equivocarme con este diagnóstico, porque si las dos cosas que apunto como ejemplo de cambio pasan o no, creo que no tiene mayor trascendencia para el país; pero si en los dos temas que destaqué –seguridad y educación– no pasa nada, entonces sí, un año va a ser muchísimo tiempo.

Veamos esos dos rubros dentro de un año y esperemos que se estén dando los procesos en el sentido de bajar lo más posible la inseguridad a lo largo y ancho de nuestro país, y simultáneamente se esté construyendo la base para tener una educación cuya calidad sea similar al nivel de los países más avanzados del mundo, abarcando al mayor número de personas.

A un año del terremoto se sacudieron muchas cosas. Hay una transformación política que no va a servir de nada si los pilares fundamentales de desarrollo –que para mí son la seguridad y la educación– no se remueven y mejoran de forma rápida y sustancial.

Ojalá así sea.

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Alfonso

Estimado José Elías:
Interesante artículo como todos los que publica.
Debo confesar que soy de los escépticos y que no veo ningún planteamiento práctico de las autoridades para atacar de raíz, cuando menos a mediano plazo, la violencia y la inseguridad, tema de por sí muy difícil y complejo.
Tampoco veo como se va a lograr que nuestros niños y jóvenes reciban una educación de calidad, ya que solamente manejan la reforma educativa como tema político y de atracción en los medios.
Sin embargo, pese a lo anterior, también tengo la esperanza de que las osas cambien para bien en estos dos rubros que usted acertadamente considera los más importantes.
Pidamos a Dios que ilumine el entendimiento de los responsables del cambio y que estos sean en realidad los que provoquen que el nuevo gobierno “haga historia”
Gracias.
Saludos.

Jose

José Elías
Hoy hay que unirnos con el gobierno que viene a gobernar por los próximos 6 años, la seguridad nos atañe a todos y tenemos que buscar otras formulas que inviten a los jóvenes a sumarse al progreso no via la la violencia. En cuanto a la educación hay que reforzar y perfeccionar la reforma educativa no eliminarla.
AMLO ha planteado un esquema de los NINIS que es perfectible pero es un esfuerzo paso para brindarles una oportunidad a estas personas, si hay otras ideas, exploremoslas!
Saludos y gracias

Alberto

Estimado José Elías;
Interesante tu artículo como todos los que escribes.

En cuanto a la seguridad, considero que mucho tiene que ver la actitud del Gobierno para aplicar la Ley en forma verdadera. Mientras los fiscales no hagan un buen trabajo de investigación que no permita a los jueces y a los magistrados aplicar la Ley, las cosas no van a cambiar. Es urgente hacer una reforma a las leyes que no permita dejar lagunas por donde se evada la aplicación de la misma.

En cuanto a la educación, es parte del problema de la inseguridad y de la violación de la Ley. Dice un refrán: “el que no tranza no avanza”. Si el gremio magisterial en lugar de impartir clases da malos ejemplos a sus alumnos con las huelgas y bloqueo de caminos, está violando la Ley. Por mucha justificación que tengan los maestros en sus demandas, poca o nula aprobación tendrá ante la sociedad.

El problema de ambos temas no es fácil, pero son aspectos que se han dejado algarete en cada administración. Ojalá que el nuevo gobierno haga lo necesario para de una vez por todas arregle estos temas.

Recibe mientras tanto un cordial saludo.

Lorena Marquez

Mi estimado José Elías,
Escribes tu artículo desde la IP, mismo que yo lo leo desde la perspectiva de gobierno, lo interesante es que sí veo lo mismo, preocupante el tema de inseguridad y educación, considero tu diagnóstico correcto.
Asimismo, me haces reflexionar sobe lo siguiente. Generalmente en los cambios de administración, hay una falta de cultura respecto de aceptar lo que se hizo bien y una falta de diagnóstico y análisis profundo de las áreas de mejora, lo que no nos permite evolucionar de manera óptima y trabajar los cambios de manera eficiente, esto en mi experiencia ha sido el comun denominador.
Los funcionarios y empleados públicos que llevamos mucho tiempo en el gobierno, hemos desarrollado cierta “plasticidad” que nos permite adaptarnos a los cambios y atender los requerimientos de los nuevos actores, sin embargo, esta vez se habla más de la reducción de gasto que de la optimización de recursos y estrategia para generar mayores beneficios; más de recortes, que de administrar adecuadamente el talento, lo que puede paralizar y desmoralizar a los empleados y funcionarios. Bajo la perspectiva anterior, debemos urgar en nuestra misión, en nuestra ley, ser proactivos y encausar a un cambio positivo, tratando de interpretar los mensajes que recibimos de manera comprometida.

Gracias por esta reflexión… Saludos,
Lore

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