Estimados lectores, estamos ante un cúmulo de noticias que, la verdad, no logro encontrarle la cuadratura del círculo, tal vez la miopía me está jugando una mala pasada, por lo que trataré de exponerlas con el fin de ver si lo logro.
La cena “más cara” del mundo. Es de dominio común que se organizó una cena de tamales y atole en Palacio Nacional, la cual organizó y convocó el jefe del Ejecutivo para “solicitar” a los flamantes invitados “un moche” –otros dicen que fue el cobro de derecho de piso– de cuando menos 20, 50 y 200 millones de pesos por cada uno; a otros se les dio una cifra mayor, vaya cena… había escuchado de los restaurantes exóticos del mundo que te ofrecen “platillos con oro” y ese tipo de extravagancias, pero nunca, pagar tanto por unos tamales y atole.
Ése no es el tema, los convidados pueden pagar eso y más, pero ¿todo para cumplir un “capricho” presidencial?, si es cierto que no hay dinero para la compra de medicinas, ¿qué se hizo con el presupuesto del año pasado para este rubro?, sobre todo para los pequeñines que se ven afectados con esa terrible enfermedad que es el “cáncer” y que vimos cómo los padres de estos, desesperados por la falta de respuesta, fueron a manifestarse a un lugar más público para ver si se escuchaban sus ruegos, plegarias, hasta llegar al daño físico de policías que ni la deben ni la temen.
Entonces, se justificaría el hecho, ya que de forma ágil y prácticamente inmediata, se reuniría el dinero para ese fin, pero no, es para la afamada rifa del avión presidencial, la cual será en septiembre, es decir, ¿que es más importante esta locura, ocurrencia, terquedad, que la salud de nuestros niños?, ¿nuestra gente?, no es posible, pero lo que más me inquieta es, ¿qué les dijo?, ¿cómo los presionó?, ¿qué les sabe o tiene en contra de ellos?, por mucho dinero que se tenga, desprenderse de al menos 20 millones de pesos no es cosa fácil, ¿o sí?
Por otro lado, tenemos algo denigrante que me irrita sobremanera, es ya no el doble, sino el triple discurso de la familia presidencial –y nos quejábamos de los Sahagún–, el hijo admirable del mandatario, en un poco más de un año –desde que AMLO tomó posesión–, tiene empresas “exitosas”, viaja en aviones privados –AMLO no–, se pasea por los lugares más caros y extravagantes del mundo, pero lo peor, desde mi óptica, es que los postea en sus redes sociales y presume ser “UN FIFÍ DE LA 4T”, ¿hay algo más humillante que eso? No, para nosotros los fifís –ya lo he comentado, toda mi vida he trabajado y me he esforzado para tener lo que tengo, me siento, soy, presumo ser un FIFÍ–, sino para todos sus seguidores que le han y siguen creyendo de su honestidad impecable y lucha contra el aparato de la corrupción, del cual al parecer su hijo sale limpio.
¿Se imaginan?, debería dedicarse a escribir un libro en el cual difunda la base del éxito de sus empresas, ya que como es bien sabido, no es nada fácil triunfar en los negocios y él lo hace de una forma impresionante, inmediatamente, que llegas a preguntarte, ¿dónde estará metido?, ¿con quién?, ¿cuáles son sus negocios?, ¿sus socios?, en fin, lo peor es que no tendré ninguna respuesta a las incógnitas, ya que difícilmente alguna dependencia encargada de la vigilancia y justicia se metería con el hijo del mandatario, o ¿sí?, lo dudo y mucho.
Rara vez presto atención a los comentarios de AMLO en su mañanera, se me hace como tirar agua al mar, ya que según él todo está de maravilla, lo dice con apego y desplomo… “hay bienestar”, mas no crecimiento, cierto, pero me pregunto, ¿qué entiende por bienestar? Tanto él como todo su equipo, ¿que no haya una buena atención médica?, ¿falta de medicamentos?, ¿inseguridad con crecimiento acelerado al más alto porcentaje? Lo comenté en el anterior artículo, ¿dónde están los resultados de su primer año al frente del país?, ¿de dónde salen los otros datos?, ¿bajo qué criterios sostiene sus afirmaciones? Pareciera que estamos viendo una película de fantasía.
Se nos está invitando a un “Paro Nacional”, a no pagar nada con tarjetas de crédito, débito, es decir, a la no generación de facturas, para que el aparato gubernamental no reciba ingresos por parte del I.V.A., y creo que es una muy buena iniciativa, tenemos que hacer algo como ciudadanos para demostrar que el 66% del país “NO” está de acuerdo con el rumbo que llevamos y, lo peor, que desconocemos el puerto final a dónde nos quieren llevar, igual lo imaginamos, pero no tenemos la firme certeza que sea ése o algo peor.
Esta iniciativa es buena, no lo dudo, pero tenemos que ser realistas porque por unos pocos días no le harán un boquete grande a la Hacienda Pública, las represalias hacia los causantes cautivos serían fuertes y tendrían o tratarían de sacar dinero debajo de las piedras. No duden que hasta algunos de los conocidos, honrados empresarios, se verían en serios problemas por tratar de defender al país de esta máquina que está haciendo historia, pero negativa.
Escuché dentro de los grupos de amigos, otra propuesta, la cual me permitiré exponer:
Son demasiados los distractores que presenta esta administración, con el objetivo claro de que la sociedad, el país, no se percate de lo que realmente pasa y tal vez –y digo tal vez–, los culpables de esto seamos nosotros mismos, ya que estamos al pendiente de “A ver ahora con que nos va a salir”. La propuesta sería, ¿qué pasaría si en sus “mañaneras”, no se presentara ningún medio de comunicación?, ¿que no se le siguiera jugando el juego?, ¿caer es su truco para salir inmediatamente a subir memes sobre “la ocurrencia de hoy”? ¿Qué pasaría si las redes sociales dejaran de ser su promotor?, pues “sin querer” le seguimos dando publicidad gratuita al ponerlo en la boca de casi todos los mexicanos.
¿No creen que si hiciéramos algo de esto ayudaría mucho?, que los afamados periodistas dejaran de resaltar sus grandiosas virtudes, de confundir, confrontar, poner a unos contra los otros. No estoy sugiriendo que no se haga nada, todo lo contrario, hacer más, pero con menos. Los que estamos a disgusto, inconformes, alterados, nerviosos, etc., tratar de calmarnos y criticarlo, sí, pero menos, mejor exigir la rendición de cuentas, que nos informe en qué se ha estado gastando cada peso de nuestros impuestos, no caer en su juego, ni ser marionetas, eso es lo que hay que cambiar.
Recordemos que somos mucho más los inconformes que los apasionados seguidores, luego entonces, tenemos que unirnos, hacer frentes comunes desde nuestras trincheras; exigir, y si no hay medicinas, nuevas carreteras, hospitales, ampliaciones de la red de agua potable, seguridad, etc., que explique el porqué, sin lavarse las manos, echando culpas a las administraciones anteriores. Tiene más de un año en el cargo y pese a todas sus evasivas, dice que hay bienestar, por eso que explique qué significa para él “bienestar”. Y que finalmente nos indique sus planes para cumplir sus “famosas promesas de campaña”, crecimiento firme y sostenido, NO bienestar a medias o bajas.
Pero como siempre, ustedes tienes la última palabra.
Si gustan, nos seguimos leyendo.
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Es una pena que solo se pueda decir que lo que sentimos es lo mismo que cuando tomo posesion este señor, es decir “incertidumbre” y si es que podemos sentir algo de seguridad es en lo negativo, que pena que estemos viviendo la peor etapa de nuestro México.
Estoy de acuerdo en no hablar más de este personaje pues bien o mal pero solo logramos inflarlo más, bien que sabe su juego, y qué pena de “líder” si antes nos burlábamos de su antecesor EPN por sus contantes equivocaciones vaya que el karma no se había apiadado de nosotros poniéndonos alguien peor.
De acuerdo con lo comentado Nacho, suerte y claro nos leemos en la próxima!