Estimado lector, comparto con usted algunas reflexiones surgidas de la revisión del libro El legado de Jehová, Tomo I de la Colección “Historia Crítica del Cristianismo”, del reconocido politólogo e historiador José Antonio Crespo, a quien tuve el gusto de tener como maestro en la Universidad Iberoamericana, por cierto, institución jesuita de inspiración cristiana.
En este libro de recomendable lectura, el Dr. Crespo reflexiona sobre quién es Jehová, en el marco del longevo cristianismo y la Iglesia católica. Destaca la influencia del pensamiento judeocristiano no sólo en la fe de Occidente, sino en la cultura, la política y la filosofía de nuestra civilización. De especial importancia resulta la diferenciación ética entre la prédica del Antiguo Testamento y el mensaje de Jesús en el Nuevo Testamento que integran la Biblia cristiana.
Pero, ¿en qué consisten estos grandes contrastes éticos entre el Antiguo y el Nuevo Testamento? En primera instancia, el Antiguo Testamento es una religión de Estado, con un Dios severo y vengativo; con claros intereses políticos expansionistas por la vía de las armas. Todo se concreta prescribiendo ser implacables con los que no creen, con los enemigos, con los extranjeros, e incluso con los propios creyentes para quienes se establece pena de muerte decretada por Jehová. Un pensamiento mucho más afín al Corán del islam, que al propio cristianismo del Nuevo Testamento.
Jesús habla de un Dios amoroso, misericordioso, compasivo, comprensivo; valores de los cuales da testimonio con su propia vida. Se distancia totalmente de la política con declaraciones emblemáticas como “Mi reino no es de este mundo” o “Dale al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. La doctrina de Jesús es totalmente pacifista, fundada en el amor, la tolerancia y el perdón. Sin embargo, siglos después, cuando el cristianismo se vuelve religión de Estado bajo el Imperio romano, encuentra necesario mantener el Antiguo Testamento entre sus fundamentos para poder justificar sus acciones que entraban en contradicción con la prédica de Jesús.
El libro de José Antonio Crespo cobra especial relevancia al explorar las fuentes bíblicas y la narrativa judeocristiana como un rico fundamento de significados para la comprensión política del hombre contemporáneo. El libro hace una lectura secular, especialmente del Antiguo Testamento, para captar su significado civilizatorio en nuestra cultura actual.
Particularmente importante resulta el florecimiento del cristianismo como religión de Estado, desde sus orígenes europeos con el emperador romano Constantino, hasta el resto de Europa y sus países de influencia en su expansión colonialista.
Dicho lo anterior, destaquemos que el cristianismo es fundamental para entender a México y a América Latina, el catolicismo en particular, la historia de la Iglesia católica como institución política de gran influencia, particularmente en México. No olvidemos que el movimiento independentista, reconocido por la historia oficial como el origen de la vida independiente, aunque hubo muchos otros, se da al amparo del estandarte de la Virgen de Guadalupe enarbolado por un sacerdote católico.
Recordemos que México se independiza estableciendo al catolicismo como religión única del Primer Imperio Mexicano, encabezado por Agustín de Iturbide, y principalmente para escapar de la Constitución de Cádiz, de talante liberal por influencia de la Francia napoleónica. Así, de esta manera, se logran mantener la percepción de los valores conservadores, alimentados mucho más por el Antiguo Testamento que, por la visión más liberal, propia del Nuevo Testamento, que a través de los evangelios describe el pensamiento de Jesús.
Esta tensión moral se mantiene a lo largo de la historia y a lo ancho de la geografía nacional durante todo el siglo XIX, y parece haber quedado resuelta con el fortalecimiento de un Estado mexicano formalmente laico, desde la Constitución de 1857, con Benito Juárez, y más tarde con la culminación de la Revolución mexicana en la Constitución de 1917 (vigente), con Venustiano Carranza. Sin embargo, esto no es así. Es sólo un espejismo, una realidad simulada y tolerada que mantiene en el fondo diferencias profundas entre los mexicanos, su ética y su pensamiento.
Lo anterior se vuelve particularmente relevante cuando llega a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador como el primer politólogo y mexicano de religión adventista (nacido y criado en el corredor evangélico que va del sur de Veracruz hasta Campeche); aunque sus predecesores en el cargo hayan sido en su mayoría católicos no practicantes.
Ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador, al tiempo que se declara de izquierda y admirador de Benito Juárez, se reconoce como seguidor de Jesús. Rompiendo una tendencia histórica muy marcada de los presidentes de deslindar su convicción religiosa de sus expresiones públicas. Incluso el expresidente Vicente Fox Quesada, católico practicante, llevado al poder por el Partido Acción Nacional, de ideología demócrata cristiana, nunca mezcló tanto los conceptos religiosos en el discurso y en la política pública como lo hace el actual presidente. Es un hecho que el presidente López Obrador comparte la agenda moral evangélica, pero sobre todo su base social (10% de la población actualmente).
Esta práctica de utilizar la religión con fines políticos parecía ya superada en México, sin embargo, el presidente López Obrador mantiene una abierta alianza con la “Confraternice” (la agrupación más amplia de iglesias evangélicas), con quienes negocia les permita el manejo como permisionarios de medios electrónicos de comunicación y el acceso a las cárceles para evangelizar.
Esta estrategia de los evangélicos no es exclusiva para México, ya ha probado su éxito al amparo de la “Teología de la Prosperidad”, aliándose con el poder político en países como Brasil, Nicaragua, Ecuador, y Venezuela.
¿Hasta dónde llegarán? ¿Usted qué opina?
Helio Masferrer, un gran conocedor del comportamiento político de grupos religiosos, también ha tratado el tema y sus conclusiones pueden ayudarles a mejorar su enfoque. Saludos
Agradezco la sugerencia Don José Ruiz de Esparza. Siempre es enriquecedor conocer nuevas perspectivas.
¿Y usted que piensa?
Creo que más daño y retroceso que la doctrina católica ha hecho con el pueblo de médico después de 300 años de sujeción, lo que haga una nueva cultura religiosa puede ser más positivo que seguir con un docma religioso, que ha sobrepoblado el pais, que ha convertido al creyente, en un pueblo mentiroso y farsante, con reglas totalmente egoístas y con temores de castigos que se evitan por medio de dinero, comprando indulgencias, por eso y muchas cosas más MEXICO no podrá estar peor, bueno y recordemos que AMLO, ni es un profeta, ni es un dios, es solo un humano más, que también miente y engaña, solo hay un hombre que ha sido Perfecto y santo, su nombre JESUCRISTO.
Sin duda Don Arturo Diazlombardo. El legado de la Iglesia Católica tiene sus claro-obscuros. Sin embargo, algo bueno de México es el Estado Laico, imperfecto en su aplicación como todo nuestras leyes, pero es algo positivo.
Un fórmula que ha funcionado es separar el Poder Político, el Poder Económico y el Poder Religioso.
Espero que México se acerque cada vez más a esa formula.
Gracias por su lectura. Saludos cordiales,
PARA EMPEZAR EL DR CRESPO IGNORA QUE IGNORA LA ESENCIA ESPIRITUAL DE LA BENDITA TORÁH DE NUESTRO PADRE ETERNO Y EL ANTIGUO PACTO. NUESTRO ADÓN JESHÚA VINO A PONER EN ORDEN LA ENSEÑANZA Y LA PRÁCTICA DE LA TORÁH. LEA USTED MATEO 5: DEL 17 AL 20. NUESTRO ADÓN YESHÚA ERA JUDÍO , NO CRISTIANO. NI FUNDÓ TAMPOCO EL CRISTIANISMO. EL CRISTIANISMO ES UNA FALSA RELIGIÓN INVENTADA POR EL HOMBRE PARA DIVIDIR A LA HUMANIDAD Y PARA HACER EL GRAN NEGOCIO. PARA QUE UNOS POCOS PARÁSITOS LLAMADOS SACERDOTES Y PASTORES VIVAN A COSTILLAS DE LA GENTE QUE SI TRABAJAMOS. NUESTRO ADÓN YESHÚA NUNCA DE LOS NUNCAS RECHAZÓ A SU PADRE HASHEM(MAL LLAMADO JEHOVA). TODO LO CONTRARIO, SIEMPRE LO OBEDECIÓ. ES MAS, EL CRISTIANISMO COMO RELIGIÓN Y SISTEMA RELIGIOSO ES TOTALMENTE INEXISTENTE EN TODAS LA PALABRA DE DIOS. VERIFÍQUENLO USTEDES POR USTEDES MISMOS. FUE UN INVENTO DEL HOMBRE AUSPICIADO POR EL MISMO HA SATÁN. NO EXISTEN LOS MAL LLAMADOS “CRISTIANOS PRIMITIVOS”. TODOS ELLOS ERAN JUDÍOS PIADOSOS (TZADIKIM) QUE SI HABÍAN ENTENDIDO LAS ENSEÑANZAS DE LA BENDITA TORÁH DE NUESTRO ADÓN YESHÚA. DENTRO DE TODAS LAS FALSAS RELIGIONES , EL CRISTIANISMO ES LA PEOR DE TODAS LAS HEREJIAS INVENTADAS POR LOS HOMBRES, PARA LA PERDICION DE LAS ALMAS, QUE ES LO QUE SATANÁS QUIERE. Y , TAL PARECE QUE LO ESTÁ LOGRANDO, AL APARTAR A LAS PERSONAS DE LA BENDITA TORÁH DE NUESTRO PADRE ETERNO. NUESTRO MISMO ADÓN YESHÚA LO DEJO BIEN CLARO EN MATEO 24: DEL 5 AL 15, Y 24.