Ahora me encuentro de viaje en París, asistiendo, como acompañante de mi esposa, a un simposium organizado por el Instituto Pasteur sobre el eukaryoma, que es la participación de los parásitos en la microbiota que también está conformada por bacterias, virus y hongos. Destaco que cinco de los 40 conferencistas invitados fueron mexicanos, dos hombres y tres mujeres. Los nuevos conocimientos sobre la microbiota y el eukaryoma han hecho más relevante que se considere su participación en padecimientos muy diversos y su papel preventivo en muchas otras enfermedades. La investigación sobre microbiota es una investigación de frontera, muchos de sus actuales investigadores han ido migrando de la investigación de parásitos –en México especialmente amebiasis– hacia este nuevo campo que ya va relevando su importancia pero que tiene aún muchos aspectos por desentrañar.
Durante el viaje recibí por parte de Scielo, la organización editorial latinoamericana, una nota sobre una publicación aparecida en La Jornada el 13 de octubre, escrita por Rainer Enrique Hamel, “SNI y fragmentación de los salarios académicas”, en el que critica severamente al Conacyt, al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y a los sistemas de estímulos universitarios a la productividad, acusándolos de neoliberales y conservadores y de causar un deterioro salarial de los investigadores y profesores universitarios. El propio autor realiza unos cálculos en los que considera que un investigador que aprovecha los diferentes estímulos, percibe un salario real similar al que tenía en 1974, lo que no puede decirse, sobre los salarios reales, de muchas disciplinas.
Lo que critica Rainer Enrique Hamel es que a los investigadores se les premie a través de la productividad. Critica de fondo a Conacyt, al SNI y a las universidades por la política que han seguido, quejándose de las líneas de investigación y la forma en que las comisiones califican y, en su caso, premia a los investigadores, haciendo hincapié en las faltas que cometen las Comisiones Dictaminadoras y establece, entre otros puntos, la necesidad de establecer líneas de investigación.
Primero, sin negar que es posible mejorar varios aspectos del funcionamiento del SNI y de los sistemas a través que se otorgan, la productividad medida a través de la producción de nuevo conocimiento y su publicación para el análisis y uso de sus colegas, es la única forma de evaluación de un investigador. Actualmente se hace a través de comisiones formadas por pares, en general muy distinguidos y de prestigio impecable. Segundo, el establecimiento de líneas de investigación tiene ventajas y desventajas, por un lado, es cierto que la búsqueda de soluciones a problemas ingentes es fundamental, pero la producción de nuevos conocimientos en áreas que aparentemente no son prioritarias resultan en beneficio de muchas áreas; por lo que los investigadores siempre han luchado por la libertad y diversidad de las líneas de investigación.
Rainer Enrique Hamel es un distinguido filósofo y lingüista chileno que vive y trabaja en México desde 1978 en la Universidad Autónoma Metropolitana, actualmente se dedica en particular, al estudio de las lenguas indígenas y su papel en la civilización como primer y segundo lenguaje. Ha publicado gran cantidad de trabajos en revistas muy importantes y muchos libros trascendentes, actualmente es SNI II. Extraña su crítica que parece más bien fundamentada en rasgos ideológicos que en motivos reales de estímulo a la investigación y percepciones de los propios investigadores. Es muy curioso que las críticas actualmente se fundamentan en la descalificación, generalmente con los adjetivos neoliberal, conservador o fifí –éste se usa ya con menor frecuencia–. La costumbre de descalificar de esa manera, no sé si se filtra desde arriba o trasciende desde abajo, el caso es que se usa con absoluta formalidad. Me permito exponer mi idea sobre conservadores y liberales: los liberales aceptan las críticas, las escuchan e incluso pueden hacer uso de ellas, y los conservadores no aceptan las críticas, incluso descalifican y combaten a los que las emiten.
Es indudable que el trabajo de los investigadores reviste grandes dificultades, además que requiere de una preparación larga y difícil, implica dominar una línea de investigación para la elaboración de un proyecto concienzudamente pensado, el desarrollo metódico del propio proyecto, y una vez que se tienen los resultados, analizarlos crítica y profundamente, para al final elaborar un escrito que exprese clara y con precisión lo que se considera un nuevo conocimiento. Por último, pensar a qué revista se va a proponer, primero y legítimamente buscando el mayor número de lectores y, además, quizá de manera no tan legítima, cómo obtener el mayor puntaje posible. Todas y cada una de estas tareas son muy difíciles, pero la realidad es que las publicaciones son la única manera de medir la productividad.
Se requieren muchas cosas que podrían mejorar el sistema de evaluación de la investigación, quizá la primera es la necesitad de incrementar el presupuesto para la ciencia. Desde luego, los sistemas de Conacyt requieren de depuración, los reglamentos, las comisiones, las cuales seguramente pueden ser mejoradas, pero de ahí a que sea necesario terminar con todo y regresar a los sistemas que existían cerca de la mitad del siglo pasado, hay una diferencia abismal.
Uno de los aspectos que podrían mejorarse es el de la difusión del conocimiento. El Conacyt me parece que ha descuidado a las revistas científicas mexicanas. Y para el caso me refiero a las del área de medicina que son las que conozco, pero también, en las revistas de las Ciencias Sociales el problema parece ser aún mayor. Soy editor de una revista desde hace varios años, y en una ocasión al pedirle un escrito a un distinguido científico mexicano, me contestó que no sabía por qué insistía en una revista nacional si había revistas extranjeras muy importantes, le contesté que por la misma razón que creía que debían de existir investigadores mexicanos, habiendo tantos y tan buenos en el extranjero; esta persona se enojó un poco, pero unos meses después me dio el escrito.
Si comparamos con España, que hasta hace unos años tenía un grado de desarrollo similar al nuestro y que además muchas de sus publicaciones son escritas en español, diremos que, en el área de medicina en España, tiene 43 millones de habitantes, están registradas en el SJR el índice de Scopus, 157 revistas, mientras que en México sólo existen 29, con factor de impacto en la Web of Science en España existen 44 y en México 6 o 7, si consideramos o no Archives of Medical Research que, aunque patrocinada y publicada por el IMSS, tiene su registro en Estados Unidos. Esta revista tiene el mayor impacto entre las revistas mexicanas, por lo que mención especial merecen Annals of Hepatology, una revista que en poco tiempo ha logrado un gran prestigio por su contundente factor de impacto, además que está patrocinada por una organización privada.
La Salud Pública de México se ha mantenido en primer lugar a lo largo de varios años. Una nueva dificultad para los investigadores es el movimiento Open Access, que es absolutamente loable porque permite a los lectores leer los escritos sin costo ni requisito alguno, pero diversas editoriales, que son ahora quienes manejan la edición de la mayoría de las revistas en el mundo, han creado el sistema en que los autores pagan para que sus escritos aparezcan. PLOS ONE es un sistema de revistas de gran prestigio que nació para favorecer el Open Access; aquél se ha convertido en una gran empresa por el éxito al cobrar las publicaciones.
Hay mucho por hacer, pero debemos iniciar no necesariamente destruyendo lo anterior.
Excelente lectura doctor. Creo que la única manera de salir del. Retraso en el. Que nos enco tramos es invirtiendo en desarrollo e investigación. No es posible seguir así. Que tenga un excele te día.
Muy interesante artículo y es muy progresivo los investigadores mexicanos tienen que invertir en el pais permitiendo imprimir sus investigaciones en revistas mexicanas y también en extranjeras si gustan pero tienen que dar la oportunidad a las revistas mexicanas imprimir para subir tanto la calidad como la cantidad de la investigación hecha en Mexico bravo Manolo