Dadas las incertidumbres que llevan algunas mediciones y modelos astronómicos, los investigadores prefieren emplear varios métodos para estimar lo mismo y así tener certeza en sus conclusiones. Por ejemplo, ahora se ha empleado la sismicidad de las estrellas para calcular la edad del disco grueso de la Galaxia; además de determinar la edad por las estrellas que son más comunes en esa región, como el Sol, y por la abundancia de elementos químicos. Todas las mediciones indican que el disco grueso se formó hace 10 mil millones de años.
Nuestra Galaxia, cuya parte visible es la Vía Láctea, es un conjunto de 100 mil millones de estrellas, cuerpos menores, nubes de gas y de polvos, y un halo de gas incandescente y materia oscura. Lo que vemos es el disco donde se encuentran los brazos espirales y las nubes de formación estelar. Puesto que vivimos dentro del disco grueso, no podemos ver a la galaxia en su conjunto. Se conoce su forma comparándola con otras galaxias y por medio de ondas de radio, que la atraviesan en su totalidad. La Galaxia es el resultado de la fusión de varias galaxias. Incluso hoy en día está en proceso de capturar a la galaxia de Sagitario y en el futuro absorberá a las nubes de Magallanes, dos de sus satélites; incluso en el futuro remoto se fusionará con la galaxia de Andrómeda. Así que determinar la edad no es sencillo, depende de lo que se quiera medir.
De manera muy sencilla, la parte más antigua de nuestra Galaxia es el halo, de gas de alta temperatura, materia oscura y cúmulos de estrellas antiguas. La más joven es el disco delgado, rodeado por un disco grueso que se formó un poco antes.
Existen varias formas de calcular la edad de un conglomerado como la Vía Láctea, uno es midiendo la edad de las estrellas más longevas. Otra forma es determinando su composición química; en el universo temprano sólo había dos elementos: el hidrógeno y el helio; el resto se formó mediante las reacciones nucleares en el interior de las estrellas; éstas arrojan los nuevos elementos al espacio durante las etapas finales de su evolución. Entre mayor sea el número de generaciones estelares, mayor será la cantidad de elementos químicos como el oxígeno o el hierro. Se estima que la Vía Láctea comenzó su existencia hace 13,000 millones de años. Recordemos que la expansión cósmica comenzó hace 13,800 millones de años. Ninguna estrella del halo tiene una edad mayor a 13,000 millones de años y las del disco grueso suelen haberse formado hace unos 10,000 millones de años.
Existe la sismicidad estelar, las estrellas generan ondas de presión que las recorren; su análisis permite conocer su estructura interna, así como sucede en la Tierra; donde las ondas sísmicas atraviesan distintas capas que analizar los geofísicos. Ahora con los nuevos datos, se ha estimado que la edad del disco grueso que rodea al que contienen los brazos espirales, es de 10,000 millones de años.
Un aspecto interesante de este descubrimiento es que se emplearon datos del telescopio Kepler para analizar la sismicidad estelar. Este telescopio se diseñó para descubrir planetas extrasolares, mundos de otras estrellas que al pasar frente de ellas absorben parte de su luz y permiten determinar sus diámetros y la composición de su atmósfera. Sin embargo, las observaciones de Kepler son tan precisas que gracias a ellas también pudo medirse con exactitud la sismicidad estelar.
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