El triage recobra su concepto original

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Prefiero utilizar triage como un galicismo plenamente aceptado y que en los conceptos que comentaré con ustedes hoy se utiliza ampliamente. Triar significa “escoger, separar”; y algunos utilizan triaje (con “j”) como sinónimo de triage (con “g”).

El triage en medicina se inicia en las guerras napoleónicas, para describir la acción de seleccionar a los soldados heridos; era efectuado para separar los que tenían posibilidades de sobrevivir de los que tenían muy pocas posibilidades de hacerlo. Las batallas eran tan cruentas y los recursos para atender a los heridos tan escasas que lo primero que se hacía cuando estos llegaban a los hospitales o enfermerías de campaña, era utilizar los escasos medios en los pacientes que tenían posibilidades de recuperarse. Dramática situación, pero que fue plenamente aceptada y adaptada a la cirugía de guerra.

En los años 60 en Estados Unidos surgió una corriente para establecer un triage inverso, para detectar a los pacientes graves en los servicios de urgencias y atenderlos rápidamente. En México en los años 90 del siglo pasado, los servicios de Urgencias de los hospitales de diferentes instituciones públicas de Salud atravesaban por una crisis por sobresaturación debida a muchos factores. Quizá entre las principales estaban un concepto inadecuado en la percepción de lo que es una urgencia por parte de los enfermos y sus familiares, por las dificultades para asistir al primer nivel de atención; y probablemente también, por percibir que aun con los largos tiempos de espera para ser atendido en urgencias, valía la pena ir para ser atendido; todo esto agravado por el déficit de camas de hospitalización que ocasionaba una larga permanencia de los pacientes en urgencias de los pacientes que requerían hospitalización y muchos otros más.

triage y covid
Ilustración: Comercio Perú.

Por eso, debido a ello se trató de establecer un sistema de triage que buscaba seleccionar a los pacientes que requerían atención inmediata de los que no la necesitaban, e incluso de los que podían ser atendidos en otro sitio con mayor calma. El sistema se ha ido mejorando al irlo puliendo y hacerlo más sistematizado, sin embargo, no ha rendido todas sus posibilidades porque –yo lo propuse hace muchos años– no se encarga de esto un médico con experiencia clínica, sino casi siempre lo hace el más inexperto. Un clínico experto puede seleccionar en unos minutos los casos graves y de riesgo de los que no lo tienen, con poco margen de error, un médico inexperto tarda mucho más y tiene mayor margen de error a pesar de que el proceso este teóricamente bien delineado.

Si uno busca en PubMed el término triage, se encuentra con que existen más de 21 mil escritos al respecto, desde uno escrito en 1954 acerca de la selección de pacientes víctimas de bombas nucleares, hasta los muy recientes escritos sobre el COVID-19 –por cierto, no me queda claro si es “el” o “la”–.

Hace unos cuantos días el Consejo de Salubridad General, organismo no sólo público sino gubernamental, dio a conocer unos lineamientos sobre triage en casos de sobredemanda de recursos en la etapa de pandemia que por COVID-19 atravesamos, especialmente los que se refieren a la necesidad de internamiento en unidades de terapia intensiva para utilizar ventilación mecánica. Retomo el concepto napoleónico de triage. Me parece que se trata de unos lineamientos generales y teóricos, sin embargo, de éstos establecen aspectos operativos que me parece que invaden dos esferas, primero, el derecho de los pacientes para ser atendidos de la mejor manera posible y, segundo, la responsabilidad del (o los) médicos(s) tratantes para la asignación del mejor tratamiento; que, por cierto, debe hacerse previo consentimiento informado del enfermo y su familia.

Veo el establecimiento de una norma teórica y poco práctica, llena de falta de sensibilidad pragmática del ejercicio de la medicina. Quienes la firman, en su mayoría, son expertos en bioética con poca o nula exposición al ejercicio de la medicina, el Dr. Patricio Santillán-Doherty sí la ha tenido a lo largo de su brillante carrera como cirujano de tórax, a al Dr. Raymundo Canales de la Fuente no lo conozco. El documento establece al Comité de triaje (como ellos lo llaman) como un organismo supremo, que conformado por un médico, una enfermera y un administrativo, desde lejos, fuera del hospital y al parecer de manera anónima, decide quién puede entrar a la unidad de cuidados intensivos, pero no sólo eso, también decidirá quién no se beneficia de ésta y debe ser sacado de ahí, todo sin conocer al paciente y habiendo recibido información sobre él y sus problemas desde lejos.

triaje en tiempos del covid
Ilustración: Jocelyn Tsaih.

Hay muchos otros errores que destacan la falta de visión médica. La división de pacientes en grupos de edad siempre resulta un poco artificial, pero es porque en el documento precisamente se agrupan de artificialmente, por ejemplo, de 0 a 4 años, lo cual reúne tres edades muy diferentes de los niños, el recién nacido, el lactante y el preescolar, que requieren atención particular, seguramente en áreas diferentes de un hospital y con equipamiento diverso. Los mismo puede decirse de los grupos que conjuntan escolares con adolescentes, y los que lo hacen a adolescentes con adultos jóvenes, pero además, pone un grupo final de 75 y más, en una pirámide poblacional como la que tenemos actualmente.

Me parece indispensable una mayor subdivisión de este grupo dado que probablemente el pronóstico va a cambiar en los que están en los 70 de los que están en los 80, así como de los que están en los 90 y de los que están en los 100. Por cierto, destaco dos situaciones, una que ha sido muy difundida en las noticias de cuatro pacientes dados de alta en Bélgica, Francia e Inglaterra, de hecho, dos hombres y dos mujeres mayores de 100 años que han superado la infección por SARS-CoV-2; otra es que inicialmente al tratamiento del infarto del miocardio se le ponía un límite de edad, pero al cabo del tiempo se ha visto que los pacientes independientemente de su edad reciben beneficios notables en la sobrevida y la calidad de vida si se les aplica adecuadamente.

Hay otros déficits en el documento, pero resalto la propuesta gubernamental autoritaria que a través de ella se hace. Creo que los médicos han (hemos) sido responsables y suficientes para proponer al enfermo las mejores opciones, para buscar evitar el dispendio de recursos, y en caso de deficiencias del sistema, utilizarlos de la manera más equitativa posible. Desde el 2002 existe un nuevo código médico: Profesionalidad médica en el nuevo milenio: un fuero médico; en él se destacan tres principios fundamentales: a) Primacía del bienestar del paciente, b) Autonomía del paciente, y c) Principio de la justicia social; ahí se destaca que el médico es responsable de una distribución correcta de los recursos sanitarios. Hacerlo a través de un organismo cupular, autoritario y despersonalizado me parece un despropósito y, a reserva de una mayor discusión, poco ético.

Por lo pronto, la UNAM, y otros organismos e instituciones, se han ido deslindado de ella. En una crisis como la que vivimos, y peor que la viviremos, la suma de voluntades es indispensable, la división de voluntades no servirá. Los médicos, enfermeras, y el resto del personal de salud, tenemos que hacer nuestro trabajo, atender lo mejor posible a los enfermos, y el Estado el suyo, que es procurar los recursos para que esto se consiga.   

Lecturas recomendadas:
Ramiro, Manuel. “Profesionalismo médico. Compromiso del médico”. Med. Int. Mex. 2003; 19: 41-46.
Consejo de Salubridad General. “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica”. México, abril, 2019.


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Carmen

Como enfermo uno quiere ser atendido y si es posible curado, sin embargo, si yo tuviera que elegir entre mi vida y la de mis hijos y nietos , escojo que los salven a ellos.

Luis

Desgraciadamente, la muerte no pregunta al enfermo quien debe fallecer… esta se presenta quien tiene las peores condiciones de vida y de atención médica…

Fernando Betanzos - fernando@betanzos.mx

Creo que en laso del Covid19 en México, el “triage” no es comparable a el de las guerras Napoleónicas ni tampoco al caso de las ancianas que se curaron en Italia por haber sido atendidas oportunamente a pesar de su avanzada edad. — Le pido al Sr. Hernández que se ponga en el sitio de un médico que está en un hospital, cualquiera que sea, en México, y el día del caso, cuenta con un solo ventilador mecánico — a sabiendas de que no contará con ningún otro ventilador sino hasta dentro de 10 días… Y resulta que tiene 5 pacientes que requieren el respirador. Qué haría el Sr. Hernández de estar en los zapatos de Médico de turno? Solamente puede salvar a uno de los pacientes. ¿Cómo lo escoge? Esto, en mi criterio, es el “triage”.

Carlos Lijtszain

No gracias estudié para ser médico no para tomar las decisiones de quién vive
Regresamos a Roma
No quiero ser verdugo
La vida es sagrada
Quien salva una vida salva al
Mundo

María Leonor Hernández García luzleonor@live.com.mx

Doctor Ramiro es respetable su opinión como buen médico que es usted, pero no es el momento de hacer crítica de todo lo que se hace o debería de hacer. Por qué no trato como ejemplo lo que sucedió en España, no era el momento de “proponer al enfermo las mejores opciones” ahí se determinó darle prioridad a la gente joven y las personas de mayor edad? Pues ni modo, o qué opinión hay al respecto?
En este terrible momento que nos toca ahora enfrentar en México la pandemia mundial, es cuando debemos estar unidos y esperar y desear lo mejor para todos nosotros. Absolutamente estamos todos todos expuestos a contraer esta enfermedad, tratemos de ser mejores seres humanos.

María Leonor Hernández García luzleonor@live.com.mx

Doctor Ramiro respeto su opinión como buen médico que es usted, pero no es el momento de hacer de todo lo que se hace o se debe hacer. Por qué no trató como ejemplo la decisión adoptada en España, no era el momento de “proponer al enfermo las mejores opciones” ahí se determinó atender a la gente joven y a las personas de mayor edad ya no había opción únicamente dejarlas a su suerte.
En este terrible momento que nos toca ahora enfrentar en México la pandemia mundial, es cuando debe haber unión y esperar y desear lo mejor para nuestro país. Absolutamente todos estamos expuestos a contraer esta enfermedad, tratemos de ser Mejores Seres Humanos.

Hector Planas

Primero, aclarar su duda sobre el género de la sigla COVID-19. CO significa corona, VI significa virus y D significa enfermedad (disease), es decir, “enfermedad por el coronavirus”. Parece claro que lo que correspondería sería usar el artículo “la”.
Con respecto al “triage”, como en todas las cosas, lo más recomendable es sumar opiniones y, sobre todo, voluntades.

Juan carlos

Muy buena lectura, definitivamente un tema polémico. Personalmente no me gustaría estar en los zapatos del doctor que tenga que escoger quien vive y quien no en el caso de que los recursos sean tan escazos como se piensa, ya sea el tratante o el del consejo que usted menciona. Definitivamente el tiempo dirá si se tomaron buenas o malas decisiones. Una disculpa si mi opinión esta fuera de lugar, pero no he podido leer el documento a consciencia.

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