Entre cuatro paredes

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Siempre aplaudiré cuando se monta un obra mexicana a pesar de la circunstancia compleja en cuanto a la producción y difusión. Al final del día, lo más importante de un montaje es su relación e impacto con el público; al levantar proyectos nacionales, contar historias más cercanas a nuestra cultura e idiosincrasia, conoceremos cuáles son los alcances y áreas de oportunidad del teatro mexicano para vincular e impactar a los espectadores.

Uno de los caminos (de los muchos que existen) para lograr un mayor interés y convocatoria en la escena teatral es acercar las historias a la gente, mediante situaciones más reconocibles en su vida cotidiana. Las anécdotas, los personajes y los diálogos deben producir sentido en la realidad del público; el teatro debe quitarse la etiqueta de inalcanzable e intelectualmente exquisito.

Los lenguajes, las estructuras y la forma de acceder a esas historias cercanas dependerán de la audiencia a quien se quiera dirigir la compañía en cuestión. Pero en el fondo siempre existirá algo próximo a la cotidianidad que, irónicamente, pueda hablar de los grandes temas. Acceder a la experiencia teatral mediante lo pequeño para llegar a lo inmenso.

Esta semana reseñaré “Cuatro XXXX” donde se pone de manifiesto cómo el teatro mexicano puede mover a la gente si se logra leer y plasmar lo cotidiano. Me dio mucho gusto ver el teatro lleno y con filas enormes en la taquilla; muy pocas veces sucede esto con un título mexicano.

 

CUATRO 1

 

 

Como sucedió en su primer montaje en los noventa, esta obra cuenta como uno de sus mayores ganchos publicitarios los desnudos integrales en escena de sus protagonistas. Esta promesa invitaba al morbo o a la curiosidad  hace veinte años y lograba llenar una sala; en el México del 2013 sigue invitando al morbo y a la curiosidad, puede llenar una sala, pero no es suficiente para impactar al público.

Es interesante ver cómo la alternancia de elencos es ya una estrategia efectiva para tener un incremento en la taquilla y la asistencia. En “Cuatro XXXX” hay ocho actores con cierto crédito en el mundo del espectáculo y, de esta manera, sus seguidores podrán ir a la taquilla y, por supuesto, esta convocatoria aumenta cuando existe la idea de desnudos.

Por otro lado, existe una leyenda suburbana del primer montaje (donde actuaban entre otros Ari Telch) que alimenta la idea de un espectáculo transgresor, atrevido, fuerte. Tal vez era todo eso cuando se estrenó pero las cosas son muy distintas y ahora no tan fácilmente la gente se puede sorprender o escandalizar por una obra.

Ante la expectativas de los desnudos y de una historia controvertida, asistí a ver “Cuatro XXXX” para saber cómo un texto mexicano de los noventa puede adaptarse a las necesidades de las audiencias contemporáneas. Lo que me encontré fue una historia con irregularidades en términos dramáticos pero con un gran talante capaz de conectar con el público. La historia de Mauricio Pichardo pone en perspectiva dos relaciones de pareja para ser testigos del amor entendido como codependencia (tal vez, autodestrucción).

 

CUATRO 2

 

 

En un departamento vivePablo, un pintor que trata de moldear a su novia a su forma y necesidad de amar; mientras tanto su vecina Diana, una artista textil,  se alimenta de la violencia psicológica ejercida por su novio para sentirse valorada en medio de una crisis de edad e identidad.

Dos cosas necesitan revisarse para que el texto pueda estar sólido en técnica: 1) una revisión con referencias actuales no le vendría nada mal; por momentos parece una historia muy de los noventa por cómo se habla y de qué se habla; puede conectar más con nuestros presupuestos culturales de actualidad. 2) Las historias de las parejas se parecen en circunstancias; a veces se repiten episodios y la posibilidad de ahondar en la psicología de los personajes es pequeña o forzada.

A pesar de estas anotaciones el texto funciona con las audiencias actuales porque incide en la esencia de las parejas contemporáneas, mediante la intimidad de alcoba, en lo pequeño, en lo cotidiano. Pichardo hace un juego dramático donde se expone la autodestrucción como la única forma de amar y es ahí donde la historia tiene sentido en nuestros días (y pone de manifiesto qué tanto no hemos avanzado como sociedad).

La dirección de Claudia Ríos cumple con el tono de comedia que requiere “Cuatro XXXX”. Su mayor logro son todas las transiciones escénicas donde se ven situaciones en paralelo para aumentar la tensión dramática. La escena de los desnudos resulta un homenaje a la forma de hacer y montar teatro de los noventa.

El elenco que me tocó esa noche tuvo una disminución de energía al principio de la función pero creo que esto se debe al poco tiempo de estar en cartelera y, por supuesto, se resolverá con el paso de las funciones. Sin embargo, todos cumplen en técnica vocal, corporal y ritmo.

Un reconocimiento especial para Esmeralda Pimentel quien interpreta a la novia de Pablo, Celina, porque hace un trabajo detallado en forma y fondo y sale avante en uno los momentos más difíciles del montaje en donde ella sola lleva el pulso de todo el montaje y la historia cambia de tono.

Estoy muy contento por el éxito de “Cuatro XXXX” no sólo por todos los integrantes de esta producción sino porque su triunfo repercutirá en una mayor convocatoria para otras obras mexicanas. El montaje es un espectáculo funcional que incide en la cotidianidad del público y, por lo tanto, el público encuentra una fascinación al reflejarse, re-encontrarse.

 

CUATRO 3

 

 

“Cuatro XXXX”

De: Mauricio Pichardo

Dirección: Claudia Ríos

Teatro 11 de Julio (Doctor Vértiz 668, colonia Narvarte)

Jueves 20:00 hrs., viernes 19:00 y 21:30 hrs., sábados 18:00 y 20:30 hrs., domingos 17:30 y 20:00 hrs. 

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