En una reunión continua en el vaticano, con jefes pontificios diseminados en 103 representaciones en el orbe –misma que se extiende del 12 al 15 de junio–, el pontífice argentino Jorge Mario Bergoglio, “Francisco”, el autodenominado “papa de los pobres”, busca “ahondar” en preocupaciones de alcance global como: la actualidad eclesial; las relaciones internacionales con las instancias laicas; y, el diálogo interreligioso (en un momento en donde la barbarie producida por el extremismo parece “vigente”, y la “barbarie” obnubila las capacidades racionales de los gestores y actores materiales de hechos anticristianos deleznables como el acaecido en pleno Domingo de resurrección, en el atentado en Sri Lanka, contra las comunidades católicas de ese país asiático). El religioso jesuita ha llamado la atención de los prelados y les ha instado a no “criticar por la espalda”.
Me parece oportuno esta amonestación verbal del líder espiritual de la grey católica romana, como estrategia disuasoria de una mayor división y desviación, en tanto se percibe que estos son tiempos de “confusión” y de retórica divisoria; alimentado este problema y ensanchado por el descontrol digital global provocado por la “siembra”, publicación y consumo desbordado de “fake news” (noticias falsas), las cuales precisamente, en mi opinión, han surgido como herramientas propagandísticas de “ataque” al “adversario”, en el universo cibernético para lograr ciertos propósitos particulares.
Bajo mi punto de vista, un líder que no logra “centralizar” la obediencia hacia la búsqueda de horizontes comunes, significa que “pierde terreno” en la concreción de los planes establecidos para el logro de los objetivos organizativos. Creo que el papa lo ha entendido, y lo hace ver en un contexto coyuntural (debido a que estas reuniones se desarrollan ordinariamente cada tres años). El decálogo del “buen nuncio”, es una condensación del mensaje papal a no “desviarse” del camino del bien, para evitar ceder a las “tentaciones” de las distracciones a la que “el mundo” muchas veces nos arrastra, debido al “bullicio” y la falta de meditación y discernimiento para “construir” muros entre el bien y el mal.
Para continuar, pienso que el origen –por promover la “división” a lo interno del clero católico y “activar” la lucha “vertiginosa” de los diversos credos religiosos por hacerse de la figura ancestral de la “verdadera iglesia” o representantes de la deidad en la tierra–, reside sobre todo en la falta de franqueza, liderados por los líderes cristianos y de otras denominaciones, para afrontar con las bases ciudadanas una “lucha frontal” (espiritual y material) contra regímenes despóticos “legitimados” por los poderes político-económicos transnacionales, que a fin de cuentas, oprimen y hacen “perder” la visión de horizontes “dignos” a las personas, quienes en muchas ocasiones, pienso que se verían refrendados por el estado “benefactor”, en tanto dispongan de una “amplitud” de opciones, lo cual invariablemente se traduce en la magnificencia de la creatividad y tiende a la inventiva.
En conclusión, Francisco, una vez más, demuestra su formación jesuítica de hablar con fortaleza y transparencia en asuntos que parecen haber venido erosionando la fe católica y ha tenido que lidiar y liderar esfuerzos en este sexenio contra temas adversos como la pedofilia y la corrupción que se incrustaba en la vida vaticana, poco a poco, a falta de “vigor” en la capitanía del barco que ha “movido” en estos tiempos a la humanidad católica.
P.D.: En la recientemente organizada Segunda Cumbre Mundial para la Defensa de la Libertad Religiosa –celebrada en Suiza, entre el 29 de abril al 1º de mayo–, Adama Dieng, asesor especial de António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para la prevención del Genocidio, afirmó que “la religión no es el problema, si no los que la manipulan” (en relación a eventos violentos suscitados recientemente contra recintos religiosos en Estados Unidos, Burkina Faso, Nueva Zelanda y Sri Lanka). Este experto deja entrever la irrupción de “ultranacionalismos”, lo cual irremediablemente atentaría contra la libertad religiosa.