Frenología: localidades cerebrales de funciones mentales

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Es pertinente emprender el relato del problema mente-cuerpo en el siglo XIX con una trascendental doctrina que pretendía establecer las bases cerebrales de la mente de manera científica: la frenología del médico vienés Franz Joseph Gall (1758-1828). Aunque tiene la mala fama de ser una pseudociencia caricaturizada en personajes que van por el mundo palpando cráneos para determinar el carácter de las personas, la frenología es una tesis compleja que legó ideas importantes y perdurables para los estudios de las bases cerebrales de la mente.

Luego de doctorarse en Viena, Gall se transformó en un avezado neuroanatomista mediante la disección de cerebros en autopsias, la colección de cráneos y moldes de yeso o cera de cabezas humanas. A partir de 1800, con Johann Christoph Spurzheim, desarrolló la craneoscopia para fundamentar una anatomía funcional del cerebro humano mediante medidas del cráneo relacionadas con labores, habilidades y caracteres de diversos profesionales, artistas y celebridades. De esta manera propuso 27 centros u “órganos” del cerebro especializados en alguna actividad mental o característica de la personalidad.

Franz Josepg Gall, frenología
Franz Joseph Gall impartiendo una conferencia sobre frenología a cinco colegas en el marco de su extensa colección de cráneos y modelos de cabezas. Grabado coloreado de T. Rowladson, 1808. Nótense las expresiones irónicas y escépticas de los colegas y el chipote en la frente de Gall (Fuente: figura tomada de Wikimedia Commons).

La teoría frenológica y la craneoscopia encontraron mucha oposición tanto en la academia médica, al valorar que no aportaba pruebas concluyentes, como en la iglesia, pues ésta consideraba que las facultades del alma no pueden tener sustrato físico ni localización en el espacio. A partir de 1807 estos singulares investigadores se instalaron en París, donde encontraron un clima más tolerante. Desde allí la frenología se extendió debido al éxito de Gall como clínico y a la aceptación de personalidades tan célebres como Goethe, Stendhal o Saint-Simon. Para fundamentar y propagar sus ideas, Gall publicó en 1810 Anatomie et physiologie du systeme nerveux en general, et du cerveau en particulier. Es conveniente revisar esta obra para distinguir aquellas propuestas más acertadas y provechosas de las que no resistieron la prueba científica de la comprobación y la evidencia.

Craneometría, Frenología
“La nueva craneometría.” Figura de “Elementos de frenología” de G. Combe (Fuente: tomada de Wikimedia).

La primera propuesta y punto de partida de Gall es que el cerebro es el órgano de la mente. Si bien esta idea ya se había planteado en el siglo XVII en la obra de Descartes o Thomas Willis, la forma en la que fue formulada por el vienés era inequívoca y no admitía incertidumbre sobre la localización de la mente en el cerebro. La mayoría de los científicos actuales suscribiría esta premisa, aunque muchos considerarían que para ubicar y comprender más adecuadamente las funciones mentales se requiere no sólo el cerebro, sino un cuerpo vivo en interacción con el mundo.

La segunda premisa era que la mente está compuesta de múltiples y distintas facultades innatas, una división mucho más prolija que la de tres facultades (la sensitiva, la imaginativa y la memoria) mantenida por Galeno y la teoría cavitaria. Esta idea ha sido en buena medida ratificada por múltiples estudios posteriores que analizaron funciones como la percepción, la emoción, el pensamiento, la imaginación, la memoria, la atención o la voluntad de manera separada. Sin embargo, la clasificación de Gall no tenía una lógica sistemática y enlistaba indistintamente estas facultades junto a otras tan imprecisas como la sensibilidad artística, la benevolencia, la docilidad o la profundidad metafísica.

En tercer lugar, la frenología postulaba que, dado que la mente está localizada en el cerebro y que existen múltiples facultades mentales, cada una de ellas tendría un sitio o “asiento” separado en un “órgano” o localidad particular del cerebro. Ésta es la idea fundamental y más original de la frenología: la partición del cerebro en localidades o módulos, cada uno encargado de admitir y situar una facultad mental. No se puede exagerar la importancia que adquirió esta idea para las ciencias del cerebro y la mente en tiempos posteriores. La localización cerebral de funciones mentales no sólo es noción fundamental de la neuropsicología y la neurociencia cognitiva, sino que ha sido discutida y debatida desde entonces hasta la actualidad; hoy día bajo el concepto de “modularidad de la mente”.

Cráneo humano, Gall
Un cráneo humano inscrito de acuerdo a la frenología de Franz Joseph Gall. Viena alrededor de 1812. Fotografiado en el Museum für Volkerkunde, Hamburgo, Alemania (Fuente: tomado de Wikipedia).

La primera evidencia científica de localización cerebral surgió también en Francia, en 1864, cuando, en una autopsia, Broca encontró una lesión cerebral localizada en la tercera circunvolución del lóbulo frontal izquierdo de un paciente que había padecido afasia motora, es decir, la pérdida del lenguaje articulado. Aunque visitaremos las teorías y evidencias de localización cerebral en ensayos venideros, conviene adelantar que ha ocurrido una polémica entre quienes favorecen una localización más o menos estricta y quienes consideran que gran parte del cerebro está involucrado en cada una de las facultades mentales. Hoy se asevera que existen áreas del cerebro evolutivamente especializadas para procesar algún tipo de información sensorial, afectiva, motriz o de memoria, para mencionar solo algunas de las más estudiadas, pero también que el conocimiento y los procesos conscientes requieren de un enlace y de una función conjunta y organizada de diferentes zonas del cerebro.

Pero volvamos a las premisas de la frenología. Una vez afirmada la localización cerebral de las distintas funciones, la siguiente idea de Gall es igualmente revolucionaria y novedosa. Se trata de que los órganos cerebrales serán de diferente tamaño según la “fuerza” de la facultad que albergan y que modificarán su talla según el uso que se haga de esa competencia. Así, una persona que cultive la memoria tendría un aumento correspondiente en la talla del sitio cerebral adjudicado a la memoria. La noción recuerda a la evidencia de que el ejercicio de un músculo condiciona su dimensión y al dicho de que “la función hace al órgano”. Esta idea tuvo muy poco respaldo en las ciencias del cerebro hasta que a mediados del siglo XX apareció la teoría de la plasticidad cerebral que supone y verifica las modificaciones anatómicas y funcionales del cerebro en relación a la actividad tanto motriz como sensorial y cognoscitiva del individuo. En los últimos lustros se ha encontrado que ciertas habilidades adquiridas mediante arduo entrenamiento, como es la pericia para tocar algún instrumento musical, producen un incremento del área anatómica de los dedos en la corteza motora y sensorial del cerebro. Los cambios plásticos son de orden usualmente microscópico y se muestran especialmente en la proliferación de contactos entre las neuronas involucradas en algún tipo de aprendizaje y que será motivo de ulteriores reflexiones.

Frenólogo con cerebro
Un frenólogo sorprendido al examinar las protuberancias caracterológicas en el cráneo de un sujeto. Litografía sin autor ni fecha (Fuente: tomada de Wikimedia/Welcome Commons).

La última de las premisas de la frenología es que la talla comparativa de los diferentes sitios cerebrales responsables de cada una de las facultades va a manifestarse en la superficie ósea del cráneo. Un frenólogo experto detectaría irregularidades mediante una palpación de la cabeza que le permitirían diagnosticar habilidades intelectuales y características de personalidad. Así, la detección de una protuberancia situada sobre el órgano cerebral de la “benevolencia” indicaría proclividad a conductas benefactoras. Esta última propuesta y práctica de la frenología fue muy pronto rechazada por los investigadores y objeto de burla periodística. Ahora bien, la medición acuciosa del cráneo siguió llevándose a cabo y fue incorporada a la naciente ciencia de la antropología física. Un procedimiento de la moderna paleontología es hacer moldes del interior de cráneos de homínidos para determinar la forma del cerebro y una mayor cavidad en la zona de Broca ha permitido inferir que existía la facultad del lenguaje articulado en algunos homínidos como los neandertales.

Como se puede ver, a pesar de sus anacronismos y fallas, la frenología es un antecedente importante de la psicobiología y la neurociencia cognitiva.

Los contenidos de la columna Mente y Cuerpo forman parte del próximo libro del autor. Copyright © (Todos los Derechos Reservados).
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