A los 500 años del encuentro entre Cortés y Moctezuma, suceso que aconteció en México-Tenochtitlán, el 8 de noviembre de 1519, la productora Dopamine, una subsidiaria de Grupo Salinas, saca a la luz una fantástica serie, mas no documental, co-escrita y co-dirigida por mexicanos y españoles. Se hace por primera vez una reconstrucción visual, en su esplendor, de las míticas ciudades de Tenochtitlán, Zempoala y Cholula, con base en códices prehispánicos y otras fuentes históricas y arqueológicas, estas últimas aprovechando las investigaciones más recientes de Eduardo Matos Moctezuma, Leonardo López Luján y Raúl Barrera, entre otros. Resulta sorprendente ver el monolito de la Coatlicue en su lugar original, sobre la plataforma del Templo Mayor y junto al templo de Huitzilopochtli, en esa grandiosa ciudad blanca de Tenochtitlán, considerada el ombligo del mundo.
Se trata de la producción más cara de la historia de la televisión mexicana, cuyos ocho capítulos de la primera temporada tuvieron un costo, cada uno, de un millón y medio de dólares. Ello por el interés de Ricardo Salinas Pliego de divulgar en México y en el mundo el gran acontecimiento de la Conquista que dio origen a la globalidad, y ese gran personaje que fue Hernán Cortés, así como el conocimiento académico desarrollado en México, especialmente en materia arqueológica, en la que nuestro país, desde antaño, ha destacado a nivel mundial.
Es importante señalar que la serie fue producida en español, algo inusitado en el mercado global audiovisual que está controlado por el idioma inglés, confiando en la calidad de la imaginación de las audiencias a las que va dirigida, fundamentalmente de México, España y América Latina. Con el propósito de honrar a las ancestrales comunidades indígenas mesoamericanas, su ingenio y su grandeza, y a efecto de invitar a los mexicanos del siglo XXI a sentirnos orgullosos de nuestros pueblos indígenas, se decidió grabar en lenguas indígenas para permitir al espectador gozar de su musicalidad y cadencia, y para mostrar el sofisticado universo cultural de tlaxcaltecas, totonacas y mexicas.
Un gran mérito de los actores que representan personajes indígenas, fue haber tenido que aprender sus diálogos en náhuatl y, en el caso de Marina, además, en maya. Durante el rodaje se contó incluso con una profesora de lenguas indígenas quien se aseguró de la correcta gramática y pronunciación de dichas lenguas. Entre los actores destaca la interpretación de Marina por parte de Ishbel Bautista, quien se consolida por primera vez en la televisión, luego de varios éxitos en teatro; así como la de Xicohténcatl por parte de Jorge Guerrero, también destacado actor de la película Roma; y, desde luego, Hernán Cortés, magistralmente interpretado por Óscar Jaenada, luego de haber representado a Cantiflas y al papá de Luis Miguel en su serie.
Se crearon diversas narrativas épicas de los mismos hechos históricos, desde la perspectiva de cada personaje relevante de la historia como protagonista de la misma. Allí vemos las visiones de Marina, Olid, Xicohténcatl, Bernal, Moctezuma y Pedro Alvarado, el salvaje Tonatiuh, Gonzalo de Sandoval y finalmente la de Hernán Cortés, las cuales, a 500 años, siguen provocando polémica. La primera temporada transcurre del 22 de marzo de 1519, fecha en que Cortés llegó a Tabasco, hasta el 30 de junio de 1520, acontecimiento de la famosa “Noche Triste”; y se espera que la segunda temporada suceda a partir de dicho acontecimiento a la muerte del conquistador extremeño, episodios que se desarrollan fundamentalmente en la Corte de Carlos V y por ello habrán de ser filmados en España.
El cuidado de la precisión histórica quedó encomendado al historiador César Moheno; el vestuario a cargo de Mónica Neumayer, que junto con la peluquería y la pintura corporal de los actores, requirió una investigación minuciosa de murales y códices prehispánicos llevada a cabo por Carla Tinoco; la dirección de arte corresponde a José Luis Aguilar y la dirección de fotografía a Beto Casillas, quien cuidó la textura y la luminosidad de cada personaje y de cada paisaje. A guisa de ejemplo, para la filmación del discurso de Moctezuma a su pueblo se utilizaron las gráficas del Códice Moctezuma y para la boda de María Luisa y Alvarado emplearon imágenes del Códice Mendocino.
Aunque resulta imposible satisfacer las expectativas de toda la audiencia, especialmente por el imaginario que se ha creado a lo largo de la historia en torno a los principales personajes de la Conquista, conforme al cual imaginamos a Moctezuma más atlético y grandioso de lo que aparece en la serie, y ante la falta de referencias visuales certeras, me parece que la obra resulta suficientemente satisfactoria al presentar la hazaña de la manera más objetiva posible y, desde luego, el hecho de que en un mismo fin de semana se haya presentado a las audiencias de Amazon Prime en América Latina y España, de History Channel en América Latina y en televisión abierta a través de Azteca 7 para el público mexicano, resulta una proeza inédita, la cual seguramente rendirá más frutos cuando se presente al gran público “hispánico” de Estados Unidos y en la propia madre patria.