Para los fines de esta nota no me sirve la definición de “intelectual” que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua tiene, ya que es insuficiente porque sólo se refiere a lo que es perteneciente o relativo al entendimiento, o que es espiritual o incorporal, o dedicado al cultivo de las ciencias y las letras.
Me es insuficiente por varias razones, una de ellas es que ¿acaso los músicos, los pintores, los arquitectos, no son intelectuales? Los que se dedican a las religiones ¿son necesariamente intelectuales? Me referiré al concepto de intelectual que surge en Francia a finales del siglo XIX alrededor del caso Dreyfus, cuando el militar francés de origen judío es condenado por traición y enviado a prisión perpetua, un grupo de escritores entablan una lucha, no armada, para defender una causa evidentemente sesgada y juzgada de manera inadecuada; a ese primer grupo se le llamó por primera vez intelectuales.2
No siempre ha tenido una acepción positiva. Al inicio de la gran guerra en 1914, un grupo de intelectuales promovieron, favorecieron, apoyaron el inicio de la acción bélica alemana; puede que consideremos que hubieran estado equivocados, sin embargo, lo hicieron vertiendo su opinión desde el punto de vista intelectual. Santos Julia,3 destacado historiador español, quien me parece que además es un intelectual, hace una reflexión muy interesante al respecto. Considerando que el intelectual es: el que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre la realidad, y comunica sus ideas con la pretensión de influir en ella, alcanzando cierto estatus de autoridad ante la opinión pública.
En un concepto que desarrolla Javier Cercas en un libro reciente,4 agrega el compromiso que desarrolla para mostrar sus ideas y modificar una realidad que le parece inadecuada, injusta; añade que en general no es un profesional del análisis político, sino que su prestigio y su actividad profesional se desarrolla y se ha desarrollado en otras áreas de la intelectualidad. Sartre pensaba que intelectual es el que se mete donde no le importa.5 Edward Said, a quien nos referiremos a continuación, refiere que el real o “verdadero” intelectual es siempre un intruso (outsider) que vive en un exilio autoimpuesto en los márgenes de la sociedad.
Me parece a mí que en la actualidad existen ejemplos claros de intelectuales. Daniel Barenboim ‒un muy destacado músico argentino de origen judío y que actualmente tiene además la nacionalidad española y palestina, tiene o tenía la nacionalidad israelí‒, junto con Edwuard Said ‒filósofo, escritor palestino ya fallecido‒, decidieron expresar su desacuerdo e inconformidad creando una orquesta formada por músicos palestinos e israelíes (judíos) con sede en Sevilla, quizá por el significado del “Al Ándalus”. Cada año hacen una gira internacional, al cabo de la cual muchos vuelan a otras orquestas, para conformar un nuevo grupo, de iguales características, al año siguiente.
Otro ejemplo claro de intelectual es Mario Vargas Llosa, quien con mucha frecuencia, en ocasiones cada semana, vierte su opinión en periódicos y no sólo sobre el Perú, ni siquiera entorno a sólo problemas latinoamericanos, sino sobre temas muy diversos.
Los dos ejemplos son de compromiso, de crítica de la realidad, de que su prestigio ha sido adquirido en otras áreas, ambos en la ficción; no hay nada más subjetivo que la música y hacen una especie de oxímoron entre la realidad y la ficción.
En México hemos tenido grandes ejemplos de intelectuales comprometidos: Octavio Paz y Carlos Fuentes; son dos muy brillantes. En la actualidad tenemos varios intelectuales con características plenas en el concepto que intento desarrollar. Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín son muestra de ello, historiadores, ensayistas, escritores de ficción y editores; con mayor o menor frecuencia viajan a la realidad más desnuda y la analizan, critican y proponen posibilidades de solución.
Es cierto que en ocasiones los intelectuales han sido criticados o han servido a intereses no tan socialmente comprometidos. Jorge Semprún hace un análisis acerca de esto en varias de sus obras.7
Muchas son las opiniones acerca de que en la actualidad vivimos en nuestro país una crisis de muy diversas aristas, económica, social, de seguridad muy probablemente política; una de las soluciones podría ser que surgiera un mayor número de intelectuales, que físicos, químicos, arquitectos, abogados, economistas, médicos, escritores, músicos, pintores, entre otros, bajen a la realidad y con el prestigio y conocimiento adquiridos en su actividad profesional la analicen y propongan soluciones que seguramente resultarán muy diversas pero de la participación diversa pueden surgir soluciones.
Referencias
- http://dle.rae.es/?id=Lqb2TD7
- https://www.definicionabc.com/general/intelectual.php
- http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/13/actualidad/1402683241_683178.html
- Javier Cercas, El punto ciego. Las conferencias Weidenfeld 2015, Penguin Random House: México, 2016.
- Annie Cohen-Solal, Sartre: A life, Gallimard: París, 1989.
- Jennings, Jeremy y Kemp-Welch, Anthony, (ed), Intellectuals in Politics: From the Dreyfus Affair to Salman Rushdie, Routledge: Londres, 1997.
- Jorge Semprún, Autobiografía de Federico Sánchez, Planeta: Barcelona, 1977.