A raíz de la crisis financiera internacional iniciada en 2007, durante un informe de académicos en la London School of Economics sobre el desorden de los mercados internacionales, la Reina de Inglaterra preguntó: “¿Porque nadie lo advirtió?” (The Telegraph, 5 de noviembre 2008). Independientemente de la pérdida económica que la crisis internacional significó para las finanzas de la Reina, tal pregunta debió sorprender a propios y extraños.
Sin embargo, la pregunta resultó totalmente adecuada al haber sido formulada ante una concurrencia plena de expertos en los menesteres de la economía. Expertos que no dejaron de preguntarse por mucho tiempo cómo fue posible no haber previsto la crisis que había sido fraguada durante tantos años, ante la complacencia no únicamente de expertos, sino también de los llamados mercados, autoridades, reguladores, inversionistas, entre otros más.
Pasado lo más álgido de la crisis financiera, se hizo evidente para los expertos que la información económica disponible, desde años antes a 2007, hacía prever mayores riesgos futuros a los habituales y que la conducta de los agentes económicos, especialmente de los bancos centrales, agudizaban tal entorno. Así, ¿información económica disponible no analizada y conducta complaciente podrían haber sido las razones básicas de la crisis? Es decir, ¿la falta de análisis y la ignorancia de los agentes económicos podrían ser una conjetura para explicar la causa de la crisis financiera?
En los últimos años ha resurgido la importancia y trascendencia de la denominada Inteligencia Económica (IE). Con múltiples definiciones, la mayoría centradas en la información y su análisis, la IE puede ser definida como el proceso de recolección de información y análisis económico del entorno y de las previsiones del mismo. En el pasado, la IE fue centrada en asuntos de los negocios, en las llamadas oportunidades de inversión privada y hasta en lo concerniente a las razones económicas de las guerras imperialistas. De esta manera, desde hace muchos años, países como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, entre otros, han establecido Sistemas de IE (SIE) en beneficio de sus intereses económicos; aunque estos sistemas no necesariamente han resultados exitosos.
Hoy, ante los acontecimientos generados por la crisis y ante la globalización de los mercados, especialmente financieros, la IE se ha vuelto tópico de los gobiernos y hasta de la seguridad nacional. Obviamente, en la nueva ola de creación de SIEs las ideas económicas también resultan nuevas o al menos bastante diferentes a las que predominaron hasta bien entrada la crisis, como lo atestigua la posición del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el análisis de la misma.
En este trend de cambio y preocupación, el Gobierno de Mariano Rajoy presentó hace unos años un proyecto de Sistema de Inteligencia Económica (SIE) de coordinación público-privado para compartir y analizar información clave para la competitividad y seguridad, especialmente de las empresas (EL PAÍS, 24 de octubre 2014). Iniciativa que debería ser considerada por el futuro gobierno federal mexicano, después de treinta años de una política económica unidimensional y unidireccional, la cual ha generado cuestionables resultados.
Tal necesidad se hace más urgente a la luz del enorme desperdicio de recursos públicos que significó el pasado boom petrolero que experimentó México y a la par conllevó a una creciente deuda pública nacional, de más de 10 billones de pesos. Ello, además, dentro de la reiteración del socorrido slogan público de que la élite hacendaria nacional ha asumido una política fiscal responsable y de que el país ha crecido sostenidamente gracias a sus buenos fundamentos macroeconómicos.
Al respecto, con la más elemental de las inteligencias, uno se preguntaría si la información económica de México y sus análisis no anulan la absurda complacencia oficial, o al menos si la necia realidad resulta harto diferente a la gubernamental.
Es un articulo muy elocuente y que refleja conocimiento en el tema. A pesar de que el manejo de informacion de manera responsable es ya practica comun en ramos de la ciencia (eventos fisicos, quimicos y de materiales, entre otros) , es la voluntad politica de cada gobierno la que determina si esa practica se utiliza para beneficiar a l;a sociedad que gobiernan. En el caso de Mexico creo que existen los recursos y las personas que puedan hacer uso positivo de la IE, pero dudo de la voluntad politica y conocimientos de ciertas esferas altas del poder. Desafortunadamente con lideres cuya arrogancia les hace pensar que su capacidad e inteligencia esta por encima del pueblo que mal gobiernan, el grupo de profesionales capaces de practicar la IE en nuestro beneficio no tienen la libertad absoluta de hacerlo.