La mimetización que tiende a adoptar el constructo social, político y económico de nuestro país, deviene en gran medida de la muy imperante figura estadounidense.
Pareciera que el modus vivendi en México tiene cierta afinidad a imitar el de un habitante estadounidense. El sueño americano, que en buena parte radica en hacer de la existencia una sistematización en aras del capital, seduce a nuestros ciudadanos por su tendencia a exacerbar la riqueza.
Paralelamente, el gremio político de nuestro país desea de forma desmedida autodenominarse como una “democracia de vanguardia”; muy al estilo del bipartidismo americano. Dentro de este limbo político en el que se encuentran los candidatos independientes, se ha gestado la muy novedosa forma de recaudar fondos a través de la realización de cenas de etiqueta a las que acuden diversos personajes de la política, la industria y la cultura.
Sin embargo, este acto que lleva como estandarte descubrir “financiamiento” privado para impulsar su carrera por la presidencia nacional, resulta ser tan sólo un acontecer desesperado de mimetización factible para generarles resultados. Es decir, realizar una campaña política independiente con financiamiento privado, es una fórmula desgastada de la demagogia estadounidense y ahora de moda por antonomasia mexicana. “¡Ah, pero es de vanguardia!”
En México, estamos ante el certamen de modas de candidatos-actores más costoso del mundo; aquí todos llevan alta costura de diseñadores diversos. Agreguémosle que… si la tendencia de no tener partido, que si la tendencia de inculpar al otro, que si la tendencia del populismo, que si la tendencia de ser religioso….
Ahora, ¿qué sucedería si alguno descubre que el modelo europeo es más vanguardista? En Inglaterra y Francia, incluso Rusia, nos están demostrando que hay nuevas formas de llegar al destino presidencial.
Quedan tres meses y medio para descubrir al candidato ganador. En esta mimetización, ¿quién crees que lo logre?
Samuel Podolsky
@sampodol
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