Los bebés de la Argentina

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En la madrugada del jueves 9 de agosto pasado recibimos en México la noticia del rotundo no del Senado Argentino al proyecto de legalizar el aborto. La sexta vez en once años que el pueblo argentino decía no al aborto.

Cuando, en tiempo real, nos enteramos de la decisión en Argentina, pensamos en los millones de argentinos pro vida que salieron a las calles, en los millones de jóvenes que se opusieron a esa ley, por los miles de médicos que, al no aprobarse la ley, no serán “sicarios de bata blanca”; pensamos en los pequeños -más de cincuenta mil- que desde el vientre de su madre podrán continuar tranquilos su período de gestación.

Pero pensamos, también, en más de un millón de abortos en la Ciudad de México, donde hace más de diez años se “legalizó” el aborto, en esos “bebés de panza” que jamás vieron la luz.

La masacre que el Senado argentino supo frenar, en la Ciudad de México ha tomado dimensiones insospechadas. Si los asesinados por el crimen organizado son, en promedio en los últimos diez años, diez mil por año, los asesinados por el “aborto desorganizado” suman más de ciento cincuenta anuales. Son públicas las evidencias: más de sesenta clínicas, muchas de ellas clandestinas, capaces de abortar incluso después de las doce semanas.

“No creo que el aborto sea un derecho que tenemos las mujeres, menos aún que sea un derecho de las mujeres sobre nuestro cuerpo. Creo que es una realidad dolorosa que padecemos muchas mujeres”, es la senadora argentina María Lucila Colombo en el último debate que dijo no.

En el mismo debate, el senador argentino José Quarracino afirmaba: “Me llama la atención que este proyecto diga que el aborto es un derecho y después, que el aborto es un crimen. Dice las dos cosas. Primeras catorce semanas, es un derecho, pasadas las catorce semanas, es crimen. El mismo acto, ejecutado por la misma persona”.

a favor de la vida
Pañuelo de la campaña pro vida argentina “Salvemos las dos vidas” (Foto: www.adelantado.com.ar).

Un senado argentino valiente y respaldado por el pueblo que no cedió a presiones internacionales que insisten en imponer en países libres modelos colonizadores. Un senado que decidió ubicar a la Argentina entre los más de ciento cincuenta países del mundo que no han abierto la puerta a la legalización abierta de esta práctica criminal. Un senado que también fue la voz de los sin voz.

Un senado responsable que estudió el tema con madurez y ofreció soluciones serias al problema, son palabras de la senadora Silvina Fernández Lugo que habló del “trabajo voluntario y solidario de personas de bien que, sin apoyo del Estado, sin financiamiento externo, se ocupan de mujeres concretas con embarazos inesperados y no deseados, dando su tiempo, su dinero, sus recursos y sus ideas. Eso es señal de que esta sociedad está madura para enfrentar el desafío de buscar alternativas que no perjudiquen a ninguna vida y que ayuden a las dos”.

“El verdadero drama de la mujer que aborta no es el niño por nacer sino los problemas preexistentes a su embarazo; la soledad, la desesperación, la falta de oportunidades y sobre ello hay que trabajar”, aseguró el senador Rodrigo Agrelo, durante el debate.

El 2 de diciembre de 1949 quedó abolida la esclavitud en el mundo, poco a poco se hizo la luz y la humanidad entera se miró avergonzada y dijo, no más. ¿Algún día sucederá lo mismo con el aborto?

Por ahora, Alveda King, sobrina de Martin Luther King, dijo ya hace unas semanas que el aborto socaba el sueño de su tío: “cada bebé abortado es como un esclavo en el vientre de su madre”.

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Luz María teran

Increíble artículo!! Gracias Pablo Mier y Terán por recordarnos el valor de la vida!!

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