De la guerra, 4ª Parte

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Vamos a hacer de ésta, la última entrega sobre el tema de la guerra. He tomado esta decisión porque, a pesar de mi voluntad de buscar la mirada positiva a través de los inventos que impactaron el estilo de vida de la especie humana al resignificar los usos de productos generados como desarrollos para hacer más fácil la pelea, pareciera que no aprendemos nada y nos encontramos, nuevamente, ante el riesgo de una conflagración que pone en peligro la estabilidad del mundo entero. La decisión que tomó el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica de atacar a importantes representantes del gobierno y la milicia iraní provocando su muerte, ha generado reacciones sumamente violentas en Irak e Irán. Se ha ofrecido una recompensa de 80 millones de dólares para aquél que acabe con la vida de Trump y nunca antes se había visto una movilización de tal magnitud en las ceremonias fúnebres de ningún otro prócer de la patria en esos territorios.

Sólo por concluir con el tema que venía exponiendo en los artículos previos, vamos a revisar los últimos tres inventos que teníamos ya en lista para presentar en esta entrega, estos son:

Comida enlatada
Latas y guerra
Fotografía: Cultura Colectiva.

Las latas son hoy uno de los vehículos más frecuentes para conservar, movilizar y almacenar alimentos. Abriendo una lata, en muchos hogares del mundo se tiene lista una comida en un santiamén. Las latas han servido para alimentar a los soldados destacados en el frente de batalla y también para llevar comida a zonas de desastre donde hay población afectada por sismos e inundaciones. Nos han permitido seguir con las actividades laborales simplificando la forma de preparar los alimentos.

Reloj de pulsera
Guerra mundial.
Fotografía: La Información.

En la Primera Guerra Mundial se adaptó el reloj de pulsera para el uso de los militares. En este caso no se trató de un invento per se. El reloj existía ya y las mujeres los utilizaban en collares, prendedores y pulseras. Los hombres únicamente llevaban reloj de bolsillo. Sin embargo, la necesidad de una forma más cómoda y práctica de mirar la hora sin distraerse buscando en el traje, se resolvió diseñando los relojes de pulsera tipo militar. No sólo eran varoniles, se les adaptaron manecillas fluorescentes para tener visión nocturna y su tamaño y materiales les daban una gran resistencia para que sobrevivieran el ajetreo de la vida en campaña.

La red de Internet
guerra mundial e internet
Fotografía: Infobae.

Ésta inició en 1969 en Estados Unidos como un proyecto militar que permitiera una comunicación especial para el Departamento de Defensa norteamericano durante la Guerra Fría. En un principio se trató de una red de computadoras que posibilitaban el uso compartido de las capacidades de cómputo conectando todas las agencias de defensa militar de ese país. Posteriormente se dio paso a una red mundial que ha interconectado al planeta. Con esta tecnología de base se han diseñado y desarrollado una serie de sistemas que forman parte del presente y del futuro de la guerra. Por ejemplo, los sistemas de identificación biométrica, robots, armas inteligentes que luego permiten y/o permitirán la apropiación y adaptación en aplicaciones para la vida cotidiana.


Seguramente así será y parece que nuestra naturaleza bélica no prescindirá de la evolución tecnológica a través de la guerra. Sin embargo, deberíamos cuidar el tipo de armas que producimos y el uso que hacemos de ella. El propio Sun Tzu, autor de El arte de la guerra, decía que:

Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas por mucho tiempo producirá calamidades. Como se ha dicho, “Los que a hierro matan, a hierro mueren. Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotadas tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos aprovecharán tu debilidad para sublevarse”.

Pareciera que los pacifistas vivimos en una ingenuidad casi infantil al pretender que el proceder antibélico modifique la naturaleza humana. Por supuesto que las personas normales, los individuos promedio, no deseamos la guerra. Es un hecho que las formas de la guerra se han envilecido. La confrontación no es frontal, el terrorismo, la guerra a distancia, cubren el rostro de los atacantes que cobardemente atacan a la población civil, destruyen patrimonio histórico y cultural por imponer sus creencias políticas y/o religiosas. Atacan a los indefensos para controlar y someter. Y las personas de “a pie”, padres, madres, abuelos, no queremos que nuestros hijos y nietos se vean expuestos a ataques –que ya no se circuscriben sólo a los territorios de guerra–, por defender intereses que, al final, nos resultan ajenos. No nos gusta la sensación de vulnerabilidad en la que nos encontramos, y pensamos que las ideologías que dividen y enfrentan son un peligro para el desarrollo del bienestar de la humanidad.

Estamos iniciando el año 2020, y lo iniciamos con las sirenas de alerta encendidas ante la rijosidad de dos culturas que se enfrentan por múltiples intereses que nada tienen que ver con nosotros y, a pesar de eso, podemos vernos todos afectados porque todos somos vulnerables. La actitud que tomemos en lo cotidiano, nuestra capacidad de convertir esta irracionalidad en situaciones que permitan nuestra supervivencia, son la oportunidad que tenemos para hacer felices los días y de abrazar a los nuestros y procurarlos.

Deseo que en este nuevo año seamos capaces de rescatar lo mejor de nosotros para preservar el amor y la paz en nuestro entorno hacia un futuro sin guerras. Así de cándida la propuesta… ¿Tú qué opinas?

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