Los niños

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El domingo pasado en la novillada sin picadores, que se celebró en La México el domingo 25 de septiembre de 2016, hubo un intento de manifestación contra las corridas de toros y en particular contra la asistencia de los menores de 14 años a los festejos taurinos en todo el país, organizada por el Partido Verde Ecologista, como muestra de su oposición a un espectáculo que es parte intrínseca de nuestra cultura, arte y tradición.

Con el transcurrir de los años, se ha venido gestando una corriente en contra de la tauromaquia, por aquellos como el diputado Jesús Sesma, cabeza visible del partido de marras, quienes comemos alrededor de 6 millones de reses al año en nuestro país y que se escandalizan por 25 mil animales, que en promedio en el mismo lapso se sacrifican y también se comen, para poder ejecutar el ritual taurino.

Los políticos huelen o tienen información de tendencias y saben que un amplio sector de la sociedad no es afín a las corridas de toros y por eso le apuestan en su contra, ignorando que existimos millones que creemos en los valores intrínsecos del toreo y que incluyen la devoción por el toro como uno de los animales más bellos de la creación.

Entenderlo significaría respetar nuestro derecho a custodiar una tradición heredada de hace casi quinientos años, 490 para ser más preciso y además entender, que la crianza y la lidia, involucran un respeto hacia la naturaleza del animal como no la tienen ni tendrán, quienes pretenden prohibirlo.

Arguyen violencia cuando existen otras formas verbales y gráficas que la promueven más que el ejercicio del toreo. A mis conocidos y a un servidor nos pasa con nuestros cercanos que algunos no lo aprueban y otros si, incluyendo a nuestros hijos y no conozco alguno que lleve por la fuerza a sus hijos, amigos o parientes, respetando su ideología que finalmente es por lo que clamamos todos, libertad de pensamiento.

Ahora sustentados en preceptos de la ONU, es que pretenden coartar la libertad de acceder a la tauromaquia como parte de la cultura de algunos países a los menores, negando el derecho que la misma ONU estableció respecto a recibir informaciones e ideas de todo tipo y el respeto a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, además de constituir el derecho de los padres a guiar al niño en el ejercicio de su derecho de modo conforme a la evolución de sus facultades.

El artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos consagra el derecho preferente de los padres a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Me parece que lo que se debe promover es más responsabilidad paterna y luego los hijos decidirán lo que les gusta hacer o no que finalmente es privilegio de cada ser humano, prohibir nos llevaría a debatir no solamente sobre los toros sino de muchas otras actividades que promueven la violencia y esas no parecen preocupar a nadie.

En los estados de nuestro país dónde han conseguido la prohibición de la entrada a los toros de los menores, en pocos meses han tenido que dar marcha atrás y ello constituye un desperdicio de tiempo y dinero que nuestro mundo no tiene el derecho de usar, en aras de prohibiciones que atentan contra el libre albedrío tan necesario para construir la tela del futuro.

Si el toreo muere por la falta de afición es una cosa, que lo quieran matar por decreto es bochornoso, por parte de quienes oliendo un probable éxito electoral no les importa pisotear los derechos individuales tan maltratados en un país como el nuestro.

Que conste y que se tome en cuenta, no se vale ignorar a tantos de golpe y porrazo.

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