Mala nutrición: desnutrición y obesidad, un grave problema

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Hace unos días leí un artículo publicado en el New York Times que me dejó pensando sobre el gravísimo problema de la desnutrición en el mundo y, sin dudas, en nuestro país.

Nicholas Kristof, el autor del artículo The world’s malnourished kids don’t need a 295 dlls. burger, expone datos duros sobre la malnutrición y los contrasta con el gasto ridículo que puede hacer una persona sumamente rica en diversos renglones como, por ejemplo, el poderse gastar 295 dólares en una hamburguesa o hasta mil dólares en la compra de un sundae (hay restaurantes en NY que los tienen en sus menús).

Kristof señala que un cuarto de la población infantil del mundo está desnutrida, y a lo largo de su escrito utiliza varias veces la palabra stunting, que significa atrofia, para describir la consecuencia de la desnutrición. Stunt significa que algo deja de crecer, que se interrumpe su crecimiento y que simplemente no crecerá al nivel que debió hacerlo. Además, Kristof argumenta que el niño desnutrido no alcanza los niveles de desarrollo físico adecuado y señala que esa desnutrición también afecta los niveles cognitivos del niño. Es decir, su desarrollo intelectual se ve mermado.

El artículo señala, en una de sus frases, un dato que en mi opinión es lapidario sobre las implicaciones que tiene hoy la mala nutrición de un niño. Lo pongo tal cual en inglés, para luego traducirlo:

The implication is that billions of I.Q. points are lost to malnutrition, and that the world’s greatest unexploited resource is not oil or gold but the minds of hungry children.

“Las implicaciones (de la desnutrición) es que billones de puntos I.Q. se pierden por desnutrición, y que el más grande recurso no explotado en el planeta no es ni el petróleo, ni el oro, sino las mentes de niños con hambre”.

Cuando me detengo a pensar en esto de que nuestro coeficiente intelectual promedio, en niños mal nutridos se encuentra muy por debajo del promedio, entiendo por qué los países más pobres siguen siendo los más atrasados y con muy limitadas oportunidades de tener un futuro próspero. Simplemente, hace falta materia gris para resolver los problemas en esas naciones, para crear políticas públicas adecuadas para su desarrollo y para innovar en tecnología. Son países que tienen un problema de educación porque, primeramente, tienen un problema de alimentación.

Vale la pena que lean el artículo porque tiene datos muy importantes y escalofriantes, como que:

  • El 45 por ciento de las muertes en niños de 5 años o menores, tienen su causa y origen en la desnutrición;
  • Los programas de nutrición son verdaderamente baratos y podrían multiplicarse para acabar con la pobreza global; o bien,
  • Que en subastas de vinos se puede pagar casi medio millón de dólares por una botella; o mil dólares por un cupcake con el papelito dorado en hoteles de Dubái.

Definitivamente, me parece una buena reflexión la de Kristof.

Dice la UNICEF que la buena nutrición es la base del crecimiento y desarrollo de niños, niñas y adolescentes, ya que previene enfermedades y favorece un mejor estado de salud. Sin duda, todos coincidimos con esto. Un niño bien nutrido es más sano que uno que no lo está; sin embargo, a veces no pensamos que además de que un niño que no come bien no se desarrolla bien, su desarrollo intelectual se merma.

En México tenemos, al igual que en cualquier país donde aún existe la pobreza, problemas de desnutrición. Según la UNICEF, uno de cada ocho niños presenta una talla baja para su edad. También dice que en los estados del sur de nuestro país se presentan el doble de este tipo de casos que en los estados del norte, lo cual hace sentido porque se trata de los estados más pobres. Además, indica que los niños de entre uno y dos años de edad, son los que presentan los porcentajes más altos de desnutrición crónica (todas las definiciones coinciden en que se entiende como desnutrición crónica al resultado de desequilibrios nutricionales sostenidos en el tiempo y se refleja en la relación entre la talla del niño/a y su edad. En un niño desnutrido la talla es menor a la que se esperaría en promedio para un niño de la edad). Por otro lado, tenemos un gravísimo problema de obesidad infantil; que, curiosamente, es más notorio en los estados del norte del país. Desafortunadamente, México es uno de los países con mayor nivel de obesidad infantil en el mundo.

Según UNICEF, 1 de cada 20 niñas y niños menores de 5 años padece sobrepeso u obesidad. El dato es alarmante, pero se agudiza más cuando vemos que 1 de cada 3 niños, entre los 6 y 19 años, lo padece. ¡Una tercera parte de los niños de México!

La desnutrición y la obesidad, aunque parecen contrastarse, están mucho más ligados de lo que creemos. Según estudios realizados en poblaciones rurales, donde la desnutrición es muy alta, en los últimos años ha habido incrementos muy significativos en los niveles de obesidad. En una entrevista realizada a la Dra. Teresa Shamah Levy, directora adjunta en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que entre 2012 y 2016 el problema del sobrepeso y la obesidad en México creció 10 puntos porcentuales en mujeres adolescentes rurales, lo cual es muy grave, puesto que significa tener a casi el 40% de mujeres rurales con sobrepeso y obesidad en sólo cuatro años y comentó que el sobrepeso y la desnutrición tienen que ver con el tipo de alimentación. “Hay obesos anémicos”, indicó.

Hoy quiero dejarle a usted, querido lector, el tema de la desnutrición; para que no lo veamos como algo ajeno a nuestra realidad ni a nuestra vida. Que los que podemos hacer algo desde nuestra trinchera para combatirla, lo hagamos. Que seamos más conscientes porque, al final, a todos nos afecta la malnutrición. Tener ciudadanos con bajo intelecto no le ayuda al país; y claramente, estar mal alimentados nos afecta a todos. Por el otro lado, tener problemas de obesidad –que en mi opinión también es una mala nutrición– puede quebrar al sistema de salud en México. La diabetes, los infartos y un sinnúmero de enfermedades crónicas son generados por una mala nutrición, y eso cuesta muchísimo dinero cada año.

Esa frase de “primero comer que ser cristiano” ahora me hace más sentido. Yo le agregaría la palabra “bien”.

Al final, comer bien sí hace la diferencia entre tener grandes naciones o naciones deterioradas. Está en nosotros combatir esos dos lastres y erradicarlos (o al menos minimizarlo) de una vez por todas en nuestro país.

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Felipe Martinez

Buen mensaje Pepe, debe ser prioridad el tener en cuenta esto, un abrazo

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