Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.
En 2019, la exportación total de México alcanzó la cifra récord de 461,116 millones USD al registrar un incremento de 2.34% con respecto a 2018 debiendo señalar que, de los 10 años más recientes, ésta es la 3ª tasa más baja sólo superada en 2015 y 2016 en que fue de -4.22% y -1.8%.
Este reducido incremento fue provocado por una disminución de la Exportación Petrolera de -15.0%, debido a que la Exportación de Petróleo Crudo y de Otros Productos Petroleros registraron sendos retrocesos que se sitúan en -14.84% y -16.04%, respectivamente.
Por el contrario, la Exportación No Petrolera tuvo un incremento de 3.6% debido a que la Industria Agropecuaria y las Manufacturas registraron tasas de crecimiento de 11.39% 3.35%, en tanto que la Exportación Extractiva disminuyó en -0.69%.
Por el lado de las importaciones se presentó un decremento de -1.93% debido a que los dos grandes agregados, es decir, la Importación Petrolera y la Importación No Petrolera muestran decrementos de -12.19% y -0.59%, respectivamente.
En relación con el destino de los bienes importados, los Bienes de Consumo Final registraron un descenso de -3.08% y, dentro de este rubro, los Bienes de Consumo Petróleo decrecieron –11.21% en tanto que los Bienes de Consumo No Petrolero se incrementaron 0.55% y, por lo que se refiere al uso de los bienes, la Importación Intermedia Total disminuyó -0.83% debido a que la Importación Intermedia Petrolera disminuyó -12.75%, en tanto que la Importación Intermedia No petrolera se incrementó 0.45%. Finalmente, la importación de Bienes de Capital disminuyó -8.93%.
Como consecuencia de esta evolución, en 2019 es la primera ocasión desde el año 2012 que se presenta un superávit en la balanza comercial, mismo que alcanzó 5,820 millones USD; asimismo, es importante mencionar que durante los 26 años de vigencia del TLCAN, es la quinta ocasión que se registra un saldo positivo, de tal manera que en el periodo se ha acumulado un déficit total de -170,910 millones USD; sin incluir al petróleo, el déficit se eleva a -883,338 millones USD, saldo equivalente a 69% del PIB total de México en el año 2019. El promedio anual del déficit en estos 26 años fue de -6,573 millones USD.
Sin embargo, lo más aberrante de este ilógico proceso es que se habla de México como país que ha dejado atrás la dependencia de la exportación en el petróleo y que la mayor parte de nuestra exportación es de manufacturas de alta tecnología, situación verdaderamente dudosa, sobre todo, porque nuestra balanza comercial nos dice que en el periodo 1993/2019, el saldo no petrolero arrojó un déficit de -295,428 millones USD, determinado por la fuerte importación de bienes de consumo final no petroleros y la enorme cantidad de insumos o bienes intermedios altamente sofisticados que se utilizan para ensamblaje en nuestro territorio, para posteriormente reexportar.
Comentarios
La aparente situación positiva del superávit del 2019, en la realidad representa un gran problema debido a que a la economía mexicana la han convertido en una gigantesca maquiladora con procesos de ensamble simples y, por tanto, fuertemente dependiente de los insumos extranjeros para mantener a la reducida planta productiva en operación, así como para elaborar bienes destinados tanto al mercado interno y especialmente al de reexportación.
Esta disminución del déficit refleja un tendencia muy negativa y peligrosa, pues tradicionalmente se estaba importando mayor cantidad de bienes que son necesarios para mantener ocupada la planta productiva nacional, adicional al hecho de que, en el año 2019, la importación de bienes de capital presenta el decremento más alto de los 10 años más recientes, es decir, esto representa menor inversión por la reducida confianza en el futuro desempeño de la actividad económica del país.
Hay que recordar que, debido a la carencia de una política de fomento y fortalecimiento de la planta productiva nacional, la importación de insumos para producir bienes destinados al mercado interno y al de reexportación había sido creciente, consecuentemente, el valor de contenido nacional de los productos mexicanos de exportación que más bien es de reexportación.
En ese sentido, ha sido decreciente de tal manera que si en el año 1993 fue de 59%, para el año 2018 se estima que el porcentaje se redujo a 37% y, excluyendo al petróleo, ese porcentaje fue sólo de 26%, un porcentaje verdaderamente ridículo para una supuesta “potencia exportadora”, como alardean los teóricos y altísimos funcionarios, encargados de definir las estrategias del comercio exterior mexicano, mayormente improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional.
Sin duda, un gran problema porque habiendo definido al comercio exterior como palanca del desarrollo de México, el decreciente valor agregado en bienes orientados al mercado doméstico, así como al de reexportación, ha hecho retroceder a México como potencia económica pasando del 9º al 15º lugar en el periodo 2001/2019; su participación en la generación de riqueza mundial también cayó de 2.22% a sólo 1.44%, en tanto que nuestro PIB per cápita cayó de la 49ª a la 69ª posición.
También es importante señalar que, si en el año 2001 nuestro PIB per cápita se ubicaba 29% por arriba del promedio del PIB per cápita mundial, para el año 2019 cayó a -12% por debajo, reflejando la enorme pauperización que ha sufrido gran parte del pueblo mexicano en relación con el concierto mundial.
Esta situación resulta mucho peor al considerar que, en el año 1981, México era la 8ª economía mundial; en el mismo año, nuestra participación en la generación de riqueza mundial era de 2.67%, lo que ubicaba a nuestro PIB per cápita 42% por arriba del promedio del PIB per cápita mundial y se ubicaba en la 47ª posición mundial.
Resumiendo, la participación de México en la generación de riqueza mundial en el periodo 1981-2019 se redujo -1.23%, en tanto que en el periodo 2001-2019, en que han estado en vigor los TLC’s con los 54 países con los que nuestros altísimos funcionarios insistieron en firmar para generar mayor riqueza y bienestar, la pérdida fue de -0.78%. Inclusive, entre el año 2014 y el 2019, nuestro PIB per cápita registró un decremento de -728 USD, situación que muestra muy crudamente el descenso en el nivel de vida de la mayor parte de los mexicanos en muy corto plazo.
Apuntes finales
La apuesta de utilizar al comercio exterior como palanca del desarrollo era correcta y así se mostró cuando las reformas realizadas en los años 80 y principios de los 90 nos dieron enorme competitividad, pues las exportaciones registraron un importante dinamismo, el cual se fue perdiendo debido a que, a partir de 1994, empezando con el negro y mediocre periodo de Ernesto Zedillo, no hubo reforma alguna que permitiera avanzar en competitividad ni una estrategia para aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN.
A partir de 1994, los teóricos del comercio exterior recomendaron la firma de más TLC’s hasta completar un total de 48 países, situación que no permitió que México se posicionara y consolidara su presencia en Canadá y Estados Unidos mediante una verdadera integración comercial y productiva que era el primer objetivo del TLCAN.
Esta distorsión, sólo contribuyó a atomizar nuestras reducidas fortalezas y a debilitar a la planta productiva nacional que, adicionalmente, sufrió los embates de una desgravación unilateral totalmente ilógica e incoherente decretada por los altísimos funcionarios mexicanos, lo que únicamente creo una competencia desleal para la muy dañada planta productiva nacional y cuyo corolario fue la muy irresponsable firma del TPP-11.
Vamos, hasta Trump se dio cuenta de lo dañino que resultaba ese acuerdo para el proceso manufacturero de América del Norte y, a pesar de ello, los sabios mexicanos recomendaron y dieron hasta…, bueno, enormes concesiones para lograr que se firmara con base en un liberalismo dogmático que el mismo Parlamento Europeo ya había criticado en un informe publicado el 15 de diciembre de 2003, señalando que la estrategia de México: … parte de una concepción neoliberal del Estado, como agente subsidiario que se limitaría a eliminar los obstáculos al comercio y despejar el terreno de juego de las fuerzas de mercado. Ese enfoque supone la igualdad entre las partes, lo que es dudoso, y excluye a priori la aplicación de políticas activas para favorecer el proceso de ajuste. Aunque imputable más al modelo económico que a los Acuerdos en sí, éstas son algunas de las razones que explicarían sus resultados negativos.
Para México el enfoque dogmático del TLCAN está contribuyendo a agravar su situación… el enfoque del gobierno mexicano hacia los acuerdos de libre comercio, denominada de “negociar y olvidar”, le está generando resultados desastrosos que se traducen en un proceso de pauperización que sus altísimos funcionarios se niegan a reconocer, pues eso también implicaría reconocer sus errores y terribles equivocaciones, y que sus funciones se han realizado bajo un esquema de simulación e improvisación muy dañino para la economía mexicana; motivo por el cual se les deberían realizar juicios políticos, fincar responsabilidades, o hacer alguna otra cosa para que no sigan dañando a la economía y al pueblo mexicano.
Hoy, que enfrentamos un crecimiento nulo de la economía y mantenemos el deseo perene de cumplir con una verdadera transformación que genere bienestar para todos los mexicanos, es necesario abandonar los dogmatismos y la ortodoxia de los modelos económicos para definir una estrategia basada en el conocimiento real de la estructura productiva, de la operación del comercio internacional y del comercio exterior de México; haciendo a un lado las teorías de los improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional, y que tenga como base programas, proyectos y políticas públicas realistas.
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