Como mencioné en mi entrega anterior, desde hace tres semanas he estado involucrada en un proyecto de la UNESCO que consiste en encontrar formas para que todos los habitantes del planeta tengan acceso a educación continua durante toda su vida. Está a cargo el UIL, por sus siglas en inglés: UNESCO Institute for Lifelong Learning. El proyecto consiste en lograr que sea un derecho humano aprender a aprender, a formarse, actualizarse y siempre tener acceso a la cultura universal, ya sea por necesidad o por placer. La intención es que el mayor número de personas reciban educación básica de calidad, que los adultos se puedan reconvertir para acceder a las nuevas fuentes de trabajo y cuando sean personas mayores logren continuar activo, tener calidad de vida a través de la ocupación.
La intención del Instituto para la Educación de por Vida de la UNESCO (UIL), además, es poner en marcha una serie de medidas para garantizar que cualquier persona en cualquier lugar del mundo, independientemente de su edad, género o condición social, pueda acceder a la educación continua que requiera, que descubra maneras de aprender de acuerdo a sus necesidades. La idea es que el UIL cree una plataforma con contenidos evaluados para garantizar su calidad y libre acceso sobre las ofertas educativas gratuitas en el mundo. Se procurará ofrecer métodos híbridos de aprendizaje, es decir, presencial y a distancia. Parte importante del proyecto será poner a disposición cursos de actualización para adultos que les den la posibilidad de integrarse a la fuerza laboral, incluidas universidades tecnológicas para entrenar en el uso de instrumentos de última tecnología.
Algunos objetivos del UIL se enfocarán en intentar que los grupos marginados como mujeres y niños migrantes tengan acceso a la educación, para lo cual es necesario que exista conectividad en todo el orbe, además de educación presencial para cada tipo de necesidad.
Se requiere generar un diseño institucional para que los distintos países puedan incorporar a su educación la enseñanza de por vida. Es necesario que las grandes universidades trabajen en conjunto para elaborar cursos a distancia de distintos niveles y una enorme gama de materias para lograr una educación universal de libre acceso. Además de que aún las privadas sigan teniendo un programa importante de becas. Será indispensable que haya intercambio de expertos sobre la enorme diversidad de ramas de la educación para mejorar su eficacia.
El Instituto para la Educación de por Vida (UIL) considera la posibilidad de crear comunidades educativas, sitios donde se favorezca la educación continua y el aprendizaje en general.
En mi opinión, la educación formal y la oferta laboral ha estado sesgada hacia los tiempos biológicos de los hombres. No toman en cuenta que las mujeres vivimos más que los varones y que es preferible tener a nuestros hijos cuando somos jóvenes, pues criar hijos implica un gran esfuerzo. Sin embargo, no existen mecanismos que permitan a las mujeres dejar los estudios durante algunos años y después retomar los posgrados, con becas y más adelante poderse incorporar a la fuerza laboral, ya que existen restricciones de edad. Esta situación que no favorece a las mujeres se pone de manifiesto en los premios que tienen límite de edad. Cuando una mujer termina su doctorado y por fin puede dedicar más tiempo a tener una familia, disminuye su producción y, por lo tanto, no recibe reconocimientos iniciales, lo que hace que no pueda prosperar a la velocidad equivalente a la de los hombres. Sería de justicia histórica adaptar la educación superior y las ofertas de trabajo a los tiempos biológicos de las mujeres.
Como imaginarán, el UIL me incorporó al proyecto para no dejar de lado la importancia de la educación informal que es fundamental, pues el acceso a la cultura, incluida la ciencia, favorece la calidad de vida de las personas.
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