ÉRASE UNA VEZ EN MÉXICO, cuando Armando estaba de nuevo al frente de su computadora, una vieja laptop que se había ingeniado para mantenerla funcional.
Armando había descubierto un reporte interesante sobre la situación de la justicia en el mundo. Era un tema en el que estaba profundizando cada vez más, dada la descomposición del orden social en nuestro país.
Armando tiene una hija adolescente, el corazón de su vida, y le preocupa mucho la situación del país en el que ella está creciendo. La situación del México de nuestros días.
Casualmente, en ese momento irrumpe MR, como cariñosamente se refiere a su hija, y le dice:
―Fíjate Papá que me dicen en la escuela que en México no hay justicia. ¿Es eso verdad? Yo les dije que no era cierto, pero, la verdad, me hicieron dudar. ¿Qué me puedes decir al respecto? Porque seguramente mañana seguirá la discusión.
¡Ay, querida hija!, justamente estaba revisando ese tema. No me sorprende que haya surgido el debate entre tus compañeros, pues son el reflejo de lo que se conversa en los hogares. Y los mexicanos, con mayor o menor entendimiento de la materia, estamos todos preocupados por la situación del país.
Mira, por decirlo sencillamente, según diversos autores, por “Justicia” se entiende “la voluntad constante de dar a cada uno lo que es suyo”. Ahora respóndeme tú, ¿crees que en México cada uno tiene lo que es suyo, lo que le pertenece?
―Bueno, Papá no lo sé, pero lo que resulta evidente es que existe una terrible desigualdad, muchos pobres y pocos ricos.
Muy bien MR, ¿y por qué crees que hay muchos pobres y pocos ricos en México?
―No lo sé Papá, ayúdame a entenderlo.
Mira MR, la desigualdad ocurre porque unos, a través de diversos mecanismos, les quitan a otros lo que les corresponde. Te lo digo de manera muy simplificada, existen muchos factores, pero ente ellos está la falta de Justicia, sin duda.
Una persona le quita a otra lo que le pertenece cuando, por ejemplo: “no paga impuestos y disfruta de los satisfactores pagados con las contribuciones entregadas por los demás”; “cuando recibe menos salario que el que le corresponde por su contribución en la creación de productos y servicios”; y “cuando se le roba su dinero o bienes con violencia”. Esto por mencionar tres situaciones fácilmente reconocibles. ¿Comprendes MR?
Ahora, todo lo anterior es perfectamente natural, como dice el dicho: “el pez grande se come al chico”; pero vivir en sociedad es el deseo explícito de los seres humanos de salir de ese estado de naturaleza y alcanzar una situación donde haya mejores condiciones para que todos, peces chicos y grandes, tengan la oportunidad de, no sólo subsistir, sino de realizarse plenamente como seres humanos. Sin embargo, como te imaginarás, lograr esto no es nada fácil. Para ello, los seres humanos hemos creado leyes e instituciones, pero éstas no siempre se cumplen o no siempre funcionan muy bien. Es más, te podría decir que lo más frecuente es que no funcionen bien. El verdadero problema a escala social es cuando esta poca efectividad de las leyes y las instituciones es generalizada y entramos en un proceso destructivo que nos regresa al estado de naturaleza, ¿recuerdas? Dónde gana el más fuerte, donde gana el pez grande.
―Entonces Papá, ¿existe o no Justicia en México?
Bueno MR, la respuesta más correcta es decirte que a veces existe Justicia. No siempre; pero en esa lucha estamos. La mejor garantía para que exista Justicia es lo que llaman “estado de Derecho”, que es un grupo de instituciones y leyes que ayudan a las sociedades a organizarse colectivamente para garantizar la paz, la justicia, los derechos humanos, la democracia efectiva, el desarrollo sostenible y la calidad de vida.
EN PERSPECTIVA, en México estamos luchando por sostener nuestro estado de Derecho, por apuntalar aquellos aspectos en dónde es débil. Millones de mexicanos víctimas de la violencia, la corrupción y la impunidad atestiguan lo mucho que falta por hacerse. Fíjate nada más, en el Índice de estado de Derecho, que analiza a 113 países, donde el Número 1 es el mejor y el 113 es el peor, México ocupa el lugar 92º de acuerdo con su grado de adhesión al estado de Derecho. Siento no darte buenas noticias en esta ocasión MR, pero esto no es para que nos demos por derrotados. Esta situación es para que incrementemos nuestro esfuerzo por alcanzar la condición que deseamos para nuestro país. “Roma no se hizo en un día”. Mi generación tiene que seguir haciendo lo que le corresponde, pero seguramente esta tarea la tendrá que continuar tu generación. ¡Vamos! ¡Quita esa mirada de tristeza! ¡México es un gran país! ¡Saldremos de ésta, como hemos salido de peores situaciones! ¡Ánimo!
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Con datos de World Justice Project