En las grandes crisis el corazón se rompe o se endurece.
Honoré de Balzac.
Los seres humanos tenemos una serie de cambios a lo largo de nuestras vidas. Cambios que definen nuestro carácter, nuestros sentimientos y nuestras acciones. Nuestro entorno es sacudido por algún acontecimiento con el cual no contábamos, o bien, ni siquiera teníamos planeado que nos pasaría. Esos eventos recurrentes pueden significar un cambio de rutina, e incluso, pueden ayudarnos a replantear nuestras estrategias para reinventarnos.
Para María José Dunjó, experta en transición profesional, la reinvención es el “broche final a un proceso de cambio que suele iniciarse con una crisis personal o profesional. Llegado ese momento culminante, no sólo se ha superado la fase emocional que generó la situación detonante (pérdida) sino que se ha aceptado y elaborado, consiguiendo capitalizarla como una oportunidad de transformación y crecimiento personal”.[1] Para que este proceso cierre correctamente, debimos reconocer factores como el apego que teníamos hacia la situación, persona o interés, o a un sentimiento de estabilidad (v. gr. el sentirnos estables con nuestro empleo actual, con nuestro status, nuestra salud, etc.). Al modificarse este sentimiento, nuestras emociones y sentimientos fluyen de diferentes formas. La pérdida de un ser querido, los cambios en el país, en el mundo, en la economía… todo tiende a CAMBIAR y la forma en que nosotros respondemos, es nuestra capacidad de reinventarnos.
Pensemos un momento en nuestra niñez: son momentos, en su mayoría, llenos de felicidad y tranquilidad. Las travesuras, los deberes, todo nos formó de cierta manera. Ahora pensemos en los retos que teníamos: los superamos con inteligencia, habilidad o astucia. Así han pasado las lecciones trascendentales de nuestras vidas. Las pérdidas, los amores fallidos… todo nos marcó de manera diferente, algunos días nos invadió la tristeza y pasando por un ciclo que se ha repetido indefinidamente, hemos aprendido a superarlo. De esta manera, así como el filósofo Heráclito afirmaba que nadie se bañaba en el mismo río dos veces, así todos nos reinventamos en algún momento de nuestra vida.
Todo pasa. Nada prevalece inmóvil
Como ya hemos mencionado, la rutina, los hábitos y costumbres de una sociedad, así como los agentes externos de nuestro entorno personal son algunas características que nos definen por un tiempo determinado. Los pensamientos que tenemos hoy pueden influir en lo que somos y/o seremos en el futuro, por ello es necesario canalizarlos para definir lo que queremos ser y, sobre todo, lo que no queremos ser. Reinventarnos entonces tiene que ver con una serie de pasos que se especifican a continuación:
- Date permiso de sentir esas emociones que tienes encerradas o contenidas. Tus amigos o tu familia puede ayudar en tu desahogo.
- Encara tu realidad. Analiza las opciones que tienes para resolver cuanto antes tus problemas (siendo realista).
- Fija tus metas o fechas para llegar a un acuerdo contigo mismo; aplica el remedio cuanto antes para que el malestar no se prolongue.
- Establece las acciones que llevarás a cabo, incluye fecha y comprométete contigo mismo a cumplirlas.
- Reflexiona sobre tu vida. ¿Qué quieres hacer para salir adelante? Toma un respiro y disfruta un poco en este momento de caos.
Recuerda que el resultado de este momento de incertidumbre te volverá más fuerte y mejor preparado, volverás reinventado y listo para afrontar cualquier reto. El momento es perfecto siempre, sea bueno o malo. Para muestra, está la teoría del caos (que afirma la mejora del mundo a partir de un hecho trascendental en una parte de la tierra), la teoría de la creación de las estrellas (en donde dos universos tienen que colapsar para que nazcan), o bien, la idea de Einstein cuando afirmaba que: Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Así que no hay más oportunidades… hay que reinventarnos todos los días para cambiar el rumbo de nuestra vida y así, lograremos cambiar el mundo.