En una columna reciente, El Bardo de la Taurina tuvo la amabilidad de mencionar la fraternal charla en los salones taurinos de su casa, con la muy agradable compañía de la cantante Magia.
Como no será posible repetir la visita pronto –hasta que la pandemia lo permita– seguiré el hilo de la conversación, incluyéndote a ti, que te tomas el tiempo de leerme y sabes bien, que lo agradezco.
Ahí me comentó El Bardo que recién había tenido una opípara comida con varios colegas, entre otros, Julio Téllez, impulsor del inolvidable programa de Toros y Toreros de Canal 11, en el que por muchos años mi señor padre José Luis Carazo “Arenero”, participó y su menda también, en épocas más recientes, bueno, a finales del siglo anterior y a principios del que corre.
Pero siguiendo la conversación con base en su colaboración que tituló “¡A leer!”, mencionó en la misma a Fernando Vinyes Riera, autor del libro de la colección Espasa Calpe, “México, diez veces llanto”, que junto con las caricaturas que ilustran el libro “Torerías” de Camilo José Cela, son obras maestras de la bibliografía taurina.
Con Fernando tuve el gusto de compartir una deliciosa comida en Madrid –como hoy no se puede hacer– en compañía de Miguel Ángel Moncholi y Heriberto Murrieta, en 1993 durante la Feria de San Isidro.
Época aquella de la empresa de los hermanos Lozano, en la que actuaron por México en diferentes carteles: Miguel Espinosa Armillita y Mariano Ramos, el primero precedido por una salida en hombros de Las Ventas a finales de 1992, por su gran actuación en el festival benéfico, para Julio Robles.
Entendí en aquella comida memorable el amor por México de Fernando, nos relató que vivió un tiempo en nuestro país y sus aficiones por el circo, así como la lucha libre y el box, recordando entre muchos otros nombres como “El Santo” y “El Cavernario Galindo”, le comenté que el asistente de El Santo, Carlos Suárez, intentó ser novillero y de ahí la plática se enderezó un buen rato hacia ese tema, con el entusiasmo de Fernando por conocer más datos.
Fernando se nos adelantó en el paseíllo de la vida, el 8 de Octubre de 1999 y al recomendar su libro, El Bardo, aquella charla se me vino a la memoria, como ahora que escribo me ocurre, había trabajado en Radio Miramar de Barcelona y colaboró en TVE, RNE y Canal Plus.
Su gran amigo Fernando del Arco me contactó desde Barcelona y me hizo el favor de enviarme una baraja de la autoría de su tocayo.
Me comentó con admiración: A Fernando, no le costaba ningún trabajo, le salía fácil, dibujar a las personas y describir la idiosincrasia de cada una de ellas. Fueron dos grandes cualidades que desarrolló a lo largo y ancho de su vida artística. Afirmó también: De existir un Premio Nobel para Caricatos, seguro que se lo hubieran concedido a él.
Hizo muy buenas amistades con toreros mexicanos, que encontraron en él a un amigo y un admirador, lo que le llevó a explorar entrañas del toreo de México, que culminó con la publicación en 1991 de su libro y al que El Bardo sabiamente nos recomienda leerlo en tiempos de aislamiento.
Sus dibujos y escritos se imprimieron en la revista francesa “Corrida”, cuyo director fue Simón Casas.
En la revista “6 Toros 6” que generosamente hoy se ofrece sin costo en Internet, colaboró Vinyes asiduamente durante toda la década de los noventa, escribiendo la crónica de los festejos celebrados en Barcelona desde hace varios años sin toros, firmando “Kabaretero”.
Todo eso seguramente hubiera surgido en la charla con El Bardo, pero mientras lo escribo; ya surgirá la ocasión para platicar en vivo, así que cierro entonces con el deseo para cada uno de poseer el más valioso tesoro de la vida, la salud. “Visto lo visto, lo demás, es lo de menos”.
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