No era un tráfico como el de otros días. La intersección de Wilshire Boulevard y Veteran Avenue, una de las más transitadas del país, estaba bloqueada por nueve jóvenes que se sentaron en el asfalto a lo ancho del Bulevar. Vestían jeans y una camiseta roja que decía “The DREAM Is Coming” (El sueño ya viene), y en su cabeza portaban un birrete de graduado (Los Dreamers y el sueño desechable, Pilar Marrero).
Estados Unidos y sus políticas migratorias tienen a nuestros jóvenes latinos literalmente, en una posición que se complica por las recientes modificaciones al DACA. Son más de 65 mil jóvenes los que están en posibilidad de regresar a nuestro país. ¿Se imaginan? Muchos de estos jóvenes, son ejemplo en las comunidades estudiantiles del estado donde actualmente radican. Todos ellos tienen sueños y entre ellos están el concluir con sus estudios.
Aunque todavía no sabemos exactamente qué ocurrirá, yo me he preparado, invirtiendo tiempo en conocer algunas historias, como las de los estudiantes que en el 2012 detuvieron el tráfico un par de horas en una de las avenidas principales de California.
Acciones como ésta, comenzaron a gestarse por todo el país. Según datos de las agencias AF y AFP, son más de 800 mil registros los que se tienen en el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, mejor conocido como DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals). Es uno de los movimientos más significativos en los últimos años, después de más de cuarenta años en donde el racismo se creía erradicado. Las acciones de los DREAMERS, han sido inteligentes. No sólo han demostrado ecuanimidad ante las circunstancias adversas. Hoy más que nunca están unidos en un frente común, con ciudadanos que les apoyan y otros que rotundamente les dan la espalda por circunstancias diversas.
En seis meses sabremos la resolución, pero mientras tanto, podríamos pensar qué vamos a hacer con esos jóvenes. En el mejor de los casos, el programa será modificado en beneficio de ellos, pero si eso no ocurriera tenemos que pensar qué pasará si los jóvenes sin papeles legales más talentosos de Estados Unidos van a regresar.
¿Qué pasará si los estudiantes deportados se unen en un frente común y se proponen demostrarle a todo el mundo de lo que son capaces?
Se trata de desarrollar metodologías, fuentes de empleo, nuevas ideas de hacer bien las cosas… pero esta vez, desde México. Algunos ejemplos de los campos en donde pueden contribuir con su conocimiento (en el campo laboral, principalmente) son los siguientes:
- Creando grupos de trabajo con empresarios y emprendedores, en donde además de ofertar sus conocimientos y experiencias, puedan desarrollar nuevas metodologías empresariales.
- Desarrollando ideas propias de emprendimiento o aliándose con grupos especializados de inversionistas.
- Siendo parte del sistema de franquicias: desarrollando nuevos sistemas o trayendo franquicias norteamericanas con base en su aprendizaje.
Estamos en el entendido de que las metodologías de trabajo y las diferencias culturales pueden ser determinantes a la hora de tropicalizar sus planes, pero si no hay más opciones, lo mejor es que empecemos a pensar qué podemos hacer en México. Recordemos que las condiciones no son las mismas que cuando sus antepasados se fueron del país, hoy hay tecnología, educación, conocimientos y sobre todo actitud para enfrentarnos a cualquier adversidad. Desde aquí, desde su México que si bien no conocen, pueden enamorarse del encanto de sus paisajes y de sus caminos, de sus historias, de los jóvenes y no tan jóvenes que soñamos un país mejor. Es un gran sueño… ¿no creen?
Por eso no tengan miedo. Estamos con ustedes. Aquí o allá los queremos fuertes, capaces, grandiosos.