De los suicidios en el ITAM

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Supimos del suicidio de una de las alumnas de Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) por una protesta, manifestación o intento de paro que movilizaron los alumnos del propio instituto. La alumna que se quitó la vida cursaba la carrera de Derecho, nos enteramos además de que en el curso de este pasado semestre han sucedido otros dos suicidios entre alumnos del ITAM.

El suicidio constituye una de las muestras más claras y catastróficas a nivel individual, familiar y social. Casi nunca obedece a una sola causa, aunque en general se descubre un factor final que desencadena el acto de autodestrucción. La depresión y el síndrome bipolar están detrás de la acción fatal. Con frecuencia existe el antecedente de intentos fallidos o gestos que demuestran la intención de hacerlo. También, frecuentemente estos gestos suicidas o los intentos fallidos son ignorados y despreciados por su entorno y por el propio paciente, por lo que no se toman medidas que pudieran haber prevenido la conducta suicida final.

En México el suicidio constituye una de las causas más frecuentes de muerte entre los jóvenes, aunque las mujeres son quienes tienen con mayor frecuencia este comportamiento e intentos fallidos, la consumación del suicidio es más frecuente entre los varones que, por cierto, lo llevan cabo con métodos más cruentos.

Los suicidios alrededor de la presión o el fracaso escolar no es nuevo, ha sucedido digamos que siempre. En las imágenes públicas los alumnos del ITAM hacen quejas desordenadas y peticiones poco fundamentadas de manera violenta tratando de presionar a las autoridades educativas del ITAM. Carlos Alejandro Noyola, un economista recién egresado del ITAM, escribe en El Universal, una nota muy atinada y oportuna que nos lleva en síntesis a las causas de la crisis en que se encuentra envuelto el ITAM. Un establecimiento educativo nacido a mediados de los años 40 del siglo pasado, especialmente dirigido a ofrecer carreras del área económica y administrativa basadas en el modelo de excelencia de la época, y en buscar que ingresaran alumnos muy distinguidos, consiguiendo que sólo egresaran unos cuantos, pero los más brillantes.

Carlos Noyola
Carlos Alejandro Noyola Contreras, economista y escritor de El Universal.

Noyola nos relata cómo esta filosofía persiste, no toman en cuenta el porcentaje de eficiencia, el número de egresados frente a los alumnos que ingresan, los profesores no sienten responsabilidad ante el fracaso escolar, atribuyéndolo solamente a los alumnos, no tienen programas o planes de rescate para alumnos que tienen tropiezos. Por lo que nos dice, no aprecian el índice de titulación de los alumnos que han terminado el programa escolar, siendo que éste es un índice muy apreciado en las instituciones de educación superior. Se destaca siempre que, algunos de sus egresados, son o han sido presidentes de la República, ministros, distinguidos funcionarios bancarios, etcétera.

Sin embargo, no han renovado su modelo educativo, permanecen en el pasado, una de las explicaciones para ello pudiera ser que en los últimos 47 años el ITAM ha tenido sólo dos rectores, Javier Beristaín Iturbide de 1972 a 1992, y Arturo Fernández Pérez de 1992 a la fecha, y que su profesorado tiene un origen altamente endogámico, es decir, los profesores son todos o casi todos egresados del ITAM, bajo el mismo modelo educativo, y aunque seguramente los contenidos han sido pertinente y adecuadamente actualizados, el modelo para transmitirlos no resulta el adecuado, ya que es un modelo que busca la excelencia pero de la primera mitad del siglo pasado.

            Trataré de relatar los cambios que han sucedido en otras escuelas y universidades. Yo entré a la Facultad de Medicina de la UNAM en 1963, por problemas de selección no fui aceptado hasta en una segunda vuelta, me tocó un grupo vespertino y no tuve oportunidad de seleccionar ni horarios ni profesores. Mi profesor de “Anatomía Descriptiva”, el Dr. Manuel Aceves Pérez, es lo que ahora llamaríamos un auténtico acosador y “buleador”. El primer día nos recibió diciéndonos que de los 100 que formábamos el grupo, cuando mucho 10 terminaríamos la carrera y que 50 destriparíamos gracias a los resultados obtenidos en su materia. Lo decía con gran seguridad y agresividad, el primer día todos acudimos vestidos de forma común y corriente y nos cuestionó si no sabíamos que ya estábamos en la facultad, por lo que al día siguiente todos acudimos vestidos de blanco, con el entonces uniforme de estudiante de medicina. Pero al llegar a clase se rio de nosotros, haciendo hincapié en que si aún no habíamos entendido que sólo 10 terminaríamos la carrera; tenía frases terribles en sus clases como “a ver, a ver, las mujeres se sientan en primera fila, porque sólo yo les puedo ver las piernas”, y mis compañeras, unas 15 en el grupo, se cambiaban sin chistar, eran tiempos de minifalda extrema. Cuando preguntaba en clase con frecuencia decía “a ver ése que tiene cara de idiota”, hasta que uno de la zona que señalaba decía “¿yo?”, y entonces orgulloso decía “ahí no hay ningún otro con cara de idiota”, el control era tal que lo seguía haciendo en octubre, cuando el curso había empezado en enero.

Yo, que entonces era muy joven, le tomé un miedo de tal magnitud que todos los días dudaba en si quedarme a su clase o no. Antes tomábamos “Psicología Médica” con un gran profesor, el Dr. Julián Mcgregor, con mucha frecuencia me escapaba de la clase para una hora después asistir a “Anatomía Topográfica y Disecciones”. Mi falta de valor y previsión me condujeron a ser condenado a examen extraordinario por faltas, a pesar de haber aprobado “Histología”, “Embriología” y también dos partes de “Anatomía”, la topográfica y disecciones, sin aprobar “descriptiva” no podía pasar a segundo año, así que decidí presentar el examen extraordinario, personalmente no podía aceptar reprobar y no tenía explicaciones para mi entorno familiar; yo había estado estudiando demasiado, el Dr. Morales, mi profesor de “Topográfica”, me ayudaba mucho, él fue quien finalmente me animó a enfrentar el reto; pagué el costo de mi examen (15 pesos) y fui con el Dr. Aceves para hacerle saber mi decisión, recuerdo que fue muy agresivo y déspota, me dijo que en 30 años de profesor nadie había pasado un examen final con él y nadie se había inscrito nunca a un examen extraordinario; traté de darle una explicación, pero al no obtener respuesta me limité a terminar el trámite.

ITAM

El día del examen me recibió con gran sorna, participaban otros cuatro profesores, afortunadamente el Dr. Morales entre ellos, y luego de pasar aproximadamente tres horas, de realizar la disección de dos regiones anatómicas y hacerme preguntas por más de una hora, me dijo ”pues va a resultar que sí sabes anatomía, pero no te puedo poner más de 7 porque me desprestigio”. Por supuesto lo acepté, y durante mi carrera no volví a sufrir o a permitir sufrir acoso o bullying, sin duda eran otras épocas, por supuesto no existía el concepto, ni dónde ir a denunciarlo.

El cambio en la Facultad ha sido notable, los alumnos tienen una bienvenida por parte de los profesores en el marco de la Feria del Libro de Medicina, donde reciben pláticas por distinguidos maestros que intentan ofrecer un panorama profesional actual y las posibilidades futuras. Se les explica la magnitud del reto y consejos para enfrentarlo de la mejor manera. Hay muchos cursos remediales y los alumnos que no aprueban o tienen dificultades académicas son invitados a inscribirse. Se busca la eficiencia de egreso sin sacrificar la calidad. La titulación inmediata es una meta porque no tiene sentido que alumnos que han terminado el programa académico no obtengan su título, incluso se facilitan los trámites ante la Dirección General de Profesiones.

Algo que seguramente es un resquicio del pasado lo constituye el hecho que los alumnos destacados obtienen mayor atención y se les dirigen mayores medios económicos, un vestigio del pasado; pero todo se andará. Desde luego ya no se rapa ni se pinta a nadie como novatada.

En muchas otras instituciones se han generado cambios en búsqueda de un nuevo modelo educativo, centrado en la educación del alumno, un ejemplo es el de la Escuela Médico Militar, en donde no sólo dejaron de haber novatadas, sino que ahora el alumno es cuidado y atendido en búsqueda de mejores resultados.

Hay que entender que la sociedad ha cambiado, para bien, y que los métodos agresivos que buscaban la excelencia educativa no son ya aceptados, entre otras cosas, porque dan malos resultados. Un gran pendiente educativo que todos tenemos que entender y afrontar es la calidad del bachillerato, público y privado, sin alumnos que sepan leer, criticar, analizar y estar dispuestos a aprender, aprehender y a cambiar, las carreras profesionales son muy difíciles.


Lecturas recomendadas:
~ Juárez R., Luckie L.A., Morán P., Alcántara M.R., Vázquez D., Curiel O., Ramiro M., Perfil socioeconómico del paciente con intento de suicidio. Med Int Mex 1998;14: 145.
~ Carlos Alejandro Noyola. Culpo al ITAM. El Universal. Opinión. 15-XII-2019.
~ Lifshitz A., Zerón L., Ramiro M. Los retos de la educación médica en México. Academia Nacional de Educación Médica. México 2011.

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