Salvo su mejor opinión, estos días que hemos estado aislados de nuestra vida común, se me han presentado constantemente varios escenarios.
El primero, gente quien tiene un empleo estable y hoy está extrañando el ajetreo, el tráfico –funesto en muchas ocasiones y hoy, desearíamos estar ahí–, los problemas del día a día, la lucha por conservar el empleo, saber que hay que aguantar al compañero que le fascina la “radio-pasillo”, evitar cometer la indiscreción de decir algo que pueda se utilizado en tu contra, por simple que esto sea, ya sabemos lo que significa el “teléfono descompuesto”.
Poder saludar y abrazar a los amigos, compañeros con quienes sabes que hay respeto, cariño, y hoy, si bien te va, los ves cuando hay alguna reunión por teleconferencia de cualesquiera de las plataformas que te lo ofrecen, algunas con cargo, otras de forma gratuita. Piensas, ¿cuándo terminará esto?, realmente ¿apenas comienza?, ¿qué nos depara el mañana? Y te respondes, ¡qué duro!
Con la mala información que tenemos en nuestro país, ya que si bien recordamos pasamos del abrazo, al quédate en tu casa. Del “NO” pasa nada, México es inmune, al quédate en tu casa. De decir que es un virus “fifí” y por ende no les da a los pobres, al quédate en tu casa. Realmente, ¿cuántos son nuestros lamentables decesos?, ¿cuál es la verdad?, ¿cuántos de ellos que supuestamente fallecieron por “neumonía atípica”, fueron casos de coronavirus?, obviamente nunca lo sabremos, y lo peor, sería levantar la cuarentena antes de tiempo, esto lo dice la Organización Mundial de la Salud, ojalá no pase en nuestro México.
El segundo escenario es cuando pensamos en cuántos compatriotas que viven al día y se tienen que exponer a salir de su casa para buscar el sustento de su familia, que no cuentan con seguridad social –llámese IMSS, INFONAVIT; bueno, en caso de contagio tendrán que recurrir al afamado INSABI, con todo lo que esto conlleve–, en estos casos lo justifico, pero no cuando hay una sinrazón y ves que sigue saliendo mucha gente como si esto se tratara de un juego. No se dan cuenta del peligro de contagio que pueden hacer a la comunidad donde viven, lo que sería aparte irresponsable, irreversible, con todo el daño tanto a familiares, como vecinos, amigos, etc.
El tercer escenario que pienso es qué estará pasando con nuestros connacionales que están de ilegales en Estados Unidos, ellos no tienen ni tendrán acceso a los servicios de salud, luego entonces, dentro de las cifras de fallecidos en el país vecino, ¿se les ha tomado en cuenta?, ¿son parte de la estadística o no?
Un cuarto escenario, ¿sabemos cuánto ha crecido la violencia intrafamiliar?, ya lo he comentado, no es lo mismo verse normalmente de prisa por la mañana para ir a la escuela y al trabajo, en algunos casos interactuar hasta la hora de la comida y por la noche, y en otros incluso no poder convivir con la familia por la hora de llegada, a estar metido todo el día en casa. Si bien es cierto que no son vacaciones, los que pueden hacer el famoso home office, bien, pero ¿y los que no?, las agresiones tanto a cónyuges, como a hijos van en aumento, y no se diga a los adultos mayores, nadie está llevando esa estadística y no me extraña, si nos mienten con los casos de infectados y de decesos, pues más aún con esto. Es un tema de bastante importancia, ya que la agresión –jamás justificada– se ha incrementado y ciertamente es difícil pasar de la libertad al confinamiento; el temperamento sufre cambios, nos alteramos por ruidos, gritos, por las mascotas, etc., pero esto nos debe enseñar a subir nuestro nivel de tolerancia, estamos pasando por una emergencia, no hay a quién echarle la culpa, más bien, esperamos salir todos a salvo de la misma.
Nos enfrentaremos a un mundo totalmente diferente al que conocíamos, eso es un hecho, “NADA” volverá a ser como antes, se tomarán otras medidas, aparecerán nuevas reglas, habrá que ver cómo es ese amanecer y adaptarse al nuevo orden. Es inevitable que los países endurecerán sus fronteras, será mucho más estricto el paso entre los mismos, como apunté, se crearán nuevas reglas tanto en lo comercial como en lo turístico, y la recuperación económica será mucho más lenta. Y en nuestro caso derivará en mayor delincuencia, violencia, por eso tendremos que tomar otras acciones, precauciones, etc., dado que las personas que por desgracia lleguen, o lleguemos a perder, nuestra fuente de ingresos, ¿qué alternativa tendremos para llevar el sustento a nuestros hogares? No será nada sencillo salir de este problema y si seguimos ahuyentando la inversión extranjera como hasta ahora, no veo la manera en que se logre recuperar nuestro querido país.
No quiero ser negativo, todo lo contrario, lo he dicho en varias ocasiones, amo a México y por eso me duele verlo cómo está, sobre todo el camino por el que lo van llevando. No tenemos claro el panorama, se ha dicho que no habrá estímulos para los pequeños y medianos industriales, quienes en realidad son los que soportan gran parte del flujo de dinero del país, luego entonces, ¿qué va a pasar con ellos y con sus empleados?, ¿con sus inversiones?
El gobierno por medio del SAT sólo dice que tendrán que pagar impuestos, eso no hay duda, ni es el punto de discusión, las preguntas más bien serían, ustedes mismos qué prefieren hacer, ¿pagar impuestos que se destinarán a becas para quienes no dan golpe alguno, es decir, NO trabajan?, ¿invertir en un aeropuerto sin cabeza y lo mismo en una refinería sin cuerpo?, ¿o en un tren que está demostrado que atacará a la flora y fauna de los estados que pretenden que llegue? O ¿pagar la renta del local, del negocio?, ¿la luz, el teléfono, las nóminas de los empleados?, ¿pagar a sus proveedores para garantizar la continuidad del propio negocio?
Creo que la respuesta es simple y unánime. Los que hemos tenido el valor de poner un negocio pese a todo y si nos fue bien o mal con el famoso “ERROR de DICIEMBRE” –que les traerá muy malos recuerdos a muchos de ustedes–, sabemos que con el sueldo de los empleados no se juega, ellos son primero antes que nada, pero ahora con la 4T, se les olvida, pero presumen que “PRIMERO los POBRES”, realmente qué incongruencia, ¿no les parece? Espero estar equivocado y llegar a diciembre, voltear atrás y dar gracias por haber salido avante de esta pandemia, ojalá así sea.
Nos seguimos leyendo, si así lo prefieren.
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