En el mundo laboral, construir tu marca personal es de suma importancia. Trabajar en que tu marca personal sea creíble, confiable, congruente y se posicione de forma exitosa, requiere de gran dedicación y esfuerzo constante.
De alguna u otra forma, estamos constantemente vendiéndonos y la gente compra lo que proyectamos. Así como compramos productos y servicios, y nos hacemos asiduos a algunas marcas, así también tu persona es una marca y debes dedicar tiempo en construirla.
La marca personal está compuesta de varios factores o elementos que se constituyen de forma independiente, pero que interactúan entre sí como un todo. Es decir, debe haber una composición exacta entre dichos elementos para que las demás personas apuesten por ti. Debes dar al mundo una imagen clara de quien eres. Por ejemplo, de nada sirve que tengas un muy buen currículum, si tus modales o tu imagen distorsionan lo que deberías proyectar. Tampoco sería congruente tener gran experiencia en el ámbito en el que te desempeñas laboralmente, si no tienes un diferenciador y no sabes perfectamente cómo agregas valor a la organización.
Cuando hablamos de marca personal, hablamos de tu reputación. Como bien dicen, lleva veinte años construirse una buena reputación y tan sólo cinco minutos para destrozarla. Todas y cada una de las acciones que realizas, así como las decisiones que tomas y la forma en que te conduces o reacciones, irán construyendo una imagen integral de tu persona como profesionista.
La ecuación es simple: ¿Sumas o restas? Cada vez que realices una acción, recuerda que es una oportunidad para sumar, ganar credibilidad y agregar valor a los demás.
Lleva contigo siempre el estandarte del profesionalismo. Todo lo que hagas a nivel profesional (y personal) hazlo sabiendo que estás dando lo mejor de ti. Mantén siempre la ética profesional ante cualquier decisión, actúa de acuerdo a tus valores y no permitas que el poder, la fama o el dinero, te seduzcan a costa de tus principios. No hay nada que se disfrute más en la vida que dormir con una almohada de conciencia tranquila.
Procura siempre las buenas relaciones con los demás, si tienes que cerrar un ciclo laboral, hazlo de forma profesional y asegúrate de que las puertas para ti estarán abiertas en cualquier lado.
Cuestiónate de forma constante si lo que estás haciendo es correcto y cuáles serían las consecuencias. Ten cuidado con la ambición y con pasar encima de los demás. Muchas veces la inmadurez nos lleva a reaccionar de forma inadecuada, pero es válido reconocerlo y ofrecer una disculpa. Aprende de tus errores.
Constantemente estás proyectando algo, sonríe lo más que puedas, sé la persona más amable que conozcas. Respeta a los demás. Sea cual sea el medio que utilices para posicionarte, ten el control de la información que se transmite, de forma que cuando la gente dé con tu nombre, todo lo que aparezca sobre ti, afiance la construcción de tu marca.
Estoy convencida de que hoy en día ya no eres tu puesto de trabajo, ya no eres la persona que trabaja en cierta empresa y eso es lo que te otorga identidad. ¿Quién eres sin el título que te otorga la organización o la empresa para la que trabajas? ¿Qué tienes que aportar al mundo desde tu esencia, tu experiencia y tus conocimientos? ¿Cuánto estás trabajando en ello?
El autor Chris Ducker dice: “Tu marca personal es lo que la gente dice de ti cuando no estás en la habitación. Y más importante aún, debes descubrir por qué lo dicen”. Yo digo que todos tenemos algo que compartir, algo que nos hace diferentes y especiales; sólo es cuestión de descubrirlo, diferenciarlo y proyectarlo.