Es un defecto, cuando menos un sesgo, que los diferentes profesionales ante un problema complejo tratemos de utilizar mecanismos propios a la disciplina que practicamos en un intento para desentrañarlos.
Ante un problema tan complejo como el que se ha venido planteando con la construcción de un nuevo aeropuerto y las decisiones que han tomado el presidente electo y sus colaboradores para el próximo periodo constitucional, yo quisiera plantear una similitud con el de una segunda opinión. Entre los Derechos de los Pacientes, establecidos desde hace ya un tiempo y que están perfectamente marcados por la CONAMED (Comisión Nacional de Arbitraje Médico), se encuentra el de poder obtener una segunda opinión ante un diagnóstico o la necesidad de un tratamiento complejo del que el enfermo o sus familiares tienen dudas. En sentido estricto, esto siempre se ha podido hacer pero ahora, además de quedar perfectamente establecido, se marca la obligación de brindar al enfermo toda la información para que el nuevo profesional cuente con los datos para emitir un diagnóstico y plantear un tratamiento diferente o no. No es sencillo, siempre se plantea una duda en la confianza entre el paciente y el médico que establece las conductas originalmente, y la confianza entre el binomio médico-paciente es fundamental. Las pocas ocasiones en que se me ha pedido emitir una segunda opinión he tratado de ser muy cuidadoso, siempre hay que serlo, expresar una opinión muy fundamentada, y he procurado que el paciente no se quede a mi cuidado. Un par de veces me ha tocado que enfermos originalmente a mi cargo han buscado una segunda opinión, también en esta situación he procurado que los pacientes, después de haber consultado otro punto de vista, no queden bajo mi responsabilidad y he intentado derivarlos adecuadamente con quien se haga responsable, claro, sin motivar trastornos. Porque la relación médico-paciente es muy difícil de restañar.
Toda esta larga disquisición es para comentar que me parece que los responsables, los que tendrían que tomar decisiones, las están derivando y buscando que otros las tomen por ellos. Parece ser que la necesidad de un nuevo aeropuerto ha quedado bien establecida, al parecer desde hace muchos años, también se ha precisado que el actual no puede ampliarse. Después de muchas dificultades se empezó a construir en Texcoco o en sus cercanías un magno aeropuerto que respondería a las necesidades de corto, mediano y largo plazo. Desde la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador se ha venido planteando que la obra no responde a los márgenes de necesidad, de diseño, de localización y de honestidad que plantea su plan de gobierno. Todo esto ha desatado una inquietud que me parece que no constituirá un elemento de estabilidad para su próximo gobierno. Por un lado, los enemigos de la localización del aeropuerto, aún sin nombre -los aeropuertos de todo el mundo reciben una nominación, casi siempre de un gran personaje-, han reavivado sus inconformidades que impidieron el desarrollo de la obra por cerca de veinte años. Por otro lado, se crea incertidumbre económica y financiera. pero también, sociopolítica.
En el informe y las declaraciones emitidas la pasada semana por Andrés Manuel López Obrador y por la gente más cercana de su equipo, que estará involucrada en la economía y las comunicaciones, se concluyeron varias cosas: la obra tiene un plan de desarrollo en marcha que incluye la posesión del terreno para la construcción, un financiamiento que alcanza un 75% de los costos, el resto se obtendría de los ingresos obtenidos por el funcionamiento de la actual y de la futura estación aeroportuaria, y que la obra actual alcanza ya un avance de 35%. Al mismo tiempo, se resalta que en los propósitos del nuevo gobierno existe el plan de cambiar el nuevo aeropuerto por uno que incluye, además de mantener funcionando el actual Benito Juárez, habilitar las instalaciones de la Base Aérea Militar de Santa Lucía. En las declaraciones que fueron emitidas por el ingeniero Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Trasportes, que fungió como vocero del próximo gobierno, se resaltó que la obra de rehabilitación del actual aeropuerto y la habilitación del que se instalaría en la actual base de Santa Lucía, costarían unos setenta mil millones de pesos, pero a este presupuesto habría que agregar los cien mil millones de pesos ya gastados y unos cuarenta mil más en concepto de multas e indemnizaciones por la cancelación del proyecto, lo que hace ya doscientos mil millones de pesos; no se considera el presupuesto del gasto que habría que realizar para volver a su vocación original a los terrenos donde se construye el nuevo aeropuerto, situación tan destacada y tan peleada por ciertos grupos y el mismo próximo gobierno. Este costo, seguramente, ascenderá a varios miles de millones de pesos o, ¿es que se dejará la obra negra tal como estará para fines de noviembre? Esto hace que probablemente, y en este momento, los costos de ambos proyectos sean similares, siempre y cuando la cancelación de las obras y las multas que de ello se originen sean realmente de la cantidad que se ha planteado y la remediación del terreno no tenga un costo mayor. ¡Costos parecidos entre un aeropuerto nuevo y la rehabilitación de dos viejos!
Como el ingeniero Jiménez Espriú es profesional serio con un destacado historial como académico y como funcionario, por cierto, en épocas de gran fuerza del PRI comentó que existe un dictamen expresado, durante la explicación dada por el futuro secretario de Comunicaciones y Trasportes nos pareció escuchar que lo había emitido el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) que informa que el funcionamiento simultáneo del aeropuerto Benito Juárez y el de Santa Lucía no son recomendables por compromisos en la navegación aérea. Pero después se fue aclarando que había sido Mitre Corporation, una organización, al parecer, surgida del propio MIT pero que ahora funciona de manera independiente.
Y he aquí la búsqueda de una segunda opinión. Nos informa que buscarán la opinión de otras instituciones para certificar o no la recomendación del MIT o de Mitre Corporation. El grupo Mitre tiene un gran prestigio desarrollado a través de sesenta años, dedicándose a la educación, la investigación y con gran experiencia en navegación aérea. Por cierto, el dictamen está dirigido al presidente electo y en él se destacan las dificultades y riesgos del funcionamiento simultáneo de ambas terminales aéreas. Difícil será encontrar una institución para encontrar una opinión diferente, claro que existen, quizá una sea la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ‒en inglés: International Civil Aviation Organization, ICAO‒ dependiente de la ONU, a la que están adheridos la inmensa mayoría de los países o bien, la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea (EUROCONTROL) ‒una organización paneuropea para la seguridad de la navegación aérea en las esferas civiles y militares‒.
Pero qué pasará si el dictamen es similar al del MIT, situación que personalmente considero muy probable dado el enorme prestigio de éste. ¿Buscarán una tercera opinión hasta encontrar una que se adapte a sus planes? Pero no acaba ahí la cosa, sino que pondrán a consulta popular la decisión, como si nosotros pudiéramos analizar, juzgar y decidir sobre situaciones tan complejas desde el punto de vista técnico, financiero, económico, presupuestal y ecológico. Un desatino con visos de demagogia.
Lecturas recomendadas:
http://www.conamed.gob.mx/comisiones_estatales/coesamed_nayarit/publicaciones/pdf/carta_derechos.pdf
https://www.mitre.org/
https://www.icao.int/
https://lopezobrador.org.mx/wp-content/uploads/2018/08/MITRE-Plan-Alternativo-15-August-2018-Version-2-Slightly-Edited.pdf
Estoy de acuerdo con el planteamiento. Lo que me preocupa no es sólo que se exprese la opinión popular, de por sí descalificada y sin autoridad, sino que está opinión sea resultado de una manipulación o simplemente consecuencia del arrastre que tiene el líder, sin reflexión ni análisis
Toda la austeridad y restricción salarial a servidores públicos, sera inútil el ahorro que pretende Obrador, si se cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco, ya que el sentido común independientemente de los análisis técnicos a detalle, hace evidente que la obra ya se encuentra en un punto sin retorno o cancelación, ya que seria mas caro y tardado, iniciar la obra en cualquier otro lado, para Obrador el financiar el nuevo aeropuerto fuera de Texcoco, sera como el financiamiento del muro de Donald Trump que requiere mucha inversión y que a la larga, todos sabemos que no frenara la migración.
Así Obrador invertirá todo el ahorro del sexenio en santa lucia, sabiendo de antemano que dicho aeropuerto no estará terminado por la problemática de amparos de indemnización de cancelación y tiempos para nuevo concurso de adjudicación.
En vez de perder tiempo y dinero, analizando una obra que evidentemente mejora la actual transportación aérea de la ciudad de México.
Deberían invertir tiempo en solucionar el problema de la contaminación en la ciudad de Mexico, ya que es evidente que la verificación vehícular es un FRACASO TOTAL y el ejemplo tangible es que el DF hace unos meses drásticamente suspendió la circulación de mas del 50% de los automóviles por contingencia ambiental, donde el resultado de la suspensión de circulación fue que la contaminación no bajo, pero si se afecto en perdida de tiempo, productividad y economía a mas del 50% de la población económicamente activa, que indirectamente sobre-saturo los medios de trasporte publico alterno que tangiblemente colapsaron, para finalmente el pueblo en reflexión llegara a la conclusión que desempeño una jornada de trabajo deficiente y costosa, y eso que apenas somos 120 millones de habitantes en México, que nos espera cuando seamos 240 millones en 15 años, o 500 millones en 50 años. Sarcásticamente pienso la verificación vehícular es lo único y mas inteligente que aporto la autoridades para tener un país libre de contaminación.
Dr Ramiro lo más importante y responsable es tomar desiciones y seguir adelante. Este asunto es cada vez más complejo y parece que no podemos volar!!!
Saludos y gracias
Dr aborda ud un tema muy controversial al que tendrá que enfrentarse el nuevo gobierno.
La explicación y razones que ud expone son de gran peso para tomar una decisión. El problema está en que le correspondía al actual gobierno dar a conocer el por qué de la importancia de construir un nuevo Aeropuerty, en forma sencilla, con fundamentos claros, para que la población lo entendiera. Pero el enojo de la mayoría de los mexicanos hacia el gobierno actual, por su corrupción e ineficacia, que emprendió obras en las cuales el gobierno y sus amigos salian beneficiados. No fueron los afectados capaces de exigir cuentas y explicaciones al gobierno en turno, sino que ahora quieren que el nuevo gobierno, que aún no está en funciones, resuelva todos todos los entuertos que le dejan.
Ante argumentos como el de ud y el del ingeniero Héctor Carlos Hernández García, que ya también me había explicado, me queda claro que la gran mayoría de los mexicanos no estamos capacitados para emitir un si o un no al nuevo aeropuerto o la propuesta de dejar el actual y acondicionar el de la Base Militar de Santa Lucía.
Todo lo anterior hubiera evitado la controvertida Consulta.
La consulta es un baño de demagogia innecesario. Ningún ciudadano, excepto los especialistas,
tenemos los conocimientos para poder formar parte de una decisión de este tipo, ni aunque nos pusiéramos a leer los reportes técnicos que existen hasta la fecha y que son cientos de hojas que podemos consultar en internet. Además, la tercera opinión se tendrá después de la consulta de tal manera que si gana la opción que resulte inviable técnicamente, de nada habrá servido la consulta.
Lo verdaderamente trágico en todo esto es que Texcoco nunca ha sido una buena opción para construir ahi el aeropuerto, los geólogos, edafologos y biólogos lo han repetido y argumentado hasta el cansancio, pero nunca se ha tomado en cuenta. Ahora el factor dinero es el que tiene el papel central porque se argumenta que cancelar la obra será muy costoso y además la contaminación del suelo con todos los materiales que han depositado para el relleno ya es un impacto que va a llevar muchos años revertir y por lo tanto el efecto adeverso sobre todas las comunidades de animales y plantas y el agua es de gran magnitud.
No se si en un territorio tan grande como el nuestro no hay otra zona en la que se pueda construir un aeropuerto eficiente y sin tanto lujo, no les basta con los terrenos donde se construira el aeropuerto, además se han comprado los terrenos aledaños para construir grandes plazas comerciales. El aeropuerto de Texcoco es de un lujo exagerado construido sobre la destrucción al medio ambiente. No es un proyecto sustentable ni ambiental ni economicamente.
La decisión es muy difícil de tomar y no nos corresponde a los ciudadanos de a pie participar en ella.
estoy completamente de acuerdo con usted Doctor. Creo que es ridículo que la decisión de continuar o no la construcción del nuevo Aeropuerto de la Ciudad de Mexico se quede en manos de la ciudadanía. No puede ser posible esta ridiculez…