Uso y conservación de los suelos*

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La agricultura está estrechamente ligada a la fertilidad de los suelos y su degradación es considerada como el mayor problema ambiental que amenaza la producción mundial de alimentos (Cotler et al., 2011) y una de las principales amenazas para el desarrollo sostenible de los terrenos agrícolas.  Entre los factores que han llevado a la degradación, están la erosión hídrica de los suelos que ocasiona impactos tanto en la parcela, como fuera de ella y que tiene efectos en la disminución de la productividad de los suelos, la pérdida de suelo y nutrientes, y por las consecuencias ambientales ocasionadas por la pérdida de servicios eco sistémicos brindados por los suelos (Cotler et al., 2011). De acuerdo a un informe realizado por la SEMARNAT y el Colegio de Posgraduados en 2002, 45% del territorio nacional (888,968.75 km²) mostraba  cierto grado de degradación del suelo, principalmente a través de la erosión hídrica y del agotamiento de nutrientes, donde las actividades agrícolas ocasionan 77% de deterioro.

En lo que respecta a los avances tecnológicos aplicados a la agricultura, la revolución verde fue uno de los hechos más relevantes para el sector agroindustrial y alimentario que se tradujo en la introducción de una serie de mejoras tecnológicas entre las que encontramos: la introducción de variedades mejoradas, el riego, el empleo de plaguicidas y fertilizantes minerales en los cultivos básicos, junto con inversiones en infraestructuras institucionales y  nuevos programas de investigación (FAO, 1996). Lo anterior tuvo como resultado un incremento de la productividad muy importante sobre todo para los países en desarrollo, incluido México, pero al mismo tiempo y en el largo plazo esto condujo a una serie de daños al medio ambiente en especial al suelo por el uso indiscriminado de fertilizantes y plaguicidas primordialmente.

Las investigaciones tecnológicas y las aplicaciones de nuevas técnicas productivas involucraron al maíz y el trigo, frijol, papa, hortalizas, sorgo, cebada, forrajes y la ganadería.  Los resultados fueron nuevas variedades resistentes a las plagas, a la sequía y a los insectos, y con un menor ciclo de desarrollo (Fujigaki, 2004). La revolución verde en México implicó cambios sustanciales en los sistemas de irrigación, de investigación; además del desarrollo de paquetes tecnológicos compuestos por: semillas, abono y maquinaria, pero también implicó el abandono de prácticas ancestrales y tradicionales que en gran medida ayudaban a conservar las tierras en buen estado.

Los cambios en los patrones de producción agrícola han tenido grandes repercusiones en el medio ambiente. Hay daños a la flora, fauna, salud humana y animal, así como a los suelos. Lo que ha provocado que en ocasiones las tierras se vuelvan inservibles dado el deterioro que presentan. Esto sin duda se complementa con el cambio climático y las consecuencias que este ha tenido en los ciclos de la producción; en muchos casos ha sido necesario recurrir a viejas prácticas y nuevas tecnologías para recuperar la vida de las tierras. Éste es un proceso interesante ya que conviven aspectos novedosos técnicos con prácticas tradicionales a favor de equilibrar la relación producción-medio ambiente.

La degradación de los suelos es resultado de múltiples factores ambientales y socioeconómicos; donde las actividades humanas constituyen el factor preponderante. En general, todo uso de la tierra, que modifica el tipo y la densidad de las poblaciones vegetales originales y/o que dejan al descubierto la superficie del suelo, propicia su degradación. Por ello la lluvia tiene efectos agresivos cuando la vegetación es removida. Además, de acuerdo con sus  características como la textura, la estructura y el contenido de materia orgánica,  y del relieve, se presentan alteraciones en la capacidad de infiltración del suelo, propiciando el escurrimiento superficial, causante de la erosión hídrica. Los cambios en los patrones de precipitación causados por el cambio climático afectan también la condición del suelo, especialmente en su humedad y escurrimiento (Cotler, 2003). Entre las principales actividades humanas que inducen la degradación de suelos en el campo se encuentran los sistemas de producción agropecuarios. Uno de los principales detonadores de la erosión del suelo, constituye el retiro de la cubierta vegetal natural. A lo largo del tiempo, la expansión de la agricultura en nuestro país se ha basado en la expansión de la frontera agrícola, de manera que la tierra total dedicada a la agricultura (incluyendo campos en barbecho y abandonados) aumentó cerca de 2.57 millones de hectáreas de 1993 a 2001, con un ritmo anual de 1.16% (SEMARNAT, 2002).

En los últimos años y a pesar de los esfuerzos gubernamentales, la  degradación de suelos no sólo continúa sino que se ha acentuado. Una de las causas de esta situación obedece a los modelos que han regido la conservación de los recursos naturales en general, y del suelo, en particular, como resultado de las políticas públicas. En general se guían por el beneficio económico y político que éstas pueden proporcionar. A lo que se agregan los cambios jurídicos, los subsidios a determinados cultivos y prácticas, los créditos rurales, la discontinuidad sexenal en las políticas públicas y, el divorcio casi constante entre los programas y las acciones ejecutados por las distintas instituciones del Estado. Los distintos programas de subsidios otorgados al campo en las últimas décadas como el control de precios a los cultivos, los subsidios a agroquímicos o al diésel, tienen como objetivo el aumento del rendimiento sin considerar el impacto negativo al suelo, pero sin duda, hemos llegado a un momento crucial donde debemos preguntarnos seriamente cuál es el camino que debemos seguir ya que tal y como vamos no llegaremos muy lejos.

* Una versión extensa de esta reflexión fue presentada en el Congreso Internacional de Cambio Climático 2015 con el nombre de “Environmental soil practices and innovations in agricultural producer groups in México” en conjunto con la Dra. Rebeca de Gortari.

Referencias:

FAO (1996) Documentos Técnicos de Referencia. www.fao.org

Fujigaki E. (2004) La Agricultura, siglos XVI al XX coordinador de la colección Enrique Semo. UNAM- Océano.

Cotler, H. Carlos A. López, Sergio Martínez Trinidad (2011). ¿Cuánto nos cuesta la erosión de los suelos? Aproximación a una valoración económica de la pérdida de suelos agrícolas en México. Investigación ambiental, 3, 2, pp.31-43.

Cotler, H. et al. (sf). La conversión de suelos como un asunto de interés público. Instituto de Ecología http:www2.inecc.gob.mx/publicaciones/gacetas/522/conservación.

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