Peña Nieto evita el tema de la soberanía: académico UAM

Lectura: 3 minutos

La insistencia de Peña Nieto por equiparase con Morelos sigue a una necesidad de solventar una crisis de deslegitimación por la que atraviesa: Mario Rufer.

Ciudad de México.- Desde finales de diciembre, día en que se conmemoró el aniversario luctuoso de José María Morelos y Pavón, la presidencia y allegados intentaron producir un discurso en que se equiparaba esta figura histórica con la del presidente Enrique Peña Nieto.

Ante esto, por medio de correspondencia electrónica, se solicitó la opinión de Mario Rufer, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, y especialista en la relación entre la narración del pasado y la política. En su respuesta resaltó dos puntos clave para entender este caso. Primero que los integrantes del Estado siempre respaldan su legitimidad en la historia, y e segundo, que el estado-nación no puede existir sin una narrativa histórica cifrada en proyectar una imagen de progreso; este último esgrimido como destino de la nación. Afirma que “El punto central, y aquí entra la indudable cuestión del poder, es “qué” se escoge en el discurso político (el discurso histórico profesional es otro tema, por supuesto) como ese punto de apoyo en la línea de tiempo, y cómo se articula con el presente.”

El caso actual de la relación entre Peña y Morelos se debe al momento de amplia deslegitimación popular que enfrenta el presidente, el cual se intenta salvar mediante el uso de imágenes del pasado que no poseen un argumento, en declaraciones en los que “en sentido estricto no se está diciendo nada”. Sólo apelan al sustento de la educación de la historia patria.

“Hay que pensar que no son textos articulados como grandes posicionamientos de gobierno, son apenas declaraciones contingentes de un par de funcionarios con cierto sentido de la oportunidad política.”

Sin embargo, destaca dos errores históricos que resaltan en las palabras del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño Mayer, del 22 de diciembre. En primer lugar está la homologación de las palabras Revolución y reforma, punto central con el que se compara la labor de Peña Nieto y Morelos. En segundo lugar está la equiparación de los ataques que hace el caudillo del siglo XIX a quienes se oponían a la independencia de la Nueva España, y las descalificaciones de quienes se oponen a las reformas peñistas. El punto nodal que se deja fuera de estas aseveraciones es el de las discusiones sobre la soberanía que formaban parte del discurso de Morelos, y ausente en Peña Nieto.

¿En tu opinión, qué es lo que estos discursos pueden generar en la población en general? y ¿cuál es tu reacción, como académico, ante esta política frente al pasado?

Sobre la pregunta de cuáles serían los posibles efectos que se pueden esperar ante estos discursos, aseguró que los ejercicios conmemorativos tienen por objeto silenciar el pasado por la fuerza del poder: “La conmemoración, al contrario, tiene una vocación instituida de cancelar cualquier discusión, cualquier disputa: celebra, osifica, monumentaliza.”

“Nadie se detiene a pensar qué implica vivar “Viva Hidalgo, Viva Morelos, Viva la Corregidora…” el 15 de septiembre; a quiénes no se pronuncia y a quiénes se homologa. “Así es” y engarza en todo caso con una historia afectiva.  Por eso la conectividad tiene eficacia (y por eso mismo también es peligrosa).”

Sobre el por qué de la elección de Morelos en este ámbito de desprestigio presidencial, afirmó que éste es un personaje inocuo para el contexto actual, en comparación con las figuras del México Revolucionario y Posrevolucionario. Ante esto, recordó que durante el Grito de Independencia en la delegación Tlalpan el año pasado la delegada del PRD gritó dos veces “¡Viva Lázaro Cárdenas!”, utilizando el anacronismo en dicha conmemoración para hacer referencia al contexto actual en materia petrolera. “La figura de Cárdenas –afirma- aún pertenece al ámbito de la discusión política sobre los grandes intereses nacionales. La de Morelos, en cambio, le pertenece ya a la heráldica de los héroes y a la épica narrativa de la nación. Su equiparación, anacronismos mediantes, representa menor riesgo de justificación ideológica.”

Finalizó asegurando que hay que rescatar el valor de pensar históricamente, lo cual implica analizar “cuáles son los usos políticos del pasado en cada presente”, y especialmente qué es aquello que se deja fuera de la historia, qué se olvida. “En el homenaje a Morelos este 2015 por los doscientos años de su muerte, ¿qué se olvidará para salvar el hiato entre el pasado y la contemporaneidad, y legitimar el presente político con la heráldica sagrada de las figuras históricas? En lo personal, creo que esta es la pregunta que los historiadores deberíamos estar dispuestos a responder con agudeza.”

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x