Hace poco más de un año, en mayo de 2019, vivíamos un hecho inédito en la historia de nuestro país. A los pobladores de la Zona Metropolitana del Valle de México se les exhortaba a quedarse en sus casas ante la contingencia ambiental tras haberse registrado un índice de 148 puntos de partículas PM 2.5 (estas inferiores a 2,5 micrómetros de diámetro o llamadas partículas finas), estas partículas representan un riesgo mayúsculo a la salud porque pueden alojarse profundamente en los pulmones.
Este índice de partículas representaba una mala calidad de aire (101 a 150 puntos) y cercana a la muy mala (151 a 200), de acuerdo con la categorización del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA).
La gravedad era tal que la contingencia se extendió hacia otros estados del centro del país como Puebla, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, sumado a la suspensión de actividades económicas en estas entidades.
Lo que debía haber sido un soleado día de primavera se convirtió en un cielo completamente gris y no precisamente se debía a una fuerte lluvia que se avecinaba, se trataba de un cielo lleno de partículas que, al inhalarlas, penetran en lo más profundo de los pulmones y producen daños significativos a la salud.
En México, el cuidado del medio ambiente ha quedado, desde hace ya varios años, en el olvido de los principales problemas a los cuales se les debería dar atención por parte de quienes toman decisiones. Las implicaciones de la desatención no serán futuras, como siempre se ha dicho, sino que ya la estamos padeciendo actualmente.
En entrevista para El Semanario, la Fundadora y Coordinadora de la Agenda Internacional del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), Sandra Guzmán comentó que el problema climático en México es provocado, en buena medida, por el tipo de transporte que utilizamos y no sólo se refiere a la utilización de vehículos privados, sino también al transporte público que tienen más de 20 años de antigüedad y, por ende, tienden a contaminar mucho.
Igualmente, Sandra apuntó que México está muy retrasado en la calidad de los combustibles que se utilizan los autobuses del transporte público, ya que estos necesitan de Diésel el cual contiene grandes cantidades de Dióxido de Azufre (SO2), uno de los compuestos que tienen grandes afectaciones a la salud.
De acuerdo con la campaña pro-ambientalista Breathlife de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en México mueren más de 40 mil personas anualmente por contaminación ambiental, pero en las cifras oficiales no son reconocidas de esa forma.
¨El problema más grande que tiene México en este momento es que la contaminación atmosférica está asociada a problemas de salud y esto está generando grandes afectaciones en muchas ciudades en donde cada vez hay más muertes asociadas a la contaminación del aire, pero no se reconocen como tal… si alguien muere de un cáncer de pulmón se asocia más a un problema respiratorio¨, sostuvo la especialista.
LOS TEMAS AMBIENTALES NO SON PRIORIDAD DEL GOBIERNO FEDERAL
De acuerdo con el Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente (Ceiba) la inversión en protección ambiental por parte del gobierno federal en 2019 fue de, a penas, el 0.12% del PIB de ese año, esto nos hace retroceder en este sentido ya que esa inversión representó sólo un tercio de lo registrado en 2012 y nos convierte en uno de los países de América Latina que menos recursos destina en conservación de la biodiversidad.
¨Lamentablemente el gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha tendido a minimizar la importancia de los temas ambientales por sobre otros temas que son de interés prioritario para el gobierno… pese a que el presidente, en algunas mañaneras, dijo ser ambientalista¨, dijo Sandra.
El pasado 12 de diciembre, en el marco del quinto aniversario del Acuerdo de París, México no presentó nuevas metas para disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero, sino que mantuvo los mismos compromisos de hace cinco años por otro lustro, es decir, la disminución del 22% de gases de efecto invernadero y 51% de carbono negro.
El Acuerdo de París, dentro de varias de sus políticas, establece que se deben revisar estas contribuciones cada cinco años para que cada país analice su situación y pueda proponer metas más ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
¨Pero ¿Qué ocurre con las contribuciones de México?, pues pasados estos cinco años, se revisan las contribuciones nacionales y se decide, porque fue una decisión, no aumentar la ambición¨, expresó la especialista en políticas ambientales.
Sandra comentó que el propio Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) presentó un estudio, que realizó estos últimos cinco años, en donde se revisó en cada sector del país las medidas que pudieron haberse incrementado y a pesar de contar con elementos cuantitativos para aumentar la ambición, se decidió por no hacerlo.
¨Es negligente que quienes tienen la información no la presenten en su calidad y totalidad porque es someter estas medidas… si teníamos que aumentar la ambición cada cinco años, los próximos cinco tendremos, por lo menos, diez años de retraso¨, dijo la fundadora del GFLAC.
Lo anterior representa un retroceso en mayúsculo en materia de cambio climático ya que esos compromisos no responden a las necesidades actuales del país, sumado a que se viola el compromiso de progresividad estipulado en el Acuerdo de París y en el marco constitucional, contemplada en la Ley General del Cambio Climático (LGCC).
Al ser México uno de los principales emisores de gases de efectos invernaderos, este desinterés nos convierte en un impedimento en la contribución para evitar que la temperatura global aumente más de 2º Celsius y mucho más lejos de colaborar en la estabilización de 1.5ºC, una obligación derivada de la LGCC y del Acuerdo de París que firmó México.
¨Estas contribuciones de México no están alineadas al escenario del 1.5ºC ni del 2ºC, estas metas que puso México en la mesa están alineadas a un escenario de 3ºC o más grados centígrados¨, apuntó Sandra.
Mientras otras naciones, en este aniversario, presentaron ambiciosas metas para mitigar sus emisiones de gases de efecto invernadero, México intensificará su economía con proyectos concebidos a la producción de hidrocarburos y emisión de carbono, como lo es el caso de la Refinería de Dos Bocas en Tabasco que contribuye a la emisión de CO2, siendo México el principal emisor de este gas en toda la región.
Esto último es más preocupante cuando entendemos que 2030 es la fecha límite que tienen todas las naciones del mundo para reducir en un 45% sus emisiones totales de gases de efecto invernadero para cumplir con el objetivo trazado de no aumentar la temperatura global a más de 2ºC
¨Hay un problema de fondo, no sólo de interés, sino de entendimiento de lo que implica el tema del cambio climático¨, aseveró la ambientalista.
REFINERÍA DOS BOCAS: UN PROYECTO QUE NOS EMPUJA AL RETROCESO
Uno de los proyectos importantes, sino el más, propuesto por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, incluso cuando era candidato al cargo, es la construcción de una nueva refinería en el estado de Tabasco para la producción de gasolina nacional y de esta forma abastecer al mercado local y no vernos en la obligación de importarla de Estados Unidos.
Bajo esa premisa pues es una idea maravillosa depender únicamente de lo que se produce en nuestro país, pero esta encierra a la economía en la producción de hidrocarburos y nos empuja hacia un retraso en cuestión de lucha contra el cambio climático, además de estar muy lejos de las necesidades actuales del país.
¨Dos Bocas no sólo es un proyecto que contribuye grandemente con las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que es un sistema que perpetúa la utilización de combustibles fósiles en el transporte, mientras en otros países se transita hacia lo que se conoce como electro-movilidad. Cada vez hay más vehículos que se alimentan de electricidad que primariamente provienen de energía renovables¨ comentó Sandra.
Por ejemplo, en el Reino Unido se anunció que, a partir de 2035, se prohibirá la adquisición de automóviles de combustión, eso incluye todos aquellos que utilicen gasolina o diésel.
Otro gran problema que representa la construcción de la Refinería Dos Bocas es su costo en las finanzas públicas del país. El proyecto estaba estimado, inicialmente, en unos US$ 8 mil millones, pero, partir de las inundaciones provocados por los huracanes que se suscitan en esa zona que afectarían la construcción de la refinería, la inversión pudiese ser el doble de lo estimado.
¨Paradójicamente todas esas inundaciones que han ocurrido en esa zona del país están asociadas al cambio climático¨, aseguró la ambientalista.
El dinero que se usará para construir esta refinería vendrá exclusivamente de las finanzas públicas, ya que el gobierno federal no ha encontrado financiación del sector privado debido a las implicaciones ambientales que rodean este proyecto.
A criterio de Sandra Guzmán, la llamada ¨Austeridad Republicana¨ es un método para recortar gastos y que estos sean inyectados en Pemex y en financiar Dos Bocas ya que el presidente no quisiere asumir el costo político de cancelar este proyecto.
¨No quiere, políticamente, aceptar que es un proyecto que no tiene viabilidad económica y en muy poco tiempo, no más de 10 años, va a dejar de ser rentable porque el sistema de transporte en el mundo va a caminar hacia la electro-movilidad donde los refinados van a perder fuerza brutalmente¨, apuntó la especialista.
Para poder dimensionar el costo excesivo que implica la construcción de esta Refinería, más allá de las graves afectaciones climatológicas que representa, Sandra explicó que en México realizó un calculo del costo de poner en marcha 30 medidas de mitigación, contempladas en las contribuciones nacionales en el Acuerdo de París, y arrojó que serían cerca de US$ 126 mil millones financiar estas medidas durante 15 años, es decir, que con el costo de Dos Bocas (más de US$ 16 mil millones) se pueden financiar dos años (US$ 8.4 mil millones por año) de medidas para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero.
¨Con lo que van a invertir en un proyecto con una visión cortoplacista podrían financiar buena parte de las medidas, que se pueden poner en marcha, para combatir el cambio climático en los próximos años¨, aseguró la ambientalista.
La construcción de Dos Bocas también refleja una serie de incongruencias en el gobierno federal que informe llamado: Razones para la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto en Texcoco. Se precisan, en primer lugar, las implicaciones ambientales que hubiesen conllevado la construcción del NAICM y se van detallando toda una serie de factores que llevaron a la cancelación de este proyecto. Bien puede hacerse un estudio similar con Dos Bocas para conocer a detalle las implicaciones que se han venido apuntando.
Bajo esta idea del presidente de querer ¨sacar de la pobreza¨ a la zona sureste del país, con una economía sujeta a la producción de hidrocarburos, pues se olvida que las zonas más marginadas serán las más afectadas porque son quienes respirarán directamente todos esos gases nocivos, y de grandes afectaciones a la salud, que emite una Refinería de la magnitud que sugiere para Dos Bocas.