En el mundo animal las reglas morales no existen, no existen entonces valores que presumiblemente deberían dominar el mundo humano. Un león, jamás se va a cuestionar sobre las consecuencias de sus actos, a él (o a ellas, porque son las leonas las principales proveedoras) no le importa si al matar una cebra ésta se encontraba alimentando a su cachorro. Sus actos son instintivos. De hecho está documentado cómo, cuando se impone un nuevo león alfa o dominante, el viejo león es desterrado y el nuevo líder mata a las crías que existan, algo le dice que no tienen su linaje, que no son sus hijos y por ello (aparentemente) los mata sin compasión e incluso se los come.
De estos actos “salvajes” no hay consecuencias morales, igual podríamos hablar de hienas o de orcas, son animales que al igual que los leones (o las leonas) tienen una sofisticada inteligencia y es por ello que atacan en grupo, lo que les da mejores oportunidades de éxito.
Insisto, podríamos hablar de múltiples depredadores animales llegando incluso a los buitres carroñeros, quienes al no poseer un sistema de valores morales, no se cuestionan sus actos. Así, los buitres no se sienten mal por ser carroñeros, por alimentarse de lo que los demás dejan, ellos sólo se alimentan y con ello subsisten, lo que a su vez les permite reproducirse y seguir existiendo en el mundo.
De hecho hay infinidad de especies que viven en sociedad, nuevamente los leones o los elefantes son un buen ejemplo de cómo cohabitan entre ellos bajo ciertas normas “sociales”.
Pero en realidad la intención de este artículo no es hablar del llamado “reino animal” sino del ser humano en sociedad, o mejor aún, del ser humano en zoociedad.
Me apena escribir esto, pero creo que hace mucho que ya no vivimos en sociedad, ahora vivimos en una zoociedad, y esto lo digo con el debido respeto al resto de los animales con quienes compartimos este mundo.
Percibo una polarización y una pérdida de valores fundamentales tal, que no podemos decir que vivimos en sociedad. El comportamiento de muchos de mis conciudadanos es tan salvaje y bestial que no me queda más que concluir que hace mucho quedó atrás la vida en sociedad para dar paso a la vida en zoociedad.
En principio leo en las noticias actos tan atroces que no suceden ni siquiera en el mundo zoo, en el mundo animal. Personas que son colgadas, hombres y mujeres no sólo asesinados sino incluso desmembrados como medio de mensaje entre bandas delincuenciales o entre éstas para con las autoridades. Estos actos son de barbarie pero los hemos ido naturalizando, los medios incluso contribuyen a su banalización.
Cuando era pequeño existían ciertos periódicos o pseudoperiódicos dedicados a la nota roja, hoy cualquier medio parecería ante esos ojos de hace 40 años, un medio de nota roja. Recuerdo entre otros El Alacrán y El Alarma.
Esos periódicos, si bien se vendían abiertamente en los kioscos de la época, eran básicamente para adultos, hoy el propio internet es un medio de fácil, muy fácil acceso a ese tipo de noticias brutales.
Pero no sólo son las grandes noticias del narco, en la vida cotidiana también vivimos en zoociedad. Baste pararse en un crucero y ver con qué ligereza una cantidad impresionante de conciudadanos son capaces de pasarse en rojo. Al menos en mi ciudad (Monterrey) somos la mayoría de los regios unos cafres, unos depredadores del asfalto. Jóvenes y viejos, mujeres y hombres, vivimos en un mundo casi zoológico, en el que nada ni nadie nos importa.