Al final de la semana pasada sucedieron en Tabasco dos sucesos con mucha repercusión mediática, uno mucho más trascendente y desafortunado. El primero fue un desencuentro entre el Sr. Presidente y sus seguidores en Macuspana, el motivo de la diferencia, que tuvo su escándalo, fue la entrega oportuna de subsidios, el público decía que no los había recibido y el Presidente afirmaba que sí; como es una diferencia entre correligionarios no voy a expresar opinión. Termino sólo comentando que el Lic. López Obrador nació en una población del municipio de Macuspana.
El otro asunto que trascendió a la prensa y a través de ella nos enteramos, fue lo acontecido en el Hospital de PEMEX en Villahermosa. En la Unidad de Hemodiálisis se presentaron varios casos de sepsis que aún no se resuelven, y nunca será a satisfacción; hasta el día de ayer estaban internados en el hospital más de 40 pacientes, 6 de ellos en la Unidad de Terapia Intensiva, y se reconocen que 5 pacientes han fallecido; aunque los familiares de los pacientes mencionan que son cuando menos 9 los que han perdido la vida; inicialmente se habló que eran 58 los enfermos afectados.
La sepsis es un fenómeno inflamatorio generalizado muy grave que en muchas ocasiones es consecuencia de una septicemia, una infección generalizada, como parece que sucedió en estos casos. Los pacientes que se vieron atacados por esta sepsis, estaban sometidos a tratamiento con hemodiálisis, la mayoría seguramente por enfermedad renal crónica. Los pacientes con déficit de la función renal, como ellos, sufren de inmunosupresión como parte de la propia enfermedad, si agregamos que muy posiblemente, en muchos de los pacientes, la causa de la insuficiencia renal es la diabetes mellitus, por lo que probablemente los pacientes eran portadores de inmunodepresión grave o severa. La inmunosupresión limita su respuesta ante agresiones del exterior, incluidas las ocasionadas por bacterias, incluso pueden ser blanco de algunas que no ocasionan daño en los individuos inmunocompetentes.
La hemodiálisis, lo mismo que la diálisis peritoneal, ha permitido que los pacientes con Enfermedad Renal Crónica tengan ahora un pronóstico diferente que además de alargar la sobrevivencia les da una calidad de vida mucho mejor. Antes, sin estos recursos, los pacientes habiendo llegado a un nivel mínimo de función renal tenían una esperanza de vida de semanas o meses, además en condiciones generales muy malas. Sin embargo, la hemodiálisis es un recurso que, aparte de muy caro no está exento de riesgo, pues es un procedimiento invasivo. A los enfermos se les tiene que colocar una fístula arteriovenosa –una comunicación entre una vena y una arteria–, por medio de ella a los enfermos, dos o tres veces a la semana y durante tres o cuatro horas, se les extrae sangre, la que se pasa por la máquina de diálisis después de lo que se regresa mediante la vía venosa. La máquina con la ayuda de unos filtros extrae las substancias que el déficit de función renal no puede hacer; el procedimiento, aunque obliga a los enfermos a asistir al centro de hemodiálisis varias veces a la semana durante varias horas, les permite una calidad de vida aceptable y una buena esperanza de vida, muchos de ellos en espera de un trasplante renal que brinde una solución aún mejor.
Pero el procedimiento es invasivo, porque hay que tomar sangre del cabo arterial y retornarla por el venoso y, en tanto, pasarla por los filtros de la máquina. Durante el procedimiento el enfermo recibe diversos medicamentos, entre ellos, heparina, la que impide que la sangre se coagule mientras permanece en varios tramos de las conexiones y la máquina misma.
Ante el suceso en Villahermosa, el accidente fue atribuido rápidamente al uso de heparina contaminada, lo que fue corroborado por el Titular de Cofepris, culpando al laboratorio fabricante, Pissa, con el que diversos estratos del Sector Salud pareciera que tienen un conflicto. Se mencionó que la heparina utilizada estaba contaminada con bacterias; en algunas notas de prensa se dijo que los gérmenes eran pseudomonas, en otros klebsiellas, e incluso se consideraron las aeromonas, todas bacterias que en estos enfermos son sumamente agresivas; ocasionan primero septicemia y después sepsis, la que condiciona una enfermedad grave de pronóstico muy malo y muy difícil tratamiento.
Preguntando, pudimos saber que cualquiera de los tres tipos de bacterias pueden sobrevivir en las ámpulas de heparina, por el ambiente líquido y las pocas proteínas que contiene. No ha habido todavía una explicación ni de las autoridades del hospital ni de los responsables médicos de PEMEX. Laboratorios Pissa expidió un comunicado afirmando que las ampolletas utilizadas no son fabricadas por ellos, a pesar de llevar su nombre, que el empaque secundario, la caja de cartón, no es la que ellos usan; que el empaque de vidrio no es tampoco el que utilizan como tampoco lo son los tapones del mismo, es más, el contenido de las ampolletas no contiene algunas substancias que su heparina sí tiene; no ha habido respuesta de PEMEX al respecto. Pissa afirmó que el distribuidor de heparina para PEMEX no es cliente suyo.
Desafortunadamente con cierta frecuencia existen casos de sepsis en la unidades de cuidados intensivos, tanto de adultos como de niños, aunque casi siempre los casos se van presentando paulatinamente y se deben a contaminación del área del personal y a un deficiente manejo de los enfermos; no obstante, es posible que los casos en Villahermosa se hayan presentado a causa de una contaminación en las líneas de los aparatos, los filtros, a la punción de las vías del paciente, o a alguna otra circunstancia de la manipulación del paciente o de los equipos. Se ha estado afirmando que la contaminación parte de la heparina utilizada, sin embargo, no hay una versión oficial al respecto.
Estoy casi seguro de que el comité de infecciones del hospital, lo mismo que el comité, el de calidad y el de ética saben o están cerca de saber cuál fue la causa. Estos comités, y otros, existen en todos los hospitales como parte de la autorregulación indispensable para mantener una atención adecuada en todos los enfermos que atienden, pero no son ellos quienes se deben expresar ante un caso que ha tenido amplia repercusión pública. Ésta es la responsabilidad del director del hospital o el gerente médico de PEMEX –así se llama ahí al director médico– y no lo han hecho.
Si la causa es un error en la manipulación en los equipos y los pacientes, el error es muy grave y habrá que buscar rápidamente soluciones. Si el error consiste en haber utilizado heparina contaminada, me parece que es aún más grave, y si esto sucedió por utilizar heparina pirata aunque ésta fuera más barata, el error es gravísimo. Es indispensable que sepamos qué pasó y sólo nos lo pueden decir el director del hospital, el gerente médico de PEMEX, y quizá, el director de PEMEX y el Secretario de Salud.
Termino comentando que, en México, la enfermedad renal crónica es, a pesar de los esfuerzos, una enfermedad cada vez más frecuente. Que su atención es cada vez más cara y siempre es complicada.
Pero… las jacarandas han empezado a florecer en nuestra ciudad y, por cierto, sus flores tienen un color muy parecido al que escogieron las mujeres para su pasada marcha y el un Día sin ellas.
Recomendaciones:
Cantoral-Farfán E., “Panorama epidemiológico de la enfermedad renal en México”. En: Galván Plata, M.E. Enfermedad renal. Programa de actualización en Medicina Interna. Colegio de Medicina Interna. Secad. 2018; 2 (4): 167-192.
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