Primavera Árabe

Mubarak, el ‘faraón’ caído en la Primavera Árabe

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Quién fue Hosni Mubarak el ´dictador´ egipcio

Hosni Murarak, exlíder egipcio que por casi 30 años fue el rostro duro de la ‘estabilidad’ en Oriente Medio, murió el martes 15 de febrero de 2020 a la edad de 91 años, informaron medios locales.

Hosin Mubarak llegó a la presidencia en el agitado 1981 tras presenciar el asesinato a tiros del mandatario Anwar Sadat. Pocos pensaron que Mubarak, que era vicepresidente al momento del atentado, duraría en el cargo, pero paulatinamente sobrevivió a varios intentos por acabar con su vida hasta convertirse en un “faraón” que presidió décadas de opresión en el norte de África.

Y muchos incluso terminaron creyendo en él, no solo en Egipto. Sucesivos gobiernos estadounidenses, desde el de Ronald Reagan hasta el de Barack Obama, lo colmaron con miles de millones de dólares en agradecimiento por su lealtad durante la Guerra Fría y por acordar una paz histórica con Israel.

Pero fue su lucha contra los islamistas, quienes al asesinar a Sadat le entregaron accidentalmente el poder a un hombre que pasaría tres décadas reprimiéndolos, lo que definió sus políticas, ya que cuando la militancia islamista emergió como el gran enemigo de Occidente tras la caída de la Unión Soviética, Mubarak estaba ahí para tranquilizar a los estadounidenses.

Primavera Árabe

Una nueva generación, inspirada en la Primera Árabe que estalló en Túnez, desafió el pesimismo de Hosni Mubarak sobre el futuro de Egipto y se congregó masivamente en la plaza Tahrir de El Cairo a principios de 2011 para intentar remover al mandatario.

Pese a algunas concesiones iniciales, Hosni Mubarak intentó incansablemente explicarles a los manifestantes que debían elegir “entre el caos o la estabilidad”.

Y solo cuando sus generales comenzaron a abandonarlo y Estados Unidos se puso del lado de la voluntad popular, finalmente se refugió en el Mar Rojo, fiel a su negativa de tomar el camino del exilio ignominioso que demandaban millones de personas en las calles.

“He vivido por el bien de esta nación, protegiendo a la nación y asumiendo mis responsabilidades”, dijo en su despedida.

Desde su caída, el Ejército hizo lo que pudo para ayudar a su viejo camarada. Varios generales testificaron ante jueces nombrados bajo el Gobierno de Mubarak en un juicio que lo salvó de la ejecución y solo lo condenó por no detener a sus fuerzas en la matanza de cerca de 800 personas.

Condenado a prisión de por vida el 2 de junio de 2012, Hosni Mubarak fue enviado a la prisión de Tora, en las afueras de El Cairo, desde donde ocasionalmente fue trasladado a un elegante hospital militar para cuidar su estado de salud.

Su legado es un Egipto en permanente crisis económica y, a pesar del optimismo desencadenado por las manifestaciones en la Plaza Tahrir, un país que sigue políticamente muy dividido y donde muchos están desesperados por encontrar la senda del orden y el crecimiento.

En medio del caos que se produjo en las calles bajo el gobierno islamista que sucedió al de Mubarak, quizá muchos se acordaron de las décadas en que el “faraón” movía los hilos del país, pero finalmente el líder autocrático fue sepultado sin los grandes honores con los que seguramente alguna vez soñó.