¿Por qué el recalentado de la cena navideña sabe mejor? Expertos en gastronomía coinciden en que esto es sencillamente por una reacción química. Al colocar de nuevo los alimentos en el fuego, los líquidos que sueltan se modifican y toman mayor sabor.
De una forma sencilla, el recalentado es volver a darle la vuelta a lo mismo para saborearlo de nuevo con una mejor experiencia. ¿Cómo podemos observar el comportamiento de volver a repetir algo del pasado en nuestras vidas?
¿Quién realmente quisiera que el pasado vuelva a repetirse? Quizás sólo en los mejores momentos. En los peores sólo si fuimos conscientes de que crearon mejores tiempos, pero ¿qué sabemos nosotros del tenue encadenamiento de los acontecimientos?, ¿en qué medida unos inciden en los otros? Que el pasado no se repita es, para los que han vivido una situación límite o traumática, la mejor de las noticias. Implica una especie de liberación.
Saber que el pasado fue y no volverá a repetirse, implica un descanso para los que han sufrido. Saber que la vida es finita y breve, también implica una motivación para vivirla a fondo. Vivir como si fuéramos a morir mañana.
El filósofo Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, enseña que el ser humano logrará transformarse en el Superhumano (Übermensch) cuando logre vivir sin miedo y, por consiguiente, amar la vida, para así desear el eterno retorno. El filósofo alemán dice que vivimos la vida sin la intensidad necesaria y sin la pretensión y anhelo de convertir cada instante de la vida en algo maravilloso en sí mismo, hasta el punto de justificar la existencia. Podemos relacionar esto el día de hoy con el concepto de vivir el presente.
La evolución del ser humano es el mejor ejemplo de un recalentado inconsciente para generar el eterno retorno. Esto es, seguiremos viviendo una y otra vez nuestras experiencias del pasado hasta que asumamos nuestra vida tal cual está sucediendo en este instante. Hemos creado una serie de valores y creencias acerca de cómo es que tenemos que vivir y, por lo tanto, pasamos el tiempo renunciando a la experiencia en vez de vivirla con toda la intensidad. ¿Qué pasaría si integráramos de forma consciente a nuestras creencias que todo se repite para nuestro aprendizaje?
Nadie, de forma consciente, probaría el recalentado de una comida que no le gustó el día anterior. ¿Por qué seguimos haciéndolo en nuestras vidas? ¿Por qué no terminamos de aprender y seguimos viviendo más de lo mismo? Es probable que estemos esperando a que el mundo cambie o lo cambien otros, ya sea seres humanos o divinos, dejando la responsabilidad fuera de nuestra persona.
En la obra Tractatus Logico-Philosophicus del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, dice que “hacemos figuras de los hechos”. Una figura es un modelo de la realidad. Inclusive comparte que “lo único que se puede cambiar es la mirada, no el mundo (y su finitud)”. Claro que cambiar la mirada acerca del mundo es cambiar el mundo; las ideas son sumamente poderosas sobre todo cuando están en coherencia con lo que sentimos.
El reto es entrar al “No sé” para abrirnos al aprendizaje consciente. Poder observarnos en autoreferencia para aprender desde las emociones que estamos viviendo, en vez de querer responder de acuerdo a nuestros paradigmas.
La vida continuará mostrándonos quiénes somos en un eterno retorno, y al final podemos creer que somos alguien en específico, pero el recalentado inconsciente de la vida nos regresará a nuestro lugar de origen de acuerdo a cómo vivamos cada situación. Ahí es donde las emociones se convierten en el GPS de nuestra vida. ¿Listos para disfrutar el recalentado?