TPP-11

México y el TPP-11: muy mal en los primeros 9 meses

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La firma compulsiva de Tratados de Libre Comercio hasta llegar a un total de 54 países, convirtió a México en el campeón del libre comercio, sin embargo, los resultados de este ilógico proceso nos muestran el fracaso de nuestro país debido a la errónea “estrategia” adoptada en materia de comercio exterior.

En el año 1993 registramos déficit con 30 de esos países por un total de -11,293 millones US, en el año 2018 lo tuvimos con 34 por -59,402 millones US, en tanto que para el periodo 1993/2018, el déficit fue con 39 países por -844,535 millones US.

La cifra del déficit acumulado resulta terrible, pues equivale al 70% del PIB de México en el año 2018, situación que resulta más terrible si consideramos que del total de las exportaciones mexicanas que en el mismo año ascendieron a 450,572 millones US, sólo el 37% es de contenido mexicano y sin incluir al petróleo, el porcentaje se reduce a un ridículo 28%; esto como consecuencia de la “estrategia” propiciada por nuestros altísimos funcionarios de importar crecientemente para reexportar con decreciente valor agregado, convirtiendo a nuestro país en un maquilador básico con labores simples de ensamble.

Independientemente de esta terrible situación, conviene señalar que, durante los 6 años más recientes, en numerosas ocasiones advertí que la firma del TPP naturalmente constituiría un fracaso adicional para México debido a la nula competitividad que generaba el pésimo marco sistémico nacional existente en nuestro país.

Sin duda, la evolución del comercio exterior de México con los que serían nuevos socios de México en el TPP-11 era un antecedente negativo para firmarlo pues el déficit acumulado con esos países era creciente y enorme por lo que plantear la firma de dicho Tratado constituyó una irresponsabilidad terrible por parte de los altísimos funcionarios encargados de diseñar la política y la estrategia del comercio exterior mexicano.

Hoy, a nueve meses de que prácticamente entró en vigor el TPP-11, los resultados no pueden ser más desalentadores pues las exportaciones mexicanas a los “nuevos” socios de México de dicho Tratado disminuyeron en -367 millones US, debiendo mencionar que al único país al que nuestras exportaciones se incrementaron fue Japón con un total de 114 millones US.

Conviene señalar que en el año 2018, el cuarto producto más importante en la exportación mexicana a Japón fue el aguacate, un producto cuya exportación continua y sostenida se inició en el año de 1988 como resultado del Proyecto de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa que propuse e implementé siendo Consejero Comercial de México para BENELUX y Países Escandinavos con sede en Rotterdam, mismo que fue financiado por la Comunidad Económica Europea como parte del proyecto de cooperación adoptado en la Reunión de la Comisión Mixta México-CEE en 1984.[1]

En el mismo periodo, las importaciones procedentes de esos países, excluyendo a Japón, se incrementaron en 2,542 millones US e, incluyendo a Japón, las importaciones en los tres primeros trimestres se incrementaron en 2,924 millones US.

Como consecuencia de esta desigual situación, nuestro déficit con los seis nuevos socios del TPP-11 se incrementó en -3,275 millones e, incluyendo a Japón, el déficit total ascendió a -3,430 millones US.

Conviene señalar que los dos nuevos socios con los que registramos el déficit más alto son Malasia y Vietnam, países que casualmente nos exportan bienes que tradicionalmente producíamos y exportábamos, y que ahora ellos nos suministran en grandes volúmenes mismos que incluyen confección, calzado, productos electrónicos y, aunque usted no lo crea, café.

Una situación nada agradable sobre la cual advertí en múltiples ocasiones, –sin que los altísimos funcionarios pensaran, ni remotamente, en los elementos que resultaban fundamentales para lograr éxito en un proceso de exportación que incluyen un marco sistémico que permita a la planta productiva mexicana trabajar y generar productos en un nivel competitivo–, así como una estrategia de comercio exterior con programas, proyectos y políticas públicas realistas.

A continuación se presenta un cuadro comparativo de los elementos que miden la competitividad de México con esos países, en el que muy gráficamente se presentan las enormes desventajas de nuestro país pues, de un total de 126 variables, sólo tenemos ventaja en 18 y desventaja total en 108, situación verdaderamente terrible muy a pesar de la cual, nuestros improvisados expertos, insistieron en firmar el TPP-11.

Especial referencia me permito hacer a los principales elementos que dentro de este conjunto generan el gran problema, mismo que está constituido por las instituciones públicas y sus funcionarios a quienes el WEF clasifica con pésima calidad debido a que han sido incapaces de definir políticas públicas que incidan positivamente en un marco sistémico que permita a la planta productiva nacional producir en un nivel competitivo, así como tampoco son capaces de definir estrategias con programas y proyectos realistas que permitan a México aprovechar las numerosas oportunidades que presentan los mercados internacionales.

Sin duda, la baja calidad de nuestras instituciones y de sus funcionarios es la causante de los enormes retrocesos que ha registrado la economía mexicana en los 25 años más recientes pero, especialmente, a partir del año 2001 en que ocupábamos la 9ª posición como economía mundial.


Notas:

[1] Me permito comentar que desde el año 2016, el aguacate es el principal producto de exportación agrícola mexicana, misma que en el año 2018 alcanzó un monto de 2,735 millones US.

En el año 1987, la exportación total de aguacate mexicano fue de 1,675 toneladas; en 1988, primer año en que se puso en práctica el Programa de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa que menciono en el texto anterior, las ventas totales de aguacate al exterior ascendieron a 13,100 toneladas y a partir de ese año, la exportación de aguacate mexicano registró importantes incrementos hasta llegar a 1 millón 198,202 toneladas en el año 2018, lo cual nos muestra que cuando se deja a un lado la simulación y la improvisación y en su lugar hay conocimientos, experiencia, coherencia y convicción, se puede diseñar una estrategia exitosa, elementos de los cuales desgraciadamente ha carecido “nuestra política de comercio exterior” durante los 25 años más recientes.

México: el tanteo y el TPP-11 en el 2019

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Los funcionarios y los teóricos del comercio exterior mexicano esgrimían como elemento fundamental para participar en el TPP y su negociación, el hecho de que Estados Unidos estaba participando en dicho proyecto y, siendo nuestro principal socio comercial, México debía de estar ahí para defender sus intereses e imponer sus criterios.

Con la salida de Estados Unidos decretada por Donald Trump, prácticamente no había razón para que México permaneciera en la mesa de negociación, y mucho menos, que participara en dicho proyecto que, a todas luces, resultaba negativo para nuestro país debido a la nula competitividad de nuestro marco sistémico, lo que se reflejaría en la nula posibilidad de ganar con esa aberrante decisión; sin embargo, nuestros altísimos funcionarios insistieron en permanecer señalando que mucho se había invertido en tiempo y dinero, y había que aprovechar lo negociado.

Conviene señalar que de las 126 variables que miden la competitividad de México con “los nuevos socios”, nuestro país sólo tiene ventaja en 18 y total desventaja en 108, situación que se refleja en el creciente déficit comercial que sostenemos con esos 6 nuevos países con los que firmaríamos un TLC, el instrumento básico y preferido de nuestros dogmáticos funcionarios en materia de política de comercio exterior, y que supuestamente nos garantizaría el acceso a más de 1,300 millones de consumidores en 54 países.

Así, con nuestros nuevos socios: Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Malasia, Singapur y Vietnam, en el periodo 1993/2018 acumulamos un déficit de -150,483 millones US, que no es otra cosa que el reflejo de que no contamos con elementos para competir, así como tampoco (ni remotamente), reducir un déficit que resulta escandaloso y grosero.

Así, el desconocimiento que esos teóricos y altísimos funcionarios mexicanos tenían de nuestra competitividad, de la estructura de la planta productiva nacional, de la oferta exportable, de la operación real del comercio internacional y de nuestro comercio exterior, nos embarcó en un proyecto nulo de origen.

Los primeros 8 meses del 2019, confirman la pésima idea que esos burócratas habilitados como expertos en comercio internacional tenían de lo que debía ser el comercio exterior de México, pues importantes decisiones se tomaron al “tanteo”, sin el mínimo de lógica ni fundamento ya que en este periodo, nuestro déficit con esos países continúa incrementándose debido a que nuestra exportación a esos 6 países registró un decremento de -376 millones US, en tanto que la importación procedente de los mismos se incrementó en 1,400 millones US.

Así, nuestro déficit que en los primeros 8 meses de 2018 fue de -8,021 millones US, en el 2019 ya fue de -10,866 millones US. Incluyendo a Japón, el déficit sería de -20,421 millones US, nada más.

Sin duda, la delicada situación que vive la economía mexicana sólo podrá ser aliviada si el comercio exterior, que realmente debió haber sido nuestra palanca del desarrollo, se logra utilizar adecuadamente diseñando una estrategia integral y realista que considere los elementos esenciales para su éxito, dejando a un lado el “tanteo” que mucho se ha utilizado en los 25 años más recientes.

Tanteo: Calcular el peso, el tamaño, la cantidad o el valor de una cosa de manera aproximada, según su apariencia o valiéndose sólo de los sentidos (https://bit.ly/33eQjU1).