Valentina Prida

#UnDíaSinNosotras: El virus detrás de la violencia de género

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Una Voz Especializada desde el Extranjero

En esta ocasión cedo mi espacio a la pluma de mi sobrina Valentina Prida, una destacada psicóloga de la Ibero, interesada profundamente en los estudios de género y su impacto en la sociedad, que tiene la ventaja de analizar el fenómeno del #UnDíaSinNosotras desde la perspectiva de Chicago, donde actualmente radica. Valentina es maestra en Psicoterapia de Pareja y Familia por la Adler University de esa ciudad, con especialidad en Emotionally Focused Therapy, y es miembro de la American Association for Marriage and Family Therapy y de la Delta Kappa International Marriage and Family Therapy Honor Society.

Le hice esta invitación ante el llamado que ella misma nos hizo a los hombres de México a unirnos a esta lucha, y ante la impotencia que siente al estar fuera de México. Intento de esta manera contribuir con mi solidaridad a visibilizar la vulnerabilidad que padecen cientos de miles de personas por la violencia de género en México, y a invitar a que más hombres nos sumemos a esta causa alzando nuestra voz. Yo alzo mi voz a través de la pluma de Valentina, para darle la potencia que requiere, como una forma de reconocer mi responsabilidad en esta lucha de la que quiero formar parte.


Por Valentina Prida.

Es claro que en México se está viviendo una crisis de violencia hacia la mujer donde el número de feminicidios, agresiones y violaciones incrementa de forma alarmante cada día. Un problema de esta magnitud requiere que se sumen todas las voces posibles. Utilizaré mi voz para unirme a esta lucha desde una perspectiva psicológica y de género, analizando de manera profunda cómo es que hemos llegamos hasta aquí como sociedad, entendiendo la influencia que tienen los sistemas sociales en el comportamiento humano.

valentina prida
Valentina Prida en Chicago.

Es importante resaltar que todos jugamos un rol en esta dinámica de violencia, ya sea como testigos pasivos, abusadores o víctimas. De hecho, estos roles son cambiantes: es probable que el que perpetúa la violencia haya sido víctima y/o testigo de violencia en algún momento de su vida, lo que nos invita a cuestionarnos ¿quiénes son los hombres detrás de estos actos de violencia?, ¿cuáles fueron las experiencias que los formaron como personas? Si pudiéramos entender por qué se sigue repitiendo el mismo patrón, quizá podríamos encontrar una solución social a este problema.

La identidad de México ha sido construida bajo una estructura patriarcal, colocando a los hombres en posiciones de autoridad y de poder. Por su parte, el machismo ha perpetuado al patriarcado como un conjunto de creencias, comportamientos, etc., que promueven y refuerzan la opresión a la mujer, y aunque en teoría, pretende beneficiar al hombre, también lo condena, limitándolo a lineamientos estrictos de comportamiento que pretenden llegar a un ideal inalcanzable de lo que significa ser hombre.

Desde una temprana edad se les dice a los niños que deben de ser fuertes, se les enseña a esconder sus sentimientos y a no pedir ayuda. Muchos hombres crecen en familias donde la violencia es normal. Ver a su padre golpear a su madre es algo común y aunque traten de resistirlo, muchos terminarán repitiendo ese patrón simplemente porque no se les presenta un modelo alterno de masculinidad. Es la ley de la selva en la cual sobrevive el más fuerte. Una de las formas de demostrar esa fortaleza es compitiendo con otros hombres y hacerla evidente también a través de la dominación a las mujeres, abusando del poder que la sociedad les ha conferido. ¿Cuál es el riesgo de no encajar o no pertenecer a esa exclusiva definición de masculinidad? Ser percibido como débil, impotente, manipulable, emocional, etc., con los altos costos sociales que esto implica.

Metafóricamente, este sistema de patriarcado junto con sus principales síntomas, empezando por el machismo, son como un virus con el cual hombres y mujeres en este país nacemos infectados casi sin que nos demos cuenta. Lo que hace más difícil la cura o la lucha contra este virus, es que lo internalizamos y se vuelve parte de nosotros. Unas de las características principales de este virus es que se alimenta de dividirnos como sociedad, nos silencia e impide que nos cuestionemos su impacto.

machismo y violencia de genero
Ilustración: Rachel Levit.

¿Cuál es el antídoto para el machismo? Se requiere de una introspección profunda para entender cómo es que el machismo ha influenciado en quiénes somos, nuestros pensamientos y cómo actuamos.

Es necesario abrir un diálogo entre hombres y mujeres para que a través de la empatía podamos entender el impacto que el machismo ha tenido en los hombres y la manera profunda en la que ha dañado a las mujeres. Únicamente, a través de la concientización podremos modificar nuestro lenguaje, pensamiento y acciones, generando un efecto dominó que empieza con nosotros mismos, después en nuestras familias, en nuestras escuelas y trabajos, y eventualmente tendrá un impacto en nuestras comunidades.

Nos encontramos en un punto crítico y crucial de la historia de México. De esta crisis nace la oportunidad de crear una nueva realidad donde las mujeres mexicanas puedan llevar una vida sin miedo y libre de violencia. Es necesario que todos reflexionemos sobre la responsabilidad que cada uno tenemos en este trabajo. Aquellos que cuentan con voces que suenen más fuerte, tienen una mayor responsabilidad de alzar la voz. Podemos sanar a nuestro México de este virus si movilizamos juntos esta lucha.


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