Cada vez somos más -pobres-

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La cifra de pobreza es alarmante. El flagelo no cede. Según información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, mejor conocida como la CONEVAL, cerca de 52 millones de mexicanos (46.2% de la población) viven en pobreza. Nos encontramos en un país que dice meter goles a este problema, pero sin que se nos informe el marcador.

Yo no quiero entrar en una discusión sobre los factores específicos de la pobreza, se requiere un compendio. Tampoco dar un decálogo de soluciones que el espacio disponible impide. Sólo intento compartir con ustedes la idea que parece permear a nuestra sociedad hoy en día con respecto a este problema. Tengo la impresión de que se piensa que es inevitable, insalvable e insuperable. Las acciones más visibles del gobierno que calman nuestro remordimiento colectivo parecen querer perpetuarla.

Estamos ante una sociedad asistencialista, impedida para desarrollar los canales de superación y permeado socio-económico necesarios a largo plazo. Parece que hemos, decidido dejarla en un compartimiento languideciendo sin morir. Se presume la pobreza, nos damos golpes de felicitación de como la atendemos: “sí, somos pobres pero la atendemos”; hemos dejado atrás un discurso de cómo superarla.

Aquí les van tres ejemplos: el seguro popular, el programa oportunidades y la planificación familiar.

¿Por qué van de la mano? Porque entre ellos el mensaje es que la pobreza te mantiene, amolado pero sin riesgo. Son una idea populista de la cual un comunista de los 50´s se sentiría orgulloso. ¿Por qué? Porque son programas insertos en una dinámica de contención más que de evolución, de mantenimiento más que de solución. Es el reconocer que no vamos a superarlo.

Empecemos con el programa del seguro popular. Al final, la cobertura universal que se otorga sólo ayuda, sí, a un grave problema de acceso a la salud, pero no lo soluciona. Con el seguro popular muchos de los incentivo para afiliarse al IMSS y entrar a un sistema económico y tributario formal se eliminan. Para que hacerlo si lo consigo gratis. Entonces el gobierno inyecta más pacientes a la seguridad social pagada por los afiliados a millones de personas inscritos a la economía formal. Se crea el gran círculo vicioso. Al que paga Seguro Social le aterra la idea de ir a un sistema sobrecargado y lento. Contrata entonces un seguro privado, y en pocas palabras paga doble seguro. Por otro lado, el beneficiario de seguro popular se prende de un sistema de seguridad que no paga y obviamente no pagará, al no tener incentivo de afiliarse al IMSS.

 Así, transferimos la salud al bolsillo de la clase asalariada y media. Capturado por un esquema fiscal que exprime al cautivo por sus cuotas e impuestos y suelta al informal. Nos aseguramos que nadie más se quiera afiliar o ser parte de un esquema laboral formal. Conclusión, nadie gana y el sistema se encuentra sobrepoblado.

Pasamos ahora al programa oportunidades, sucesor del programa PROGRESA, así que nada nuevo bajo el sol. En pocas palabras éste da dinero en efectivo a las madres de hijos en condiciones de pobreza para apoyo en gastos de escuela, alimento, etc. Los incentivos no pueden ser peores. Resulta que si vives en pobreza, una fuente de ingresos son tus hijos. Solución, tengamos más. Esto sin mencionar que libera parcialmente al padre de sus obligaciones y del regulador económico que es su pareja. Parece que el beneficiario puede entrar al negocio y sobrepoblar al país sin generar por su parte la riqueza para empujarlo. Una doble carga para el sistema.

Si a eso le sumamos la sobrepoblación, ya no hay para donde voltear. El tema de la planificación familiar era un eje rector de política pública de antaño. Ahora, vemos que la mayoría de la propaganda del gobierno federal se centra en el seguro popular y el programa oportunidades. En pocas palabras, si tienen hijos en la pobreza, no se preocupen, hasta les puede convenir. Los gobiernos panistas han dejado de lado la planificación familiar para regar la planta de la pobreza con el dinero de la economía formal.

Tener hijos pobres es negocio. Para los que creen que una pirámide generacional invertida es un riesgo a largo plazo, les recuerdo que debido a la economía informal, la mayoría de los ancianos no tendrán pensión. ¿Qué nos depara el futuro, sobrepoblación pobre mantenida por una pirámide de jóvenes crecientes cuya salida del hambre (más no de  la pobreza) es tener más hijos?

No cabe duda que el gobierno y sociedad tienen que alinear incentivos para superar el creciente número de pobres. Tiene que haber un plan que no los desampare pero que poco a poco realinee los incentivos hacia un modelo de superación más que de dependencia. Los programas asistenciales sólo los aumentan. No alimentemos la idea de la seguridad social gratuita, olvidemos la informalidad como modelo social y mas importante, menos hijos, para darles más.

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