El cine “grindhouse”: ¿por qué nos encantan las películas sangrientas?

Lectura: 7 minutos

En 2007, los cinéfilos fueron sorprendidos por un par de burdos filmes que ocuparon algunas salas por aquí y por allá, llenos de imperfecciones, antihéroes y hermosas mujeres, que por sus características emulaban el ambiente vivido en los cines de los años setenta: el grindhouse estaba de vuelta, de la mano de los increíbles directores Quentin Tarantino y Robert Rodríguez.

El grindhouse surgió en 1970 en Estados Unidos, y se le llamó así en metonimia con los teatros en los que eran programadas sobre todo cintas de terror escatológico, cuyas temáticas giraban en torno al canibalismo, los zombies, y el exceso de escenas sangrientas.

Estos espacios fueron el semillero de algunos reconocidos directores de cine gore, principalmente el producido bajo el formato “serie B”, que, gracias a su bajo presupuesto y difícil acceso a las audiencias populares, tuvo la libertad de incluir sexo, mujeres desnudas, drogas y perdición en sus guiones.

El movimiento grindhouse gozó de gran popularidad entre los años setenta y ochenta, debido a la crisis que enfrentaba el cine de corte comercial en EU –la cual desencadenó también el American new wave con directores tan importantes como Stanley Kubrick, Woody Allen o Martin Scorsese, pero ese será tema de otro artículo-.

Títulos como "La chica diabólica de Marte" son la constante en el cine de manufactura "Serie B".
Títulos como “La chica diabólica de Marte” son la constante en el cine de manufactura “Serie B”.

Y todo género cinematográfico que se precie de serlo, va acompañado de músicos que les siguen la corriente; el surgimiento de la música “garage” -sí, literalmente salida de las cocheras de las tradicionales casas suburbanas de EU- fue de la mano con este tipo de cine, con canciones hechas por músicos inexpertos pero con mucha inventiva, y sobre todo, con una gran energía, características muy adecuadas para estas películas a las que lo que menos les preocupaba era “ser bellas”. Un ejemplo es la gran canción “I was a teenage creature”, de Lord Luther, perfecta para hombres lobo y chicas en peligro.

 

Los orígenes de este oscuro submundillo cinematográfico pueden remontarse al cine negro de los años treinta, que debido a los escasos recursos de producción apostó  por una estética oscura –de ahí su nombre-, con historias que giraban en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo.

La película "The killers" (1946), protagonizada por Ava Gardner y Burt Lancaster, y dirigida por Robert Siodmak, es una muestra muy representativa del "film noir".
La película “The killers” (1946), protagonizada por Ava Gardner y Burt Lancaster, y dirigida por Robert Siodmak, es una muestra muy representativa del “film noir”.

Es precisamente esta falta de presupuesto la que ha estimulado la imaginación de los creadores en todas las ramas del arte, pues muchas veces los trabajos surgidos del ingenio han tenido sorprendentes resultados. Como no logran llegar a las grandes masas, este tipo de materiales suelen volverse “de culto”; en el mundo del cine podemos citar los trabajos de George A. Romero (La noche de los muertos vivientes), Ed Wood (Plan 9 del espacio exterior) e incluso Peter Jackson (quien nos muestra lo que el dinero puede lograr pasando de Bad taste a El señor de los anillos).

 

Pero volvamos al grindhouse, que también es conocido como “cine de explotación”. Antes de saber por qué se le llama así, debemos conocer un recurso que se utiliza en el arte dramático llamado “juego de convenciones”. Cuando una persona asiste a un espectáculo (en este caso, a ver una película), sabe que probablemente se encontrará con cosas que escaparán a su comprensión de la realidad, o que quizá puede comprenderlas pero sabe que no son posibles. Sólo aceptando esto antes de entrar a la sala de cine, el espectador podrá disfrutar totalmente del filme, perdiéndose por una hora o dos o lo que sea necesario en un mundo que sólo es posible en el celuloide.

El grindhouse apela a este recurso quizá como ningún otro género; en sus historias podemos encontrar seres que mudan de persona –que no de personalidad-, hermosas mujeres guerreras que utilizan armas de los modos más extravagantes –como la bailarina de una pierna que usa una prótesis de metralleta en Planeta terror, de Tarantino- muertos vivientes, clones, escenas sexuales de lo más bizarras, caníbales, y sobre todo, las muertes más increíbles, gráficas y espectaculares de todo el cine.

Rose McGowan como "Cherry", una sexy bailarina con una sola pierna en Planeta Terror.
Rose McGowan como “Cherry”, una sexy bailarina con una sola pierna en Planeta Terror.

Y probablemente me estoy quedando corta con todas las posibilidades que ha planteado este género durante su existencia; así, se ha dividido en diversos subgéneros que han llegado a ser verdaderamente específicos, como el softcore –que presenta mujeres corpulentas, hermosas y altamente sexuales en ámbitos violentos o descarriados, y que por alguna razón siempre tienen pretexto para desnudarse haciendo un baile sensual-; o el blaxplotation, películas hechas por afroamericanos exponiendo temas sobre el ghetto, como peleas entre pandillas por el poder, drogas, conflictos con la ley, etc., que tuvieron gran importancia para la revolución afroamericana al brindarle espacio a directores negros en una época altamente racista.

Podríamos perdernos en todos estos temas durante páginas y páginas, pues como hemos dicho, este género le brindó la oportunidad a un gran número de cinéfilos de convertirse en cineastas. Sin embargo, regresemos al tema central del grindhouse: las películas de terror gore -que la mayoría de las veces, dan más risa que terror-. Títulos como La matanza de Texas (Tobe Hooper), Halloween (John Carpenter), El expreso de Corea (John Flynn) y La última casa a la izquierda (Wes Craven), son consideradas como Tarantino como de las mejores que fueron producidas –y han sido varias veces replicadas- bajo este género.

"La masacre de Texas" (1974) está basada en los crímenes cometidos durante los años 50 por el asesino en serie Ed Gein en Wisconsin.
“La masacre de Texas” (1974) está basada en los crímenes cometidos durante los años 50 por el asesino en serie Ed Gein en Wisconsin.

Y ya que volvimos con Tarantino, hablemos de su proyecto conjunto con Robert Rodríguez: Grindhouse es una película homenaje compuesta de dos partes: Death Proof y Planet Terror, que contienen muchos de los aspectos que marcaron a este tipo de cine. Una de las características más interesantes de ambas producciones es la continua disrupción de la edición y del sonido, así como una estética que recrea un negativo viejo y deteriorado. Además, los cortes de lata no podían faltar, ya sea porque “se acabó” la cinta en el proyector o porque hay escenas “fuertes” que deben censurarse. El publico se sorprende también al “quemarse” la pantalla, como sucedía frecuentemente con los proyectores de 18 mm al quedarse fijo el celuloide ante el foco.

En el inicio de estas cintas, se produjeron varios tráilers falsos, más descarados y enloquecidos aunque las propias películas. Uno de estos, Machete, -un rudo “superhéroe” mexicano que defiende a los migrantes en la frontera de EU- fue posteriormente filmada por Rodríguez, y ha sido tanto su éxito que acaba de estrenarse la segunda parte, con miras a una trilogía que terminará en el espacio exterior con Machete Kills! Y Machete Kills again… in space!.

Al preguntarle a Rodríguez por qué le gusta hacer cine grindhouse, contestó que “(normalmente), tienes que trabajar dentro de un sistema (…) Un cineasta puede tener una historia que realmente quiere contar, pero trabaja para una empresa que le dice: ‘Solo tienes que poner traseros en los asientos’. Tú quieres tener sexo, violencia, desnudez. Si accedes, puedes contar tu historia dentro de eso, pero la película debe atraer a la audiencia. Por eso me gusta esa división. Me gusta poner la historia en esta situación loca, divertida, obscena y ver si realmente puedes contar la historia”.

“La gente ama ese estilo; me dice que esas son sus películas favoritas de las que yo he hecho. Cuando estás en el set haciendo el filme, inevitablemente dices: ‘No quiero hacer nada más que este tipo de películas‘”, añadió el director.

En cuanto a Tarantino, creo que no hace falta resaltar la notable influencia que este tipo de cine ha ejercido en sus películas; desde la escena de entrada de su primera película, Jackie Brown, puede observarse la referencia a aquellas criaturas hermosas  que se desnudaban mientras disparaban  armas de poderoso calibre entre  una lluvia de balas y violencia sin sentido.

Pero en el título de este artículo nos planteábamos: ¿por qué nos encantan las películas sangrientas? ¿Qué aman los fanáticos alrededor del mundo sobre las películas perversas de bajo presupuesto que pueden ser vistas fácilmente como desechables y, aparentemente, de mala calidad?

Y bueno, aquí propondremos una respuesta pero cada quién tendrá sus razones. Quizá es sólo el pretexto para darle rienda suelta a la locura. Pero hay dos posturas en cuanto a la actitud que puede tomar un espectador al ver cualquier obra de ficción: una es tomárselo desde la visión de Aristóteles, en la que uno comprende lo que está pasando, puede sentir empatía y compasión por quien lo está viviendo, pero sabe que no le puede pasar a él, más que en circunstancias muy remotas.

La otra es como lo veía Beltrot Brecht, quien afirmaba que cuando nos emocionamos al asistir a una representación, lo hacemos porque lo acontecido al personaje de nuestra atención nos ha pasado, o es muy probable que pueda pasarnos.

Bajo esta lógica, el cine gore, el grindhouse de terror puro, nos fascina precisamente porque plantea circunstancias tan fantásticas, inverosímiles, improbables y hasta risibles que, por muy gráficas que sean las escenas, por muy grotescas y vívidas que sean las muertes, “sabemos” que sólo en ese mundo pueden ocurrir –aún cuando el mundo a veces nos demuestre lo contrario-. Mientras tanto, -y mientras podamos- sigamos disfrutando la violencia “de lejitos”.

El director Peter Jackson nos enseña a disfrutar el gore "sirviéndose" un cerebro humano durante el rodaje de "Bad taste".
El director Peter Jackson nos enseña a disfrutar el gore “sirviéndose” un cerebro humano durante el rodaje de “Bad taste”.
0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
1 Comentario
Más viejo
Nuevo Más Votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
1
0
Danos tu opinión.x