Una oportunidad para adentrarse en la arquitectura
Con motivo de los 90 años de la llegada de la arquitectura funcionalista en México, el Museo-Estudio Diego Rivera preparó una serie de celebraciones en torno a la que considerada como la primera casa construida bajo la tendencia arquitectónica.
En la primera mitad del siglo XX, varios personajes marcaron una forma de hacer arquitectura que continúa hasta nuestros días; dos de los más importantes fueron Le Corbusier y Walter Gropius, impulsores de la también llamada arquitectura moderna.
El primero encabezó una tendencia conocida bajo el nombre de funcionalismo que se sustentó bajo la célebre frase de otro arquitecto, Louis Sullivan: “La forma sigue a la función”. Le Corbusier incorporó cinco elementos esenciales en la manera de construir: el uso del pilar o columna (con lo que se determinaron las cargas que podían llegar a soportar, permitiendo la eliminación de gruesos muros), la fachada y planta libres (gracias a la ausencia de muros de carga, facilitaron la distribución autónoma del espacio), la ventana longitudinal u horizontal (lo que derivó en espacios interiores más iluminados y, por tanto, con la sensación de mayor amplitud) y la azotea-jardín (para aprovechar todos los espacios disponibles en una edificación; hoy llamado roof-garden).
Por su parte, Gropius fundó una de las escuelas que no sólo influyeron a la arquitectura sino al diseño gráfico e industrial: la Bauhaus. En cuanto a las aportaciones a la forma de construir, el arquitecto incorporó nuevos materiales y sobre todo la idea del muro-cortina, es decir, cristal de piso a techo, permitiendo –a mayor escala que la ventana longitudinal–, mayor luminosidad y sensación de libertad en cualquier espacio arquitectónico.
Le Corbusier y Gropius tuvieron en el arquitecto mexicano Juan O’Gorman, un difusor de sus ideas. Por tal motivo, el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo organizaron la exposición 90 años del funcionalismo en México. ¿Cómo lo hicieron? A través de una detallada maqueta, que formará parte de la colección permanente del museo y que realizaron en colaboración con la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Además, la complementaron con una exposición de fotografías de Michel Zabé sobre la casa misma.
Sin embargo, los objetos artísticos conforman esta exposición son muy particulares pues son la casa misma y sus detalles. Situación muy peculiar si no estamos familiarizados con las características arquitectónicas del funcionalismo. La sugerencia es recorrerla teniendo en cuenta los principios básicos antes descritos.
Hay que comenzar con la pequeña casa que se localiza en la parte posterior de las pertenecientes a Rivera y Kahlo (imagen 1). También obra de O’Gorman y terminada en 1929, apenas pocos años después de que Le Corbusier publicara sus preceptos arquitectónicos, se constituyó como un hito en la arquitectura mexicana. Su eje corre hacia el sur y al oriente, pues como él señalaba, durante el verano en la Ciudad de México no entraba el sol de lleno, pero en las frías mañanas citadinas, el astro rey haría su labor en los distintos espacios. Y así fue. La estancia presenta un muro cortina, plegable que, sin duda, hace más confortables los calurosos días, pero también nos brinda una iluminación muy particular. La escalera helicoidal y sus ventanas longitudinales son de llamar la atención, así como los acabados e instalaciones aparentes, es decir, a la vista, sin recubrimientos. Propios del funcionalismo.
Las dos casas vecinas, las conocidas como los Estudios de Diego y Frida, fueron encargados a O’Gorman por el muralista mexicano después de conocer la casa de 1929. En distintas épocas vivió la pareja en este lugar. Frida antes de la muerte de su padre; Diego, después de la partida de Frida. En este lugar produjeron una numerosa obra de caballete.
El espacio del taller del primero (imagen 2) destaca por su muro cortina que, combinado con la cubierta de dientes de sierra, brindan la luz necesaria para el acto de pintar. Varias partes se conservan hoy como en vida lo tuvieron los célebres pintores mexicanos. Eso también es parte del disfrute del recorrido. Su escalera helicoidal exterior (que tanto gustaba a Le Corbusier) nos conduce a las plantas superiores y nos envuelve en la sensación de sorprendernos al descubrir los distintos espacios arquitectónicos de la planta superior.
La azotea-jardín presenta un largo pasillo que comunica las dos casas y que nos permite conocer el otro lado de la construcción (imagen 3). La vista desde esa parte, tanto de los tinacos, los desagües y demás instalaciones nos brindan la posibilidad de entender, con mayor claridad, que la función es lo más importante en el diseño arquitectónico para los funcionalistas.
No dejemos de apreciar los pilares sobre los que destacan ambas construcciones. El cálculo estructural necesario que se realizó para sostener los pisos superiores permite el tránsito por estos lugares que, en el caso del Estudio de Diego, se han convertido en el espacio para desarrollar actividades y realizar la presentación de las exposiciones. La sensación que brinda el concreto aparente, así como el ladrillo empleado, han permitido que la edificación conserve una vida decorosa; no se ve antigua si bien no está a la vanguardia de la arquitectura contemporánea. Digamos que es una casa, de 90 años, que se sigue conservando plena. La exposición de Zabé presenta una serie de fotografías de su autoría sobre la casa misma, realizadas durante mediados del siglo XX. Podemos observar cómo el tiempo ha mantenido ese decoro del que hablamos. Cabe señalar que la exposición del artista de la lente termina el 1º de septiembre, sin embargo, la casa permanecerá con las puertas abiertas para recibir a los visitantes.
El Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (imagen 4) también brinda visitas guiadas, mediante cita telefónica o por correo electrónico, con duración de 45 minutos. Se recomienda ampliamente y es gratuita. El horario es de martes a domingo, de 10 a 17:30 horas. La entrada general tiene un costo de 35 pesos, pero estudiantes, profesores e INAPAM con credencial nacional, entran gratis. Los domingos es entrada libre. Se requiere permiso para toma de fotografías (se tramita en el mismo museo, por 30 pesos, para cámaras no profesionales). La institución también cuenta con un programa de estudiantes de arquitectura para realizar servicio social.
La página web del museo presenta información general y la opción del recorrido virtual para aquellos cuyas condiciones laborales no les permiten darse una escapada entre semana al museo. Siempre visitar el museo en domingo conlleva más personas, pero no deja de envolvernos en el placer de la experiencia estética.
[box type=”note” align=”aligncenter” ]El conjunto de tres casas se localiza en Avenida Altavista, esquina Diego Rivera, en la Colonia San Ángel Inn, Alcaldía de Álvaro Obregón, Ciudad de México. Los teléfonos de contacto son 86475470, ext. 5355 o 5364 o al correo medr.atencionalvisitante@inba.gob.mx o medr.pegagogia@inba.gob.mx. Visite su página web: https://estudiodiegorivera.inba.gob.mx[/box]