El 22 de junio de 1978, hace cuarenta años, se nos adelantó en el paseíllo de la vida el gran cronista de toros radiofónico Francisco Rubiales Calvo, mejor conocido como Paco Malgesto, seudónimo con el que transitó en su exitosa carrera por la radio y televisión mexicanas.
Paco obtuvo su primer trabajo en los medios de comunicación a través de la publicación Multitudes, en la que por primera vez utilizó el apellido Malgesto, el cual, aparentemente, captó de un gitano aficionado a los toros.
Mi papá, José Luis Carazo Vega, después de ser novillero, compartió muchas transmisiones en el burladero de la XEW en las plazas de toros, con Paco y con Carlos Albert, otro inmortal de la locución mexicana. Antes de convertirse en cronista mi padre fue asesor taurino (principalmente con Albert) en las transmisiones de radio.
Paco empezó su carrera en los cuarenta y era, junto con Pepe Alameda, de los que partían el queso de las transmisiones taurinas en la televisión. De niño tuve la oportunidad de conocer a una persona muy afable, pues salíamos desde el estacionamiento del callejón en el carro de Carlos Albert al terminar los festejos taurinos en La México; muchas veces Don Carlos nos invitaba a su heladería que tenía en Polanco y eran domingos muy especiales al lado de mi papá y mi hermano José Luis, que disfrutábamos después de los toros, con un helado de chocolate y vainilla gigante.
Pepe, académico, Paco, popular, sabían hacer de la crónica taurina hablada un género único.
En la televisión Paco fue un as en los programas de variedades musicales de la época, como en el estudio de Pedro Vargas; es considerado el precursor en la televisión de las entrevistas a figuras de la farándula mediante su programa llamado Visitando a las estrellas, durante el cual acudía al hogar de estos artistas con cámara y equipo técnico de apoyo. Muchas de esas ellas aún son recordadas.

Fue autor de una biografía de Armillita y se sabe que antes del debut de Manolete en México, el 9 de diciembre de 1945, tomó un vuelo que lo depositó en Cuba, y de ahí otro a la capital mexicana. En La Habana lo esperaban Paco Malgesto y José Octavio Cano; el primero realizó un control remoto durante el vuelo del diestro a México para la estación Radio Mil. Minutos antes de despegar, el crítico de ESTO, José Octavio Cano, realizó una entrevista a la principal figura de la torería española que apareció en primera plana.
En México se presentó con una gran expectación por parte de la afición, que hizo cola en las taquillas desde la noche anterior a la venta de los boletos. Eduardo Solórzano y Silverio Pérez le dieron la bienvenida en el ruedo del Toreo de La Condesa.
El toro de la ceremonia de confirmación de alternativa se llamaba Gitano, proveniente de la ganadería zacatecana de Torrecillas, propiedad de Don Julián Llaguno. Manolete triunfó rotundamente. Su segundo enemigo fue Cachorro, que hirió al español cuando este lanceaba. A pesar de que el animal se le vencía por el lado izquierdo, Manolete demostró su aguante, lo que le costó llevarse una cornada.
A los pocos días, Paco Malgesto le pregunta por qué se quedó quieto, si Cachorro se le vencía, el torero contestó: “porque si no, no sería Manolete”.
Sería necesario un libro para relatar su trayectoria. Para muestra, la anécdota de cuando a la cárcel del Carmen (calle en dónde se ubica El Taquito) fue trasladado Lorenzo Garza. El 19 de enero de 1947 se lidió un encierro de San Mateo que, por el poco trapío, fue protestado ruidosamente por el público que llenaba hasta el reloj la Plaza de Toros México. Cuando un aficionado de las barreras de sombra le lanzó un cojín al rostro al llamado “Ave de las tempestades”, éste tomó un estoque para tratar de vengar la afrenta, subiendo al tendido para herir al agresor. El aficionado que golpeó con el cojín a Garza era el papá del que fue por muchos años directivo del fútbol con el Puebla, Emilio Maurer, y, afortunadamente, Lorenzo fue detenido antes de atravesarlo.
Parte del público, muy encrespado, destruyó todo cuanto tuvo a su alcance, el reloj, los anuncios, los respaldos de los asientos, arrojándolos al ruedo. Garza fue llevado a la cárcel del Carmen y también fue multado con diez mil pesos. Durante el festejo, Manuel Rodríguez (Manolete) le cortó la oreja y el rabo al toro Boticario y Arturo Álvarez “El Vizcaíno” toreó por última vez en la Plaza México.
Hacia la zona de El Carmen se trasladó una gran cantidad de personas, incluido Paco Malgesto, quien, faltaba más, realizó un control remoto desde la cárcel. De El Taquito salieron las viandas para Garza y muchos aguardaron en sus salones hasta las 11 de la noche del día siguiente, 20 de enero de 1947, a que saliera de la cárcel el regiomontano.
Me despido recordando su expresión inmortal, el pleonasmo “hondo y profundo”. Que en la Gloria reciba nuestro recuerdo y la importante noticia del triunfo de Joselito Adame y Sergio Flores en Las Rozas, cercanía de Madrid, el primero, faena de indulto, el segundo; dos peludas para irse ambos en hombros, el sábado 23 de junio.
Recordar es vivir, no me cabe duda.
Como siempre mi buen amigo muy interesante este artículo y recordar al gran Paco Malgesto. Saludos