Justin Timberlake estuvo presente en el Super Bowl LII, pero la espectacularidad característica del show de medio tiempo brilló por su ausencia.
Justin Timberlake fue el encargado de dar el show de medio tiempo del Super Bowl LII, si bien la decisión de los organizadores para elegir a la exestrella de N’SYNC causó polarización, muchos esperaban que por ser uno de los eventos televisivos más grandes del año, el cantante se luciera.
En un inicio se cuestionó la aparición de Timberlake, en primera instancia por la prohibición que había de parte de los organizadores a cualquier aparición del cantante al incidente durante la presentación de Janet Jackson en el mismo escenario. Mientras Jackson sigue sin reaparecer, Timberlake fue invitado para hacer su tercera presentación.
Otros más consideraron que, si bien es una estrella de renombre, no daría “la talla” como muchas leyendas que ya habían dejado marcado el escenario del Super Bowl.
Timberlake decidió darle un toque más cercano a su presentación, más en contacto con la gente. Inició con un pequeño escenario en unas gradas que parecían subterráneas con “Filthy” su más reciente sencillo de fondo, para luego salir por uno de los túneles en el estadio. Bailarines y fans lo rodeaban, pero su música no podía escucharse con claridad, terribles fallas de audio y un evidente “playback” empezaron a ensuciar la presentación.
Parte del encanto del show de medio tiempo son las sorpresas que éste pueda presentar, ya sea en efectos especiales, montajes o invitados especiales. Ninguno de estos ingredientes estuvo presente.
En días anteriores al evento se especuló sobre la aparición de un holograma de Prince, como homenaje al desaparecido artista en su tierra natal, Minnesota. Tanto los fans como la misma familia de Prince se pronunciaron en contra de este recurso, ya que en vida el mismo Prince había expresado su rechazo a esta tecnología.
Y efectivamente, no hubo holograma, pero sí una imagen que acompañó al éxito “I would die 4 u”, el cual se pudo catalogar como el momento que salvó la noche, ya que no solo llenó de nostalgia a los presentes, sino también se pudo escuchar un poco más la voz de Justin acompañado de una hermosa estampa del estadio en morado con el símbolo del fallecido artista.
Para terminar la presentación, Timberlake presentó el efecto más llamativo de la noche, unos enormes espejos que alumbraron al público mientras el cantante cerraba la noche.
Las fallas de audio, la poca voz que presentó Timberlake, un mediocre homenaje a Prince y la poca evolución tanto de sus coreografías, vestuarios y escenarios permitieron que lo más destacado de la noche fueran los memes del chico que estuvo a su lado para tomarse una selfie.
Lo que realmente debe brillar, brilló. El juego entre las Águilas de Filadelfia y los Patriotas de Nueva Inglaterra tuvo de todo, pero sobre todo emoción y vueltas de tuerca, algo que definitivamente el show de Justin Timberlake careció de inicio a fin.