Ilusiones continuas

Lectura: 3 minutos

¿Reconstruir o construir? Las naciones como los individuos, cada cierto tiempo, entran en profundas crisis que remecen cimientos institucionales y psíquicos. Y luego, pasado el remolino que ha sacado a la luz todo lo que, cuidadosamente, fuimos postergando enfrentar hasta que se nos desbordó por todos los costados, aparece la pregunta: y ahora, ¿cómo seguimos?

Por lo general, racionalmente se tienen respuestas, pero emocionalmente sólo confusión. En esos momentos nadie quiere problemas sino soluciones, y, desde luego, que éstas sean rápidas y sencillas. Dado que no queremos que pase lo que está pasando, y no hay nada que pueda evitar que nuestras alcantarillas sociales y personales se hayan colapsado, dejando que todo lo que por ellas estaba contenido corra frente a nuestros ojos, no nos queda más que un recurso: la esperanza personal y la utopía colectiva. 

regreso a la nueva realidad
Ilustración: Mix Interiors

Entonces, ahora, ya estamos en el siglo XXI y es el año 2020. El huracán Covid-19 se pasea por todo el planeta, abriendo grietas políticas y económicas, dejando a sociedades y personas a la intemperie; desenmascarando precariedades y evidenciando todas las falencias de lo que habíamos edificado con desprolijo esmero, postergando hacernos cargo de todas las grietas que sabíamos iban quedando por el camino, porque ¿para qué hacernos cargo hoy de lo que siempre se podrá resolver o, idealmente, olvidar mañana?

Aspirar a un mejor devenir es una posición psíquica tan inherente al ser humano, como el miedo a la desestructuración. La búsqueda del camino fácil no es un error en sí mismo. Si todos somos, como en Continuidad de los parques, lectores y protagonistas de cada una de nuestras tragedias, por qué no apostar a estar arrellanados en el sillón de felpa verde, antes que en alerta permanente a cada una de las consecuencias de nuestras acciones.

Las esperanzas como las utopías, nos son necesarias; sin ellas difícilmente podríamos tolerar la cotidianidad. Pero la falta de juicio de realidad es otra cosa. Las ilusiones, con sus alucinaciones y distorsiones derivadas, se encuentran en un plano muy diferente al de los lúcidos sueños individuales y colectivos. Con plena consciencia de desamparo, contemplando el abismo incluso, no tenemos por qué dejar de tener esperanzas. Cosa distinta es la delusión, la distorsión funcional a la fuga de aquello que nos duele o incomoda.

nueva realidad
Ilustración: Tracy J. Lee.

Entonces, ¿reconstruir o construir?, qué camino tomaremos para enfrentar no la “nueva normalidad”, sino la nueva realidad que se planta frente a nosotros. Sabiendo que nos esperan jornadas magníficas, llenas de desafíos y oportunidades, como así también plenas de incertidumbre, caos y dolor, la decisión no nos será fácil. La comodidad y el pragmatismo simple serán una opción siempre tentadora; la motivación cortoplacista, la tregua social y la postergación del problema son una práctica que conocemos de memoria. Por otra parte, la negociación compleja, el compromiso, la planificación, los grandes pactos sociales y la responsabilidad individual nos son prácticas comunitarias y posiciones psíquicas individuales particularmente ajenas desde hace ya demasiado tiempo.

Cambio y oportunidad. A lo primero estamos condenados, ya veremos si tenemos el coraje para tomar la segunda. Mientras tanto, en estos tiempos, más que nunca, hay que estar despiertos cuando se sueña.


También te puede interesar: Frívolos y tercos.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x