Todos somos responsables de los feminicidios

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Apuntar y diagnosticar culpables desde la pasividad e inconsciencia nos muestra claramente que todos formamos parte de los feminicidios.

El homicidio en razón del género se denomina “gendercide” en inglés. Fue acuñado por la feminista estadounidense Mary Anne Warren en su libro de 1985 El homicidio en razón del género: las implicaciones de la selección por sexo. Este término se considera neutral sexualmente hablando, en el que las víctimas pueden ser hombres o mujeres. Hay una necesidad de una denominación neutral dado que el asesinato por discriminación sexual es tan malo cuando las víctimas son varones (androcidio) como cuando son mujeres (feminicidio).

Hoy en día el feminicidio ocurre en su mayoría por un “aprovechamiento” de la fuerza física del hombre sobre la mujer. Esto genera un abuso y, por ende, estamos viviendo un sentimiento de enojo que se vuelve generalizado en un ambiente contemporáneo, en donde por décadas se ha luchado por la igualdad de género. 

feminicio y abuso
Ilustración: Isabel Gómez Guizar.

Desde este contexto podemos observar que cada vez que un hombre se aprovecha, por el simple hecho de creer que es más fuerte que la mujer, está abriendo las posibilidades de un feminicidio. Esto no sugiere que en todos los casos lo vaya a perpetuar hasta llegar a terminar con una vida, lo que sí sucede es que se genera un inconsciente colectivo de miedo y debilidad por parte de las mujeres que lo reciben y con esto se abren las posibilidades a nivel colectivo. Como sabemos, nuestros miedos y emociones polarizadas atraen las posibilidades más cercanas a que sucedan.

Desde un piropo mal intencionado, una mirada con intención sexual, o simplemente compartir una foto de una mujer desnuda que genere deseo, abre las posibilidades para fortalecer la creencia de que los hombres podemos tomar a las mujeres como objetos, fortaleciendo inconscientemente las posibilidades de un feminicidio. Claro que, si la fotografía fue generada por la mujer con la intención de que la deseen, ella estaría formando parte de todo el proceso. El hecho es que no nos damos cuenta de lo que construimos día a día hasta que nos topamos con una situación como la que hoy se presenta en México.

La jurista y activista por los derechos humanos Mónica Bayá, opinó que el feminicidio es el asesinato de mujeres por parte de hombres “por el hecho de ser mujeres” y está sustentado en el odio, desprecio, placer o en el sentido de propiedad sobre las mujeres. Este efecto paradigmático masculino, en la mayoría de los casos, viene del estado histórico de compararnos y creer que somos más fuertes físicamente.

El reto es cómo poder atender el feminicidio desde un punto centrado y no polarizado por los roles masculinos y femeninos. No es un tema que puedan sacar solas adelante. Los hombres debemos ser parte constructiva de una nueva relación entre el hombre y la mujer. Ya hay esfuerzos integrales que llevan décadas avanzando, sin embargo, hoy estamos en el mejor momento para impulsar un proyecto de consciencia colectiva que comience a liberar las creencias y comportamientos que participan como contexto de un acto como el feminicidio.

Cruz del feminicidio
Ilustración: Darío Castillejos.

Todos los eventos que se hagan para llamar la atención siempre sumarán presión social para la búsqueda de soluciones. No obstante, se debe incluir un proceso de consciencia que permita que no se queden “sólo como experiencia de las marchas” o, por ejemplo, en la gran propuesta de un día sin mujeres para el próximo 9 de marzo. Es necesario una continuidad de mensajes, actos, eventos y participación de más personas para poder lograr el cambio de consciencia. Al final todos somos actores de este escenario actual que nos muestra cómo es que hemos actuado en el pasado y del resultado que hoy reprobamos.

Tenemos la oportunidad de hacer un esfuerzo de consciencia integral. Es momento de incidir en los paradigmas de los hombres y de las mujeres. El hombre rompiendo los suyos para sumarse al respeto y acompañamiento a la mujer, y la mujer en creer que realmente puede y tiene las capacidades para liderar y atender los grandes problemas que hoy enfrentamos en el planeta. Ninguno por arriba del otro, ninguno en contra del otro.

No será corto el camino, pero sí será necesario pasar del enojo social al coraje con voluntad para hacer que suceda. Asumamos el enojo naturalmente, aceptando que no nos gusta lo que estamos viviendo, y hagámonos todos responsables en autoreferencia de lo que está pasando. Sólo así y desde ahí, encontraremos un camino que permita construir una nueva relación del hombre y la mujer para un mejor futuro juntos. La posibilidad de hacer un cambio evolutivo con un salto cuántico del ser humano será por el camino de la consciencia. 

Yo quiero muchos días de hombres y mujeres juntos, ¿y tú?


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