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El problema del agua en la política municipal de Zacatecas

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En días  pasados y como representante del Consejo Consultivo, del organismo Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado de Zacatecas, que lo integran los municipios de Zacatecas, Guadalupe, Morelos y Vetagrande –la zona conurbada más importante en el estado tanto por población, extensión y el centro de la actividad política en el estado–, acudí a una sesión extraordinaria maratónica (7 horas), con la supuesta finalidad de analizar un posible ajuste a la baja en las tarifas de agua, aprobadas el 22 de noviembre del 2019 a la alza, para terminar donde empezamos.

Me fue muy lamentable encontrar en ese Consejo Directivo, posturas de alcaldes jóvenes –de Zacatecas: Ulises Mejía Haro; y de Guadalupe: Julio César Chávez Padilla– con aparente proyección política, de tan bajo nivel y populista, que más que intentar resolver un problema y presentar una propuesta seria, se dedicaron a temas de exhibicionismo político, excentricidades, ocurrencias, simplezas y desconocimiento de la problemática.

politicos del agua
Izquierda: Ulises Mejía Haro, Presidente Municipal del H. Ayuntamiento de Zacatecas; derecha: Julio César Chávez Padilla, Presidente Municipal de Guadalupe, Zacatecas.

La obligación de brindar el servicio de agua potable es de los municipios, como se establece en el Artículo 115 Constitucional, Fracción III, y en lugar de enfrentar el problema con miras de largo plazo, se enfocaron en ver al pasado, que hasta parece condición obligatoria de gobiernos emanados de Morena: enfrascarse en discusiones tan banales y simplistas, como quién debe hablar primero; quién es más hábil manejador del tema mediático y quiénes “verdaderamente ayudan a la ciudadanía” –entrecomillo esta frase porque los “talentosos” alcaldes suponen que ayudar es regalar–.

Si entráramos a un análisis profundo de la problemática y cómo se está atendiendo, nos daríamos cuenta de que los “talentosos” alcaldes no vislumbran que con regalar, no cobrar o revertir los grandes aumentos, lo único que están haciendo es perjudicar a la ciudadanía, porque serían más los afectados de la falta del vital líquido que incluso los afectados por el aumento. A las personas no se les juzga por los problemas que tienen, sino por cómo los enfrentan, y los alcaldes rehúyen siquiera conocerlos a fondo.

En el 2018 la población votó por un cambio; acompañada de juventud, ímpetu y un partido que ofrecía combatir la corrupción y proponía una regeneración, ha sido un fiasco con estos dos alcaldes; lo único que nos ofrecen es continuidad, falta de propuestas y afectar a la mayor cantidad de personas con sus decisiones.

El director Benjamín de León Mojarro es íntegro y técnicamente sólido; lo vemos desde su historia personal, hasta su actuar en el organismo. Lo más irresponsable sería no afrontar la situación y “patear el bote”, pero dijera mi compadre: “se fajó los pantalones y propuso medias determinantes”. Ojalá los “talentosos” alcaldes se apegaran a su ejemplo y respaldaran sus posturas.

recorte de agua
Imagen: CESPT.

Veremos si son capaces de tomar decisiones y dejar de tratar ganar adeptos para posiciones futuras, con engaños y decisiones con los ojos en la nuca; dijera mi compadre, “pa’ atrás, ni pa’ coger vuelo”. No tomar decisiones es una decisión en sí misma, pero pervertir la toma de decisiones, tratando de denostar y señalar una decisión responsable, es justamente lo que ofrecieron no hacer.

Tener agua en nuestros domicilios tiene un costo que alguien debe pagar; si hacemos eficiente al organismo operador, que los alcaldes dejen de estar pensando en supuestos futuros y decidan el presente velando por los intereses de la mayoría, sería un avance que la ciudadanía reconocerá y no como ahora, que sólo montaron un show mediático sin propuestas viables.

Y así dijera mi compadre: “para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo”. Esperemos el desenlace de esta sesión, en la que se determinó un receso de 16 días, para que las propuestas presentadas por nuestros “flamantes” alcaldes, tenga sustento y viabilidad. ¿Para qué entonces cínicamente nos citan a una reunión de urgencia, si no tenían nada preparado?

Tanta ciudadanía cuanto sea posible, tanto gobierno cuanto sea necesario.


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Comienzo desde el estado de Zacatecas

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Comenzar el año con nuevos retos siempre es importante, pero escribir en El Semanario, es desde luego un desafío intelectual, de disciplina, pero sobre todo, un ejercicio que pone a prueba las habilidades (o la falta de ellas) de comunicación; lograr describir el acontecer de Zacatecas con una visión objetiva, no es tarea sencilla. Sin duda, es un ejercicio que implicará gran esfuerzo, porque se busca comentar los sucesos tanto locales con visión nacional, como los nacionales con visión local y sus diversos efectos; intentar trasmitir la visión de lo que en la Ciudad de México denominan provincia o interior del país, implicará hacer de esta labor una sólida comunicación ciudadana y de ahí nuestro título: “Y así dijera mi compadre…” , tratando de guardar el sabor coloquial y provinciano que existe en Zacatecas y de cómo nos afectan los sucesos cotidianos a partir de las decisiones que se toman desde allá, la capital, o como dijera mi compadre, “la capirucha”.

La intención, entonces, será guardar un lenguaje parroquiano (así dijera mi compadre), con el propósito de encontrar los vínculos en la diversidad cultural de nuestro país, enfocándonos en los temas que se consideran de actualidad, o de relevancia para los ciudadanos zacatecanos, desde los programas sociales y sus implementaciones, hasta eventos locales que podrían tener interés nacional.

La participación en la búsqueda de conectar estas dos visiones de país nos permitirá empaparnos de los aconteceres de Zacatecas porque siempre hemos tenido un efecto en grandes temas nacionales (eso dijera mi compadre y muchos de por acá), ya que cualquier decisión tomada además de repercutir en el Estado, también, en la misma proporción, tiene incidencia en los habitantes de otras ciudades o la Ciudad de México.

vision de estado
Imagen: Panorama Cultural.

Para los ciudadanos que estamos lejos de la capital siempre es importante que los habitantes de la misma y los tomadores de decisiones sepan que, si bien los efectos no son inmediatos, sí tienen gran impacto y no como sucede en “la gran ciudad”, que al estar tan juntos pero tan distantes, no se aprecian ni son comunicados esos efectos en algún sentido, ni de los políticos hacia sus gobernados, ni de los ciudadanos hacia sus políticos, quedando sólo el voto como único canal de comunicación y dejando de lado la construcción de la ciudadanía en lo que debiera ser el paso inicial y sin la posibilidad real de una comunicación efectiva.

Lo anterior es distinto en Zacatecas, aquí existe mucha comunicación en redes, medios o a nivel personal, pero “extrañamente” el efecto es el mismo en los políticos: “no responden a esta comunicación”, lo cual nos obligan a implementar canales permanentes de participación ciudadana y burocráticos que hacen que se difumine la participación ciudadana en la actividad política, obligando a confundir ese trabajo.

capital de Zacatecas
Vista de Zacatecas (Fotografía: food and travel).

Parte de la intención con esta columna será comentar cómo se presentan estos ejercicios y la reacción de ambas partes. Así, en la medida en que entendamos que nos necesitamos mutuamente, es como nuestro país y entorno cambiará eficaz y positivamente, siempre entendiendo que las grandes transformaciones en toda sociedad son impulsadas por la participación ciudadana, nunca así por el interés “particular” de los burócratas.

Agradezco la oportunidad de trasmitir esta visión desde Zacatecas, esperamos enriquecer el debate y, principalmente, que nos ayude a tender lazos de comunicación entre todos los ciudadanos. Tanta ciudadanía cuanto sea posible, tanto gobierno cuanto sea necesario.